Una cosa son las noticias de casos aislados y otra es la observación de las consecuencias en su conjunto. Nos referimos aquí a los resultados de las políticas de los gobiernos de Armengol (GOIB) y Sánchez imponiendo el catalán en la sanidad balear en los últimos nueve meses.
Como la deserción de personal sanitario ha ocurrido poco a poco, la magnitud de la pérdida puede pasar desapercibida. En los primeros tres meses desde el decreto del catalán se fueron: 1) 1 neurocirujano, 1 médico rehabilitador, 3 médicos de familia, 3 médicos internistas, 2 psiquiatras, 2 otorrinolaringólogos y un médico coordinador del hospital Son Espases en Mallorca; 2) 2 médicos de familia y 2 de urgencias de Son Llatzer; 3) 2 médicos de urgencias de Inca; 4) 1 ginecólogo, 1 anestesista y 1 psiquiatra de Menorca; 5) 2 médicos de urgencias y 1 neuropediatra de Ibiza. A estos números se añaden los del personal sanitario de apoyo (enfermeros, etc), no menos importante.
El proceso de fuga no para. El caso más reciente es el de la única anestesista pediátrica de Menorca. Se van a Andalucía, a Asturias, a Cataluña, donde sea. En ninguna otra Comunidad Autónoma de España, la lengua co-oficial (como es el catalán) es un requisito para ejercer y progresar profesionalmente en el sector sanitario.
Es evidente que el sistema sanitario hace agua y que la procesión va por dentro. Los profesionales en su mayoría callan, muchas veces por miedo; el miedo a disentir propio de la falta de libertad por temor a represalias, tan típico como comprensible. Y de este miedo se valen los que mandan y los que gobiernan para seguir extorsionando con sus políticas y conseguir sus fines partidistas, no sólo lejanos sino opuestos al bien común y al sentir de los ciudadanos.
Los políticos y la jerarquía sanitaria a su servicio coinciden, sin sorpresa, en citar “motivos personales”. Es más fácil escudarse en generalizaciones que tener el valor de atreverse con la verdad. La integridad no es precisamente una virtud que abunde en la clase dirigente, en la que además nadie está dispuesto a jugarse su presente y su futuro.
La verdad de esas razones personales no es otra que la imposición del catalán. Al principio, como requisito para presentarse a oposiciones. Ahora, en forma de título como condición para seguir ejerciendo y optar a mejores oportunidades. Médicos y personal sanitario son reacios a priorizar la lengua en lugar de invertir ese tiempo precioso en seguir formándose en su especialidad; unos se oponen a pasar el filtro de una lengua innecesaria, otros rechazan un requisito que solamente se aplica en Baleares y, otros, simplemente, tiran la toalla cansados de tener que lidiar con el tema de la lengua dentro de un sistema desquiciado. Sin olvidar que los empleados sanitarios también son padres y, con buen juicio, no siempre aceptan que sus hijos reciban una educación cuya única lengua vehicular es el catalán.
Los ciudadanos baleares están pagando muy caro el capricho político de Armengol que, cegada por su ideología y con el consentimiento de Sánchez, insiste en llevar al límite la precariedad de la sanidad. La imposición del catalán ha degradado los servicios sanitarios a un nivel crítico como servicio público que, con esa tendencia, va camino del colapso. La denuncia de esta situación movilizó en 2018 a toda la sociedad civil de Baleares. La plataforma MosMovem se otorga la obligación moral de seguir denunciando éstas y otras tropelías del GOIB, agravadas primero por la complicidad en forma de dejación de los sucesivos gobiernos de la Nación; y ahora con el apoyo explícito, directo y concreto del de Sánchez Castejón a través de sus proyectos para facilitar legalmente una mayor marginación del castellano.
Por Plataforma Mos Moven, En Marcha, Let’s Go
La carrera de medicina es una de las más largas que hay en la universidad. Se supone que los egresados son al menos bilingües. Si no saben leer un libro en inglés es que no están actualizados. Tampoco es necesario que sepan el Tirant lo Blanc de memoria. Muchos de los que cacarean llevan veinte años entre nosotros y no se han molestado en aprender a decir bon dìa. Me imagino en Amsterdam,ir a un médico y que no sea prácticamente trilingüe.
Algú ha avaluat els errors mèdics derivats del desconeixement de la llengua catalana? Perquè jo mateix he assistit personalment a algun, per aquest motiu. Al Friül, el friülès no és ni co-oficial, però els metges tots han de conèixer-lo (ho sé perquè vaig participar en una formació en actituds lingüístiques a l’Hospital d’Udine), per mera pura i dura professionalitat. Quins professionals són aquests que no tenen interès a parlar i escriure la llengua del lloc on treballen?
Lo evaluable y hasta cuantificable es el inmenso daño, incluido hacia aquello que supuestamente se intenta proteger, generan aquellos que como vd. de una forma cansina a más no poder tratan día y noche imponer su discursito monotemático compuesto siempre de mentira sectaria que no por reiterada hasta el aburrimiento absoluto contiene mínima verdad o mínima dosis de sentido común.
Es vd. un plasta
Es una absoluta estupidez amén de un peligro harto evidente ese sectarismo doctrinario que impone, prohíbe y genera caos carencia y miseria. Siempre lo acaban destrozando todo aquellos que se rigen por tres o cuatro tonto sloganes para borregos.
Por suerte vienen elecciones y hay que mandar a pastar a esa genuina panda de cretinos descerebrados inflados con dogma pancatalanista asambleario, así no se puede
yo creo que es por los alquileres más bien y no tanto por el idioma, pero cada uno que haga propaganda con sus intereses