@Noudiari / La UD Ibiza es un equipo imprevisible. De altibajos. Capaz de perder partidos en los que parte como favorito y de ganar aquellos que entrañan una mayor dificultad. De marcharse al descanso con dos goles de ventaja en Don Benito (0-2), como este domingo, y de encajar otros dos tantos en poco más de un minuto en la segunda parte para complicarse la vida, para dejar escapar dos puntos que tuvo en el zurrón (2-2).
Todo jugaba a favor de la UD Ibiza, hasta que llegó el descanso. Hasta que se invirtieron los papeles. El Don Benito cambió el chip, empezó a morder en la zona ancha, a recuperar balones y a poner en jaque a la defensa y al portero rival. Producto de su empuje nació la remontada. Gómez, en el minuto 63, recortaba diferencias. Y solo un minuto más tarde, Abraham anotaba un golazo para empatar el partido y enganchar a su cuadro en la lucha por los puntos.
Toda la buena imagen con la que el Ibiza había eclipsado a su adversario en el primer tiempo se había esfumado por completo. Mandaba el Don Benito, que, apurado por la proximidad clasificatoria con las posiciones de descenso, iba a por el partido, a por los tres puntos. La transformación de los protagonistas con respecto a la primera parte era total y absoluta. Ni rastro del Ibiza de la primera parte. De dominador había pasado a ser sometido en un abrir y cerrar de ojos.
Necesitaba el Ibiza una victoria para presentarse como candidato opositor a una de las plazas que dan derecho a jugar la Copa del Rey, que se ha convertido en el objetivo después de quedar descartado para el play-off de ascenso. Sin embargo, sobre el campo no se veía esa ambición en las filas del conjunto ibicenco según avanzaba el partido. Estaba más cerca el tercero de los locales que el de los visitantes. De hecho, Abraham tuvo una clarísima ocasión para marcar el segundo de su cuenta particular, pero la ejecución fue deficiente.
La reacción de orgullo del Don Benito era sostenida por la incapacidad del Ibiza, que no veía claro que fuera a lograr al menos uno de los tres puntos en litigio según se acercaba el final. Los de casa, tras anular los dos goles de ventaja de su rival, querían el premio gordo. Y pelearon hasta el final por la victoria sobre un Ibiza que pasó de tirano a sumiso en lo que va de la primera a la segunda parte. Otro sinsabor para la hinchada unionista.