@PabloSierradelSol / VOX, el partido que se autodefine como defensor de la tauromaquia, la Semana Santa y la caza, el azote de socialistas, podemitas, feministas o animalistas, el que grita que “Gibraltar es español” y está decidido a levantar muros de hormigón en las fronteras de Ceuta y Melilla, el que acusa al Partido Popular de “derechita cobarde” por tener mano blanda con la inmigración ilegal, el que propone abolir las comunidades autónomas e ilegalizar los partidos independentistas catalanes y vascos, el que fantasea con derogar la Ley de Violencia de Género, penalizar de nuevo el aborto y fomentar el modelo de familia tradicional, el que dirigen Abascal y Ortega Smith, a los que formaciones de ideología fascista como el Frente Nacional francés o el Ku Klux Klan les han felicitado públicamente por los doce diputados que han conseguido en las elecciones andaluzas, salta a la política ibicenca preocupado por temas más locales. Por ejemplo, que se prohíba en la isla el derecho a la diversión.
Apelando al mito de la Ibiza mágica, alegre y libertina se presenta VOX en la isla. Lo hace en Sluiz, un enorme supermercado de antigüedades, artesanía, mobiliario vintage y objetos de decoración que no queda lejos de Santa Gertrudis. No es un mitin al uso y se nota. La puesta en escena es totalmente diferente de la que hemos visto por la tele durante la campaña andaluza, donde los líderes del partido se daban baños de masas en mítines que no terminaban hasta que se cantaba a coro El novio de la muerte. En Fruitera, al fondo del escenario donde se van a pronunciar los parlamentos hay un atracón de cuadros, muñecas y espejos (tantos que la acumulación roza el horror vacui). Los logos e imágenes corporativas del partido no se ven por ninguna parte. Si a algún despistado se le dice que se trata de una reunión de amigos y conocidos que un domingo por la tarde después de comer la paella con la familia han quedado para beberse unas copas se lo cree. Parafraseando a Carmina Ordóñez, podemos concluir que en Ibiza todo es más desahogao. Por tanto, la estética de los asistentes también se adapta al medio. Que en Madrid o Sevilla se viste diferente que en Ibiza es un hecho y eso en VOX se nota. La etiqueta, pues, se relaja. Sus simpatizantes insulares se alejan del look de señoritos de cortijo o señoronas del barrio de Salamanca y abrazan la informalidad de la bohemia mediterránea. Que por algo estamos en Ibiza, the place to be. En el primer acto oficial del partido en la isla se detecta mucho pelo oxigenado pero poca laca y menos gomina, barbas cuidadosamente descuidadas en vez de patillas milimétricamente perfiladas, más camisas hippies asomando bajo fulares hippies asomando bajo chaquetas hippies que camisas de marca asomando bajo jerseys de marca asomando bajo abrigos de marca. Los antebrazos van huérfanos de pulseritas rojigualdas y nadie reparte banderas de España en la puerta.
Aunque en algunos corrillos se habla de forma críptica (“aquí nos hemos juntao los buenos”, escucho decir orgulloso a un hombre de cincuenta y tantos que no deja de ir de grupo en grupo repartiendo optimismo), no se intuye la presencia de nostálgicos del régimen franquista, de aquellos señores y señoras, o chicos o chicas, porque esa nostalgia no entiende de edades, que uno imagina cada 20 de noviembre encamisándose de azul para brindar cara al sol en memoria del Caudillo. Un militante me cuenta, de hecho, que han vetado a un grupo de personas que se identificaban como representantes de Fuerza Nueva (el partido neofranquista con el que simpatizaba, allá por la Transición, la propia Carmina Ordóñez, a la que seguramente veríamos, si siguiera viva, yendo a los mítines de VOX agarrada del brazo de su hijo, el torero Fran Rivera, un incondicional de las tesis de Abascal) que querían afiliarse a la formación. “Por eso nos da la risa cuando nos llaman fachas. ¡No lo somos! Pero nos beneficia que nos insulten así porque la gente no es tonta y saben que somos demócratas que no sentimos vergüenza por reivindicar la bandera de nuestro país y todo lo que representa, algo que solamente ocurre en España”, remata el militante. Otro afiliado de VOX añade que no les hacen falta refuerzos incómodos porque, en apenas tres semanas de actividad política en Ibiza, trescientas personas se han sacado el carné del partido y su página de Facebook ya suma más de mil seguidores: “Las respuestas y los mensajes de ánimo que nos llegan por las redes son brutales”.
Jaime Díaz de Entresotos, ex militante del Partido Popular, siglas con las que llegó a ser concejal en la oposición en Vila, asegura que presentarán listas en todos los municipios y en el Consell. “La única duda que tenemos es si podremos presentar a un candidato al Parlament por Formentera”, dice Entresotos, el líder de facto, como lo definen sus compañeros, de VOX en Ibiza, donde se da por descontado que se confeccionará una lista parlamentaria para “defender los intereses de la isla” en las cortes autonómicas. Los resultados de Andalucía han disparado los ánimos y más de uno asegura que el partido, que en Baleares se ha aliado con Actúa, una plataforma política que, entre otras cosas, lucha contra “la asimilación pancatalanista”, será la sorpresa en las elecciones de mayo y que, como ha pasado en el Parlamento andaluz, sus diputados, consellers y concejales resultarán decisivos para gobernar.
Para cumplir esos propósitos hacen falta votos y VOX se ha decidido a pescarlos, en primer lugar, entre los europeos que viven en Ibiza y pueden votar en las municipales. “Somos el partido de los inmigrantes”, me dicen varios miembros de la formación. “De los que no quieren obligarnos a renunciar a nuestras costumbres. Lo que no puede ser es que aquí entre cualquiera sin visado”, matizan, quizás para no contradecir en exceso a su presidente y su secretario general: Abascal y Ortega Smith llevan semanas defendiendo que se expulse a las 52 mil personas de nacionalidad extranjera que, según sus cálculos, viven en Andalucía sin papeles. Seleccionado el target forastero al que les interesa llegar en Ibiza, no se ha elegido al azar Santa Gertrudis para seducir a estos europeos de clase media-alta. Estamos en el centro geográfico de la isla: una de las áreas con mayor porcentaje de residentes extranjeros de gran poder adquisitivo. Como causa o a consecuencia, también es una de las zonas donde el metro cuadrado de suelo se paga más caro. Y eso que hablamos de una isla donde la mayor parte de los bolsillos asalariados que viven en ella no pueden hipotecarse y, a duras penas, pagan un alquiler. Por lo tanto, en el acto de VOX se apela a la preocupación que les causa el Plan Territorial Insular que ha elaborado el Consell durante esta legislatura, y que limita la construcción lejos de los núcleos urbanos, a los ingleses, italianos o alemanes (casi la mitad de las doscientas personas que se reúnen en el bar de Sluiz son extranjeros) que han acudido a escuchar al nuevo partido. Como su nave nodriza, el satélite insular de VOX liberalizaría todo el suelo que se pudiera declarar como urbanizable. Las personas que lideran el partido en Ibiza ponen el grito en el cielo cuando piensan en los propietarios que no pueden construirse una casa en su finca porque está catalogada como rural. Y los extranjeros les escuchan con atención.
Alguno de esos europeos no habla la lengua de Cervantes. O la habla a duras penas, aunque lleve muchos años viviendo en España. Para hacer más entendible el mensaje, la agente inmobiliaria Marta de la Mata y la productora musical y cantante Eva Martínez despliegan un discurso bilingüe. Ellas son las encargadas de romper el hielo y lo hacen con desparpajo. Se van turnando los papeles: una habla en castellano, la otra traduce al inglés con correctísima pronunciación y léxico. Una traducción simultánea muy profesional, nivel rueda de prensa de Champions League. La fotografía recuerda un poco a la imagen icónica de Tip y Coll. O de Faemino y Cansado. Una tarima, dos micrófonos, mucha interactuación, miradas de complicidad y alguna risa. En las antípodas del estilo agresivo que ha exhibido VOX en Andalucía, De la Mata y Martínez citan a Gandhi (“Cuando una ley es injusta, lo justo es desobedecer”) y a Goethe (“Nadie está más esclavizado que aquellos que falsamente creen ser libres”). En sus palabras hay añoranza de una época en la que, parece ser, se podía cruzar la isla saltando de juerga en juerga si uno conocía a personajes como Carlos Martorell o Antonio Escohotado, cicerones que te podían colar en todos los saraos. Tampoco escatiman guiños a la tolerancia de un paraíso donde no se cuestionaba el nudismo ni se preguntaba sobre la identidad sexual de cada cual. Su relato es una sinopsis del mito de aquella Ibiza que una vez debió existir, al menos para algunos; un discurso flower power, de droite divine o derecha caviar, con muchas pinceladas de anarcoliberalismo, que, sin embargo, se llena de espinas cuando entra en la harina de los problemas concretos. A medida que se nombra, una y otra vez, la palabra libertad, el cuento de hadas se mezcla con ideas que serían adoptadas sin problema por cualquier congresista republicano de línea dura. Y es que el País de Nunca Jamás está en riesgo y hay que defenderlo: “Tenemos que suprimir estructuras que ponen en peligro la prosperidad de Ibiza. Estamos perdiendo la libertad en nombre de la libertad. El futuro no es un lugar al que se va. El futuro se crea. Todo son prohibiciones en Ibiza. No podemos hacer lo que queramos en nuestra propiedad privada. No podemos elegir la lengua en la que educar a nuestros hijos. Hablar catalán es más importante que salvar vidas. ¡Han prohibido la música en vivo! Nosotros no somos políticos, somos personas. Emprendedoras, trabajadoras, ciudadanas que se arriesgan. Por eso estamos poniendo dinero de nuestro bolsillo para financiar este partido que nace con la idea de frenar esta locura. Os animamos a que os unáis a este proyecto y hagáis lo mismo”.
Ni Marta de la Mata ni Eva Martínez habían estado afiliadas anteriormente a un partido político. Me explican, cuando acaban todas las intervenciones, que la política, de hecho, no les preocupaba lo más mínimo tiempo atrás. Pero los últimos años han disparado su indignación hacia los partidos “que ponen en riesgo la economía de Ibiza y nuestro modo de vida”. “Yo pienso a diez años vista y me horroriza el futuro que les va a quedar a mis hijos”, dice De la Mata, que tiene tres críos y reivindica su papel de madre soltera. “Yo me dedico a la música y me asusta ese afán prohibicionista de varios ayuntamientos”, dice su compañera, que lleva doce años en Ibiza y alguno más creando música electrónica bajo el nombre artístico de Mizz Martínez. Cuando les pregunto si se plantean dar un paso más y formar parte de una lista electoral de VOX responden sin dudas que sí, que ha llegado el momento de comprometerse de forma activa.
–¿Qué pensáis de que VOX plantee abolir la Ley de Violencia de Género?
La pregunta se la esperan, pero piensan la respuesta con cuidado. De la Mata apunta a que en España es necesario elaborar leyes que traten a todas las personas por igual, independientemente de su género, y que su partido está tan en contra de la violencia hacia las mujeres –aunque quieran derogar la ley que trata de combatirla– como a favor de los derechos de las personas homosexuales o transexuales –aunque quieran abolir el matrimonio entre gays y lesbianas o impedir que la Seguridad Social costee las operaciones de cambio de sexo–. Martínez dice que el problema es el mensaje de “las organizaciones que se autodefinen como feministas y están totalmente subvencionadas con dinero público”, pero contemporiza añadiendo que no todas vuelcan un “mensaje radical y alejado de la realidad” y que, antes de quitar ninguna subvención, habría que “estudiar caso por caso”. Está claro que la ideología de género preocupa a ambas, aunque seguro que no tanto –pues en VOX, como en todos los partidos, no cuesta mucho encontrar divergencia de opiniones, posiciones e intensidades– como a Toño Ramón, que dice tener familiares que “han acabado esposados en comisaría por denuncias falsas” y que eso a él le quita el sueño. “Por eso me gusta el discurso que tiene VOX con este tema. No se andan con medias tintas ni quieren quedar bien. Soy ibicenco, de padre y madre, pero ante todo soy español y este partido me produce ilusión porque dice claramente que primero nos tenemos que preocupar por los de aquí. Yo no estoy en contra de un niño magrebí, pero no puede recibir más ayudas que mi hijo de tres años. Eso está pasando”, dice este ex votante del Partido Popular y Ciudadanos, dos partidos que le han defraudado “porque hacen lo contrario de lo que dicen”.
Toño Ramón es una de las diez personas que han venido desde Santa Eulària a escuchar discursos como el del constructor José Luis Saliquet, el segundo en tomar la palabra. No la suelta durante veinte minutos porque hila una idea con otra con facilidad. El orador se siente desenvuelto frente al micro y tiene algo que apasiona al votante potencial de VOX: es muy políticamente incorrecto. No toca, eso sí, la inmigración ilegal, la violencia de género o la unidad de España. Aquí se ha venido a hablar, sobre todo, de economía y a Saliquet le obsesiona trazar paralelismos entre el funcionamiento de la Administración pública y la administración de una empresa privada para demostrar que por norma, siempre que se dé crédito a sus razonamientos, el dinero de todos se gestiona peor y de forma más irresponsable que el dinero que invierte un particular en sus propios negocios. Defiende Saliquet que a un funcionario que no resuelva los problemas de un ciudadano se le pueda echar por incompetente y que en España hay dos millones de trabajadores públicos de más. A la velocidad del rayo, emite sentencias con el aplomo de quien posee una receta que sabe mágica e infalible pese a que este país carga con un historial de privatizaciones y externalizaciones de servicios de dudoso –e, incluso, corrupto– resultado en hospitales, contratas de limpieza o medios de comunicación de titularidad pública. Pero Saliquet tiene claros sus mantras y los repite sin cesar, hablando con una llaneza que la mayoría de políticos solamente se atreverían a exhibir en, como diría Aznar, “círculos reducidos no demasiado amplios”. Es decir, la intimidad.
Para un periodista, este constructor “enamorado de Ibiza” es una máquina expendedora de titulares. He aquí algunos ejemplos. Cuesta elegir uno para titular la crónica:
–La libertad es que cada uno haga lo que le dé la gana dentro de un orden. Por eso hablo de libertad en vez de libertinaje.
–Si no hablas el catalán no puedes estar en una lista electoral del PP o del PSOE. El catalán no abre puertas. Las abre el español.
–La música está perseguida en Ibiza. No se le pueden poner alambradas a la música en esta isla. Es como si en Alemania prohibieran la industria de automoción o las autovías por donde van a 300 por hora sin ningún problema. En Ibiza los sindicatos consiguieron que no ir a trabajar el lunes posterior a los openings y closings fuera falta leve en vez de grave. Yo he llevado a amigos de fiesta a Space el día antes de que acabaran sus vacaciones y han acabado perdiendo el avión porque se lo estaban pasando tan bien que no querían irse. Hay que apoyar institucionalmente esas fiestas porque vivimos de ellas. Es de sentido común.
–Tanto los socialistas como los populares son culpables de lo que está pasando en una isla a la que va a dejar de venir la gente VIP porque nuestros políticos solamente saben prohibir, prohibir y prohibir. Estoy hasta las cejas de obras, obras y obras, de que levanten todos los años el puerto y Marina Botafoch para que no solucionen nada. Cuando llega el verano, se nos llena de mierda y de ratas.
–Todos los que estamos aquí somos ecologistas y nos encanta el mar, pero decir que la posidonia está amenazada es un chiste demagógico que nos hace llorar. Es verdad que algunos yates cuando fondean hacen daño a la planta al tirar el ancla, pero la solución es sencilla. En el parque natural de ses Salines tendrían que instalarse 4.500 muertos para que los yates pudieran fondear con seguridad en la zona sin hacerle daño a la posidonia. Lo que no se puede hacer es perseguir a los capitalistas que tienen un yate de cuarenta metros porque están dejando de venir a la isla. Si siguen así no vendrán más moros con sus yates. Y nosotros vivimos del turismo.
–Un monte que no se usa, se abandona. Los montes hay que ponerlos a funcionar. ¿Por qué no se puede hacer un señor una mansión de 1.500 metros cuadrados en una parcela de 25 hectáreas si se compromete a cuidar de sus terrenos?
–Los ayuntamientos y el Consell son los mayores tenedores de suelo público. La gente dice que es Matutes, pero no tiene ni idea. Ese suelo está ahí y no se usa. Está lleno de mierda. Si en esos terrenos públicos se construyeran cinco mil viviendas de dos habitaciones y se sacaran en régimen de alquiler a 200 euros mensuales cada una podríamos alojar en esas casas a veinte mil personas y rebajar los precios de los alquileres. En Ibiza cualquier propietario debe tener la libertad de alquilar su propiedad al precio que le dé la gana. Faltaría más. Pero si se ofertara esa vivienda pública el mercado se autorregularía.
Un recetario de diagnósticos que podrían resumirse en una sola frase de interpretación bastante ambigua: “Las irregularidades hay que perseguirlas, pero en esta isla tenemos que bailar todos”.
Cuando Díaz de Entresotos sube al escenario y aprovecha para atemperar el discurso, queda claro que Saliquet nunca ha ostentado un cargo público y él sí. Dice este abogado santanderino que lleva muchos años afincado en la isla: “Pepelu es muy vehemente y eso es bueno. Es bueno que se digan tacos y se sea políticamente incorrecto”, y, después, viene a compartir los puntos de vista que su compañero de partido ha expuesto pero escribiendo con trazo más fino: “La Administración tiene que estar al servicio de las personas y aquí se ponen muchas trabas para obtener una licencia de construcción o pasar la ITV. Además, las instituciones están en contra del monocultivo turístico”. A diferencia de lo que ocurre en los mítines de los partidos tradicionales, donde varios teloneros le preparan la audiencia a la estrella del acto para que se explaye a gusto, Entresotos promete ser breve y lo es.
A los cinco minutos suelta el micro acabando con una oda a la multiculturalidad de Ibiza. «Yo vine a esta isla hace muchos años y mis hijas son ibicencas. Ibiza no se entiende sin los que hemos venido de fuera. Todo esto hubiera sido imposible sin todas las personas que han venido de todas partes del mundo. Como español estoy contentísimo de que estéis aquí”. A punto de bajar, el abogado apuntala su parlamento con un “¡viva España!». El único que se escucha en toda la tarde. Quizás se reserven las proclamas patrióticas para los mítines que organizarán durante los próximos meses ante audiencias procedentes de estratos sociales más humildes. Esos caladeros no se le dan mal a la extrema derecha: ante la depauperación de la clase trabajadora pocos anzuelos son tan apetitosos como el nacionalismo sin complejos que inflama el programa del partido que más titulares y minutos de televisión y radio ha acumulado en las últimas semanas. Mientras la democracia siga entendiéndose, a groso modo, bajo la regla de una persona mayor de edad = un voto, los perdedores de la crisis serán imprescindibles para que las formaciones populistas y xenófobas con las que se hermana VOX sigan en auge en medio mundo.
Articulos como este son los que dan miles de votos
A VOX. Sigan asi.
Cuando menciona El Barrio de Salamanca a buen seguro que lo hace pensando en aquel recién llegado al mismo que dando lecciones a todo el mundo pagaba en negro a su asistente y cuando habla de mansiones seguro que piensa en Galapagar viniéndole a la mente el señor Espinar cuando menciona la especulación urbanística si bien se lo calla porque lis que como referente tienen al sátrapa de Maduro, esos como los menguados y mermados comunistas que los acompañan, esos… esos si que son los demócratas que van a salvar a la gente.
Es una absoluta obviedad que el verbo prohibir lo conjuga la izquierda a la perfección si bien lo hace rodeándose de flores para eso del disimulo
Me espero a la película.
Me encanta ver esas esvásticas de fondo.. les queda de lujo
Estos van muy seguros y crecidos . Y parece que la mejor de la virtudes la desconocen, que es la humildad .
joder se olvidaron la foto de franco y hitler al lado de las esvásticas…que poco gusto joder…que poca vergüenza….
Por cada artículo así, 10.000 votos a VOX. Seguid seguid, que nos lo pasaremos de puta madre, jajajaja.
Por Diooooos!!!!!! con este nivel de ecologismo y las ansias constructoras y de fiesta de estas señoras y señores, apaga y vamonos…pero bueno como estaremos de fiesta 24 hours,con los sentidos aniquilados por psicotrópicos, no problem!. Y dicen que se preocupan por el futuro de sus hijos? o soy muy tonto, o sólo piensan en dinero…y el oxígeno, el agua, la tierra, la biodiversidad, la comida… estará allí por los siglos de los siglos, amén!
Articulo, con mentiras y con tendencias de podemita, os quedan dos telediarios. No creas que por escribir tantas chorradas te vamos a creer a ti, cuando los otros partidos llevan cuatro años engañando a la gente.
A estos de Vox les pasará los mismo que a Podemos , los unos en la derecha , los otros en la izquierdas, los egos marcarán su territorio hasta que no se den cuenta del tortazo que les da el electorado.Es cuestión de tiempo. Todo lo que sube , baja.
Este tal Pablo Sierra del Sol era un «reiniciante» de Sant Antoni, ¿que queríais?