Por Juan Antonio Torres Planells
Una de las diversiones que más hicieron las delicias de grandes y pequeños en nuestra isla fue la llegada de los circos durante la década de 1950 y siguientes. En el siglo XIX hubo algunas exhibiciones circenses, como las de unos funámbulos que actuaron en la plaza de la Constitución el día 19 de febrero de 1899, como ya les comenté en el artículo anterior, o una troupe que llegó en el vapor correo, el 27 de abril de 1899, integrada por varios individuos que llevaban perros, monos, caballos y cabras amaestradas, juntamente con los cómicos Antonet y el Tonto Tonino y ‘el hombre-niño’, un individuo con 18 años cumplidos y que pesaba solo 4 kilos, artistas que actuaron en el Teatro Café de Bossa (deduzco que esta sala-cafetería debía ocupar buena parte del edificio donde existen hoy el Casino des Moll y el Bar Zoo en el puerto de la ciudad.
El cronista del Diario de Ibiza de la época cifró en varios centenares los asistentes a la primera función de esta compañía de artistas circenses, cuya entrada era con precios populares, lo cual hizo que se desbordara la sala y que actuara la autoridad municipal para evitar la venta fraudulenta de entradas para dejar entrar a un mayor número de espectadores al local, cuando ya estaba hasta los topes; la intervención municipal hizo que hubiese malestar entre la gente que no pudo entrar y se quedó en la calle. Esta compañía circense actuó durante dos días en funciones de tarde y noche, marchándose a continuación en el barco hacia Alicante. Pero los circos como nosotros los conocemos no llegaron a Ibiza hasta mediados de la década de 1950.
El Teatro Pereira, concebido como teatro-circo (así consta en la petición de sus promotores de fecha 15 de julio de 1897) y construido en forma casi circular (en 1921 se hicieron obras de ampliación dejando el teatro como lo conocemos ahora), tuvo en cuenta en su programación espectáculos circenses desde su inauguración, en abril de 1899. Por su parte, el Pabellón Serra desde su inauguración en mayo de 1912, posteriormente Teatro Serra desde su remodelación y ampliación en 1928 hasta su conversión únicamente en cine en 1966, también llevó a cabo en su programación diversas actuaciones de artistas circenses. Sin embargo, lo que se llama un circo, con su enorme carpa circular y su pista de actuaciones para espectáculos diversos no se vio en Ibiza hasta el año 1954. En mi anterior artículo puse, equivocadamente, que la primera vez que vino un circo a Ibiza, el Circo Laury, había sido durante el mes de diciembre de 1954. Pues no, la primera vez que vino este circo a Ibiza fue durante el mes de marzo de aquel año.
El Circo Laury, propiedad del domador Kléber y su esposa miss Laury, fue el primer circo que pisó nuestra isla y se instaló en un solar que había al lado de la fábrica de licores Marí Mayans, al principio de la actual avenida de España, solar donde, el verano de 1961, se abrió el Club Patín y, actualmente existe el edificio de Discos Delta. El Diario de Ibiza del día 18 de marzo de 1954 daba a conocer que se estaba instalando en dicho solar “un circo ambulante de grandes proporciones, cuya inauguración todavía no se ha anunciado”. Días después se puso en marcha el circo y, el día 23 de marzo, aparecía en el Diario de Ibiza un anuncio del citado circo en el que ponía de manifiesto que había actuaciones por las tardes y noches y que, “a pesar de los éxitos obtenidos los días que lleva actuando y de la cariñosa acogida del público ibicenco”, estaría pocos días más en Ibiza pues se trasladaría a Palma.
El día 30 de marzo anunciaba el circo que aquel día sería su última actuación en Ibiza con dos funciones. Entre los artistas venidos con el circo actuaría un ilusionista ibicenco, Profesor Daklan’s (este artista ibicenco era José Torres Torres ‘Pepe del Bisbe’, que con el tiempo cambió su nombre por el de Mago Onofroff). Sin embargo, el circo continuó en Ibiza, pues el 17 de abril del mismo año aparece un anuncio en el Diario de Ibiza en el que pone de manifiesto que “por causas ajenas a la voluntad de la Empresa, y debido a los temporales, este Circo se ve obligado a tener que prorrogar sus actuaciones en Ibiza”. Aquel día era el Sábado de Gloria y hubo dos funciones de tarde y noche; el Domingo de Resurrección hubo función de tarde y dos funciones más de tarde y noche. Al día siguiente anunciaban grandes funciones de despedida. Y así debió ser.
El éxito del Circo Laury en Ibiza hizo que, a finales del mes de diciembre del mismo año, volviera a instalarse en nuestra ciudad. El día 23 de diciembre de 1954, llegaban a Ibiza desde Barcelona los artistas del circo. En esta ocasión, el circo se instaló en la explanada del Portal Nou, actual Parque Reina Sofía, y comenzó sus funciones el día de Navidad de aquel año con artistas de la anterior temporada y otros nuevos. Tales eran las perspectivas de negocio que vio la empresa circense en Ibiza que en aquella ocasión trajo fieras para sus actuaciones. En el barco del día 27 de diciembre de 1954, eran descargadas las jaulas con leones, tigres y panteras, animales amaestrados para actuaciones del domador mister Kléber, propietario del circo. El Diario de Ibiza del 28 de diciembre de aquel año daba la noticia de la llegada de las fieras que, por primera vez, pisaban nuestra isla: “han sido trasladados, después de tomar las debidas precauciones, a la explana del Portal Nou, donde permanecerán custodiados. El hecho ha despertado gran expectación y han sido muchas las personas que durante la noche han visitado el pequeño ‘zoo’, ante el asombro de las fieras”.
El Circo Laury estuvo en nuestra ciudad hasta finales de febrero de 1955 y en él actuaron los acróbatas Rossi and Rossi, los payasos Pipo y Tuán, los acróbatas Los Tres Rolandis con la Jaula de la Muerte, el espectáculo Kubala del Circo, los trapecistas Any y Michel con su espectáculo El Péndulo Humano, los enanos Los Olímpicos, los atletas Tina y Humberto, los excéntricos Los Agustinos, el alambrista Frank Sarvi, los enanitos Blasín y Paquita para finalizar, el 18 de febrero de 1955, con artistas de la compañía titular del Gran Circo Imperial. Pero de todos ellos, los que hicieron las delicias del público desde su llegada a Ibiza fueron los payasos Henry y Regalito. Alfonso Egea ‘Regalito’ hizo de empresario de muchas de las contrataciones de espectáculos de este circo, siendo además un reconocido y estimado cómico que quedó unos años viviendo en Ibiza.
El articulista Francisco Vilás, autor de la sección Cartas al Indiano en el Diario de Ibiza, en la década de 1950-60, dedicó su artículo a los perros amaestrados del Circo Laury, alabando su destrezas que hacían las delicias del público. No tengo datos de cuál fue la última actuación del Circo Laury en Ibiza, pero el Diario de Ibiza del día 25 de marzo de 1955 daba una desgraciada noticia, bajo el título ‘Desgraciado accidente en el Circo Laury’: “Se ha confirmado la noticia de la desgraciada muerte de Kléber, propietario del Circo Laury, que estuvo recientemente en Ibiza. El accidente ocurrió en el pueblo valenciano de Oliva, cuando el señor Kléber se hallaba, según parece, manipulando con los cables de la instalación eléctrica, y como consecuencia de una fuerte descarga murió electrocutado (…) Diario de Ibiza ofrece el testimonio de su condolencia a su viuda ‘Miss Laury’ y demás compañeros del Circo”. De aquel circo nos quedó el recuerdo imborrable de ser el primer circo que pudimos ver en nuestra infancia en Ibiza y de una famosa frase con la que los cómicos Henry y Regalito provocaban las risas del público cada vez que era dicha: “Enchufa, Henry”. Eran aquellos tiempos de la parejas de cómicos tradicionales del tonto y el listo, donde el listo siempre era burlado por el tonto, que es lo mismo que decir que el débil gana al fuerte.
El gran éxito que tuvo en Ibiza el Circo Laury hizo que la empresa del Teatro Pereira contratara atracciones del Gran Circo Viena para actuar durante cuatro días del mes de noviembre de 1956 en su sala. Al año siguiente, el mismo teatro llevó a cabo actuaciones de espectáculos del Circo Alemán, actuaciones que duraron del 28 de noviembre al 1 de diciembre de aquel año. Era la primera vez que vi espectáculos de trapecio dentro de nuestro teatro. Pero Alfonso Egea ‘Regalito’ ya se había granjeado amistades en Ibiza durante su estancia, gracias a sus actuaciones como cómico en festivales benéficos organizados por la sociedad Ebusus para ayudar a los pobres en las fiestas de Navidad, bien como ayudante del artista ibicenco Mago Daklan’s en sus actuaciones en las salas de fiestas Mar Blau de la ciudad o La Cala de Santa Eulària des Riu.
El 4 de enero de 1959, llegaba a Ibiza el Berlin Cirkus 58 desde Alicante, al frente del cual venía como representante Alfonso Egea ‘Regalito’, instalándose el circo en la explanada del Portal Nou. El día 5 de enero de 1959, víspera de la fiesta de los Reyes Magos, abría sus lonas el Circo Alemán, dirigiendo la pista el entrañable Regalito junto a Miss Christi. De aquel circo destacaron los payasos Pery y Popey, premio nacional de Circo; los acróbatas 4 Ppekades; los perchistas Suárez y Cuéllar; los acróbatas Los Egipcios; los ciclistas Los Norman; el domador de leones Paul Noel con siete leones amaestrados; el escapista Jolson; la trapecista Miss Elizabet; los excéntricos Duo Markes, y el Profesor Rodríguez con sus perros amaestrados como jugadores de fútbol.
El 16 de enero de 1959, Francisco Vilás comentaba los éxitos del Circo Alemán en su sección ‘Cartas al Indiano’ del Diario de Ibiza, comentando los rumores que decían que los dueños de los leones que traía ese circo cazaban gatos de la ciudad para alimentar a los felinos: una fake news de la época. El 6 de febrero de 1960, el Diario de Ibiza daba la noticia de la próxima llegada a Ibiza de un nuevo circo, el Circo de Francia, representado por el popular Regalito, manifestando que ese circo superaría en mucho los espectáculos traídos en los dos circos anteriores. A primeros de febrero de 1964, se anunciaba la presentación en Ibiza del Circo España, gracias a las gestiones de Alfonso Egea, que figuraba como consejero de la empresa de aquel circo.
Gracias a todos estos circos, los ibicencos pudimos ver espectáculos nunca vistos en nuestra isla: acróbatas, contorsionistas, equilibristas, escapistas, forzudos, magos, malabaristas, monociclistas, payasos, trapecistas y grandes felinos domesticados que hicieron las delicias de niños y mayores, sin olvidarnos que, durante los descansos, no faltaban las famosas rifas para acabar de sacar el escaso dinero de nuestros bolsillos y que un afortunado se llevara una muñeca o cualquier cacharro novedoso a su casa. Así funcionaba la magia del circo.