POR CAROLINA BELTRÁN
«Cala Vedella es una hermosa playa de aguas turquesas en un agradable entorno natural cuyas construcciones que la rodean han sido diseñadas para integrarse en el ambiente sin empobrecerlo”. Esta es la definición que nos ofrece Google cuando tecleamos el nombre de esta cala en su buscador. Una definición que en absoluto se corresponde con la realidad y que podría ser la siguiente en la actualidad: “Cala Vedella es una fétida playa de aguas marrones cuyo entorno natural está coronado por grúas abandonadas y feas construcciones que empobrecen enormemente el ambiente”.
Sería interesante conocer la opinión del turista que felizmente reserva una habitación en un hotel cercano a esta cala después de visualizar las fotos que navegan por Internet acerca de una playa paradisíaca de aguas cristalinas que se llama Cala Vedella. Probablemente se sienta estafado al encontrarse con la triste realidad y lo más seguro es que no volverá a la isla, y lo que es peor, su publicidad negativa hará que muchas otras personas que pensaban venir de vacaciones a Ibiza jamás lo hagan.
Hoy nos encontramos en Cala Vedella recogiendo “microplásticos”. Estamos aquí voluntarios, ecologistas, y gente que ama la isla y se preocupa por proteger el medio ambiente de manera totalmente altruísta. Esta playa se está degradando injustamente por culpa de una mala gestión y pierde su belleza y calidad a cada año que pasa. La situación y abandono en la que se encuentra es realmente preocupante y se debería solucionar de manera urgente.
El pasado mes de agosto, el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sant Josep hizo unas declaraciones para una televisión local en las que nos explicaba su intención de presentar en noviembre un Plan de Reordenación de Cala Vedella. Estamos a principios de febrero y desde el Consistorio nos informan que este plan nunca se ha desarrollado.
Cala Vedella necesita urgentemente una renovación e instalación de redes de saneamiento efectivas, una red de alcantarillado y un sistema de depuración adaptado a sus características y al volumen de gente que acoge en verano. Hay que evitar que terminen todos los vertidos de aguas fecales en la cala como sucede en la actualidad.
La Fiscalía denunció un delito contra el medio ambiente por vertidos fecales durante la pasada temporada del 2018. El Ayuntamiento de Sant Josep se excusa diciendo que ellos no gestionan la depuradora, que es privada. ¿Cómo es posible que una playa pública tenga una depuradora privada que además está obsoleta? ¿Cómo puede estar abierta al público una playa infestada de vertidos fecales? Y, por último, ¿en qué se invierten los miles de euros que recaudan en impuestos y concesiones de hamacas de Cala Vedella? Es evidente que todo este dinero no se emplea en el cuidado de la playa ni en su correcto mantenimiento.
Rojo, azul, naranja, morado o verde, no es una cuestión de colores. El 26 de Mayo tenemos elecciones municipales y cualquier partido político que no sea capaz de coger la satén por el mango, no merece el voto de sus ciudadanos.