@Noudiari / UBE L’Illa-Grau estrenó 2019 con una trabajada victoria en el pabellón Ciutat Esportiva ante un rival de la zona alta de la clasificación de la Superliga Masculina, Ushuaïa Ibiza Voley, al que venció por 3-1 (25-22, 16-25, 25-20 y 25-21).
El equipo castellonense arrancó el encuentro muy concentrado. Con ganas de demostrar porqué está arriba y de convencer a sus rivales de que esta temporada va muy en serio. El plantel que dirige Enric Bescós comenzó dominando, sin marcharse demasiado en el electrónico pero demostrando una gran solidez como equipo.
Fuertes en ataque y acertados en los bloqueos, los locales poco a poco fueron sumando puntos, liderados por Pablo Kukartsev y Carlos dos Santos, y poniendo contra la cuerdas a los ibicencos. Estos protagonizaron una tímida reacción en el tramo final del primer set cuando empataron a 22, pero los graueros mantuvieron su buen hacer para establecer el 1-0 con un parcial de 25-22.
El segundo set comenzó de forma bastante similar aunque con los visitantes más entonados, situación que provocó que fueran ellos los que se hicieran con el dominio y adquirieran rentas de hasta seis puntos de diferencia. El UBE L’Illa-Grau intentó por todos los medios igualar, pero fue imposible y Uhusaïa Ibiza Voley logró empatar el partido (1-1) con un parcial de 16-25.
Les dijo Bescós a sus jugadores que tenían que ir a por el tercer set. Y el equipo reaccionó. Recuperó las buenas sensaciones del primer set y fue asentándose en la cancha, ganando confianza y jugando de tú a tú al tercer clasificado. Así se ganó por méritos propios el 2-1, que subió al marcador tras ganar por 25-20.
El UBE L’Illa-Grau siguió creciendo como equipo en la cancha en el cuarto set. Cuando se cometían errores, los jugadores se recomponían y no se dejaban llevar por los nervios.
Los puntos logrados se celebraban como si fueran los últimos, en grupo y arropados por la afición. Y así fue cómo el cuadro de casa logró anular por completo a Ushuaïa Ibiza Voley, cerrando la victoria con un último parcial de 25-21 que daba una victoria de confianza a los castellonenses de cara a los siguientes compromisos.