@LauraFArambarri/ La peculiar idiosincrasia ibicenca, la sorprendente mezcla de personajes que pueblan la isla, su larga y rica historia, sus leyendas e incluso la carestía de los alquileres y de la vida en general sirven de telón de fondo para las peripecias de Rose Black, una abogada que, por un azar del destino, se atreve a sumergirse de lleno en una profesión que le apasiona: la de detective. Soy Rose Black (Ediciones Versátil), de Ana Ballabriga y David Zaplana, acaba de salir a la venta y ya está conquistando a las lectoras con su mezcla amor, sexo, misterio y comedia. Es, además, la primera entrega de una saga que estará completamente ambientada en Ibiza y que, por el momento, consta de tres libros.
Un misterio del pasado, la desaparición del novio de Rose hace 20 años, planeará a lo largo de la serie en la que los vaivenes sentimentales y la amistad de sus amigas ‘cuarentonas’ ponen el contrapunto de humor y romance. Los aficionados a la novela negra no habrán pasado por alto el apellido de la protagonista. Es más, su padre se llama Benjamin Black, seudónimo del escritor John Banville cuando muta en autor de género negro. Muchos detalles interesantes de los que hablamos con Ana Ballabriga.
Usted es de un pueblo de Huesca y David Zaplana es de Cartagena, pero han decidido ambientar Soy Rose Black en Ibiza. ¿Por qué esta localización?
El libro no hace énfasis en la parte más conocida, la de las macrofiestas. A nosotros nos interesaba más, por ejemplo, el papel que han jugado los cartagineses, porque vivimos en Cartagena, con lo que compartimos ese pasado histórico con Ibiza. La historia de los corsarios, toda la parte mística… es una isla con mucha historia y ese pasado irá cobrando relevancia a lo largo de la saga. Otro factor importante de Ibiza es que hay una mezcla de muchas culturas. Así que en la novela hay tanto personajes de la isla como de fuera de ella, peninsulares, extranjeros o, el caso de la propia Rose, que es nacida en Ibiza pero de padre irlandés y madre ibicenca. Ibiza nos da mucho juego para ambientar la saga.
¿Entonces la isla va a estar presente a lo largo de toda la serie?
Sí, no solo eso sino que Rose tiene un problema muy grave: Es una mujer muy supersticiosa y ha decidido no salir de la isla desde que leyó las profecías de Nostradamus sobre que Ibiza será el último refugio de la humanidad tras una guerra nuclear. Esa superstición hace que no haya salido de la isla desde que volvió de Barcelona de estudiar Derecho. Tiene un problema importante.
¿No sale de Ibiza nunca jamás?
[Risas] A lo mejor conseguimos que salga en algún momento, más que nada porque su padre es irlandés y solo se ven cuando él vuelve a Ibiza… Porque la madre de Rose falleció.
Parece que conocen muchos datos de la historia y la idiosincrasia isleña ¿han vivido en la isla?
Nos encanta asumir riesgos. Es cierto que hemos ambientado nuestras novelas en Cartagena, que es la ciudad donde vivimos, pero también nos atrevimos a localizar ‘Morbo gótico’ en Lisboa, después de hacer varios viajes para documentarnos. Siempre decimos que escribimos sobre cosas sobre las que no tenemos ni idea. Hablar y escribir sobre lo que ya conoces está muy bien, pero está muy bien también asumir riesgos porque es una forma de aprender mucho. En el caso de Ibiza nos hemos documentado a través de Internet, hemos viajado varias veces a la isla y además tenemos una amiga que vive allí a la que hemos bombardeado a preguntas y otro conocido que vivió en Ibiza y al que también hemos bombardeado. En nuestros viajes hemos hablado con la gente, que es lo que más nos gusta. Hemos hecho viajes de documentación que son muy enriquecedores, nos encanta. Como estás escribiendo un libro te puedes acercar a la gente y preguntarles directamente: ‘oye, ¿aquí cómo se vive?, ¿qué tal se está? y la gente es muy generosa, se pone a hablar contigo. Ya lo hicimos en Lisboa.
Parece un proceso divertido.
También es una responsabilidad. A nosotros nos encanta ir visitando los sitios y decir: ¡En esta plaza podría pasar esto! ¡Esta casa nos sirve para ambientar esto otro! O un museo. De hecho, en la segunda parte de la saga va a salir la Casa Broner, donde se va a presentar el libro de Ámbar, la amiga de Rose que quiere iniciarse como escritora de novela romántica. Hacemos un pequeño guiño metaliterario dentro de la novela. La historia va surgiendo incluso en los propios espacios. Aunque este detalle es de la segunda novela.
¿Ya está en marcha?
Sí, la segunda novela se titula Rose Black y el caso de las caras robadas. A partir del primero, los siguientes van a ir encabezados por ‘Rose Black y el caso de…’
Nos hemos documentado a través de Internet, hemos viajado varias veces a la isla y además tenemos una amiga que vive allí a la que hemos bombardeado a preguntas y otro conocido que vivió en Ibiza y al que también hemos bombardeado.
Hablemos entonces de Rose Black y de la primera novela.
La novela está dividida en dos líneas argumentales que se van mezclando. El libro comienza en la fiesta del 40 cumpleaños de Rose Black. Ella es una abogada que vive acomodada, que está bien con su pareja y que tiene un trabajo que le da para vivir, pero se da cuenta de que todo eso no tiene nada que ver con lo que ella había soñado de pequeña, así que decide arriesgar y dar un cambio. Por azar llega al bufete donde ella trabaja una clienta que quiere averiguar si su marido le es infiel. El detective con el que suelen colaborar en ese momento no está disponible. Eso le da pie a asumir ese trabajo, a convertirse en detective privada. Es algo que Rose siempre había querido hacer, desde la desaparición de su novio Álex hace 20 años. Nunca más supo nada de él y es una herida que ella lleva abierta porque no sabe qué pasó con su novio. Hizo los estudios para ser detective pero nunca se acreditó. Ahora se lanza. Por una parte está la investigación sobre la sospecha infidelidad del marido de la clienta, que empieza como una cosa muy pequeña pero se le va complicando muchísimo a la pobre Rose, y, por otra parte, está su vida personal tanto con su novio Pedro como con sus amigas…
Mujeres que como Rose están sobre los 40 años.
Exacto, eso nos da pie para hablar de la realidad de las mujeres de 40. Si no tienes hijos es el momento de plantearte si los vas a tener o no. Si los tienes, pues sobre cómo haces malabarismos para ‘conciliar’, esa palabra misteriosa. Van hablando de su día a día, del trabajo… Por ejemplo Giselle vive muy precariamente: es una isla muy cara donde el alquiler es carísimo y, a pesar de estar muy formada, apenas le da para sobrevivir, está siempre en la cuerda floja. Vamos hablando de la realidad de las mujeres de 40 y lo seguiremos haciendo a lo largo de la saga. Tratando diferentes temas que nos interesan y a los que nuestras madres no tuvieron que enfrentarse siquiera.
El retraso de la edad de la maternidad…
Es un tema muy reciente, todo esto de ser madre primeriza cerca de los 40. Es que se ha duplicado el porcentaje de madres en esa edad en los últimos años. No tengo aquí las cifras exactas…
… no hacen falta, creo que todas tenemos casos cercanos de amigas, familiares que se enfrentan a la maternidad en esa franja de edad.
¡Y con toda la mercantilización que eso supone! Como el aumento de las clínicas de fertilidad. Y todo el miedo que te meten. Yo he visto noticias que te dicen directamente: ‘Lo ideal es que las mujeres congelen los óvulos a los 25 años’, ‘es mejor un óvulo congelado de 25 que uno fresco de 35’. Es un mensaje demoledor y me parece que es mercantilizar de nuevo y una vez más el cuerpo de la mujer.
Parece una novela muy cercana a la realidad, también en ese mensaje tan de actualidad de darle una oportunidad a la vocación y asumir riesgos.
Hay una frase que siempre dice David en las presentaciones y es que llega un momento en que dejas de cumplir años para cumplir sueños. No siempre sucede así pero Rose lo intenta. Rose intenta cumplir sus sueños y cerrar heridas. Y sí, hablamos de la realidad de las mujeres de 40 porque yo tengo 41 y es lo que estoy viviendo y viendo a mi alrededor. La pérdida de la juventud, el hecho de la ‘invisibilización’ a partir de cierta edad en la que ya parece que dejamos de ser atractivas… Pero lo que hemos hecho es tocar todos estos temas con mucho humor. ¿Quieres detenerte y repensarlos? Pues estupendo y, si no, pues puedes leer la novela en el autobús o en el metro y es muy entretenida. Hemos aspirado a hacer una novela que sea fácil de leer, entretenida y que pueda dejar algún poso si alguien se detiene en determinadas cosas.
Hablamos de la realidad de las mujeres de 40 porque yo tengo 41 y es lo que estoy viviendo y viendo a mi alrededor. La pérdida de la juventud, el hecho de la ‘invisibilización’ a partir de cierta edad en la que ya parece que dejamos de ser atractivas… Pero lo que hemos hecho es tocar todos estos temas con mucho humor.
Lo cierto es que en las entrevistas que he leído sobre su trabajo me ha sorprendido ver que hay un discurso detrás y una argumentación, dado que este tipo de novela parece que tiene un sambenito de superficial.
Yo soy muy beligerante con el tema del feminismo. Tengo una amiga que me dice que soy muy aburrida y que no hable de estos temas [risas], pero si lo haces mediante el humor es mucho más divertido. Desde el humor es más fácil hablar de según qué cosas, siempre entran mejor las ideas que cuando te pones en plan serio y académico. El humor soporta mucho. Personajes como el de Ámbar, que se pone a escribir novela romántica cuando jamás se ha enamorado y tiene una visión tan cínica y tan práctica de la vida, nos ayudan a expresar ciertos temas que, si los dijésemos en serio, la gente nos diría ‘buah, ya están aquí aleccionándonos’. Mediante el humor lo dejas caer y ya está.
¿En vuestro caso hay que hablar de lectores o directamente de lectoras, que somos mayoría?
A mí lo que me parece curioso es que el 80 por ciento de lo que escriben las mujeres lo leen mujeres y el 50 por ciento de lo que escriben los hombres lo leen mujeres. Es decir, que las mujeres leemos tanto a hombres como a mujeres pero no al revés. Los hombres suelen leer más a hombres que a mujeres. Es una barrera. Eso viene de lo de siempre: el genérico es masculino, la norma siempre es masculina. Lo que se sale de la norma, es decir, lo femenino, es para las mujeres, para el género femenino y eso no puede interesar a un hombre. Laura Freixas dice que hay experiencias humanas sobrerrepresentadas como la guerra. Hay miles de novelas sobre las guerras desde un punto de vista masculino: el de los hombres que van al frente y se juegan el honor y son valientes. ¿Y las mujeres que se quedan y son violadas, que tiran adelante con sus familias, que tienen que sacar una cosecha? ¿Dónde están esas mujeres? Todavía queda muchísimo que hacer.
Las mujeres leemos tanto a hombres como a mujeres pero no al revés. Los hombres suelen leer más a hombres que a mujeres. Es una barrera. Eso viene de lo de siempre: el genérico es masculino, la norma siempre es masculina.
Una curiosidad evidente: ¿Cómo se escribe un libro entre dos?
[Ríe] David y yo nos conocimos en Valencia cuando él estudiaba Telecomunicaciones y yo estudiaba Psicología. Empezamos a salir juntos y me contó que tenía una historia para una novela. Yo le iba diciendo ‘pues esto me gusta’, ‘esto no’, ‘aquí añadiría esto’, ‘aquí quitaría aquello’ y empezamos a escribir así, de una manera nada premeditada. De una manera muy orgánica, por así decirlo. Después, poco a poco, fuimos estableciendo una forma de trabajo mucho más organizada, de tal manera que ahora lo que hacemos es hablar mucho, documentarnos, hacer puestas en común y, una vez que tenemos más o menos claro cuál va a ser la trama y cuáles van a ser los personajes principales, estructuramos de una manera muy clara lo que va a pasar capítulo por capítulo, aunque hay cierta libertad, claro. Lo que hacemos es escribir tramas o personajes de manera autónoma y después los unimos y revisamos, revisamos y revisamos. Mucho. Es una forma muy divertida de escribir porque David y yo tenemos mucha confianza. Hay que dejar el ego un poco de lado y aprender a escuchar y negociar. Si haces eso es muy enriquecedor porque encuentras puntos de vista muy diferentes a los tuyos y lo que haces es sumar.
¿Cómo ha sido su experiencia editorial hasta la fecha?
Nuestra primera novela publicada fue Tras el sol de Cartagena, con una editorial pequeñita de Zaragoza en 2007. Las editoriales pequeñas te tratan muy bien, tienes una relación muy buena con ellas, pero el problema es la distribución, tus libros no llegan a las librerías. Después nos compró los derechos la editorial de Amazon, Amazon Publishing, y de hecho todavía está bien situada en el ranking de Amazon, a pesar de que ya tiene once o doce años. Se sigue vendiendo muchísimo. Nuestra segunda novela, Morbo gótico, está ambientada en Lisboa. Esta la publicamos también con una editorial pequeña. Luego escribimos La paradoja del bibliotecario ciego, que no conseguimos publicar con una editorial medianamente grande. No queríamos volver otra vez a las pequeñas porque seguíamos teniendo problemas de distribución y la dejamos en un cajón. Entonces vimos que salía la convocatoria del premio literario de Amazon y decidimos lanzarnos con una idea que teníamos en la cabeza. Con la sorpresa de que lo ganamos con Ningún escocés verdadero. Se presentaron 1.400 obras o más, ya no lo recuerdo, de 39 países en lengua castellana y ganamos y, a raíz de esa novela, que fue autopublicada, ya que era un requisito para presentarla en el concurso, Amazon Publishing nos compró los derechos la novela La paradoja del bibliotecario ciego que se había quedado en un cajón. Ahora nos apetecía probar con una editorial con distribución nacional, más grande, por eso publicamos con Versátil. Lo del premio de Amazon lo que nos dio fue visibilidad, que es la lucha continua de todos los escritores, por eso agradecemos tanto entrevistas como esta.