@Noudiari / Santa Eulària acoge este domingo un acto de homenaje al equipo de rescate del Ejército del Aire que en 1983 salvó ocho personas de una muerte segura después de que el carguero ‘Kudowa Zdrój’ se hundiera cerca de Tagomago. El acto ha sido organizado por la Maestranza de Caballería de Castilla y cuenta con la colaboración de la Armada, el Ejército del Aire y el Ayuntamiento de la Vila des Riu.
El acto incluirá una pequeña exhibición sobre los trabajos que hacen los medios aéreos para los rescates en el mar.
La programación de actividades también cuenta con un evento (a partir de las 11.15 horas) en el Teatro España donde se relatarán los hechos que han motivado este reconocimiento y que contará con la participación del Diputado Decano de la Maestranza de Caballería de Castilla; el coronel Manuel Aroca Corbalán, jefe del Sector Aéreo de Baleares; el capitán de navío y jefe del Sector Naval de Baleares y del ala 49, Juan Moreno González-Aller; el ministro-consejero de la embajada de Polonia, Piotr Dolata; el presidente de la Asociación Cristóbal Colón de Eivissa, José Antonio Roselló; de Cristóbal Colón de Carvajal, piloto de la aeronave que protagonizó el rescate, y del alcalde en funciones, Vicent Marí.
A partir de las 13 horas, si las condiciones climatológicas lo permiten, en la bahía de Santa Eulària se llevará a cabo una breve demostración aérea realizada por el ala 49 del Ejército del Aire, unidad con base en Baleares.
Un rescate imposible
El suceso tuvo lugar la madrugada del 20 de enero de 1983, cuando un carguero de bandera polaca denominado ‘Kudowa Zdrój’ se hundió de forma repentina debido al temporal que había en las proximidades de Tagomago. 8 de los 28 tripulantes fueron rescatados con vida gracias a la rápida intervención de la dotación de un helicóptero de rescate que se encontraba participando a unas maniobras en aguas de Eivissa.
El reconocimiento está motivado por el rescate de las vidas de los marineros, y especialmente por haberlo ejecutado en unas condiciones meteorológicas que recomendaban que los medios aéreos retrasaran su salida hasta que hubiera más visibilidad y mejoraran las condiciones marítimas.
A pesar de que faltaba más de una hora para la salida del sol, los fuertes vientos de hasta 42 nudos (cerca de 80 kilómetros por hora) y las olas de hasta siete metros, la dotación de la aeronave decidió salir dado que la temperatura del agua (15 grados) y del aire (8 grados) hacía prever que los posibles marineros que hubieran sobrevivido al hundimiento no pudieran resistir y fueran víctimas de la hipotermia y el cansancio.