@Vicent Torres / Te propongo un juego. Imagina que estás en un concurso televisivo y te ves obligado a sumergirte en algún mar repleto de plástico, basura y excrementos. Todo el tiempo que aguantes va en tu favor y serás recompensado por ello. Tienes al alcance el regalo de tus sueños: un reloj, un deportivo, unas vacaciones para dar la vuelta al mundo… ¿Cuánto tiempo estarías dispuesto a soportar?
Supongo que la respuesta variará según lo suculenta que sea la recompensa. Sin embargo, es algo que los vecinos de Eivissa y los turistas que nos visitan cada temporada estamos haciendo gratis. O pagando, incluso. No necesitamos hacer volar la imaginación. Un informe del Ministerio de Sanidad que analiza la calidad del agua ha determinado que nueve zonas de baño ibicencas no tienen la máxima cualificación por la presencia de las bacterias Enterococo intestinal y ‘Escherichia coli’. En una playa de la bahía de Sant Antoni, incluso, hay tal cantidad de bacterias que el consejo más racional es prohibir que cualquier persona se sumerja durante todo el año hasta que se revierta la situación. Es invisible, pero estamos nadando entre la mierda. Y a esto hay que añadirle el resto de agentes putrefactos que se encuentran en el mar, como los plásticos (ya sean micro o macro), los aceites de motor y los restos de los diferentes vertidos que tenemos el ‘placer’ de disfrutar cada temporada. El informe no ha necesitado analizar más elementos para ser contundente en este sentido.
Los políticos de Formentera han demostrado durante las últimas legislaturas tener una sensibilidad notable en lo que a su patrimonio natural se refiere. Buen ejemplo de ello es la restricción del acceso de vehículos a motor a la isla en temporada alta. En Eivissa, sin embargo, vamos a otro ritmo. Mientras Europa hace décadas que circula por carriles bici, en la pitiusa norte todavía no nos hemos ni enterado de qué va el tema. Y mientras los partidos verdes y ecologistas han capitalizado el batacazo de la socialdemocracia europea, en la isla nos hemos dedicado a asuntos superficiales y cosméticos, como diseñar carreteras más grandes (en las que caben más coches y que derivan en más atascos en otros puntos del territorio); a promover políticas que han fomentado el miedo y que han desembocado en una construcción acelerada del suelo rústico; a permitir que cuatro caciques mafiosos se apoderen de algunas concesiones de playas y a ceder cada vez más espacio público a empresas privadas. Nos hemos dedicado, en definitiva, a hacer el idiota.
Entre esta batería de ideas de bombero, el mar ha empezado a arrojar síntomas de fatiga. Los discursos de los expertos son realmente funestos y avecinan un futuro aciago para cientos de especies si no paramos de agredir de manera sistemática a nuestra propia tierra. No hace falta que ningún político se vista de verde o levante una bandera ecologista, simplemente se necesita arrojar un poco de cordura en todo este desaguisado. Necesitamos dirigentes valientes. De lo contrario, puede que la mierda deje de ser una bacteria invisible y salga a flote.
Totalmente de acuerdo con lo que dices.
Solo se piensa en la pasta y el corto plazo y la mierda empieza a salir a flote. Sin duda y por desgracia lo acabaremos pagando si no se pone remedio en breve.
Lo más triste,es que la mierda también se empieza a ver y mucha en tierra firme.
Vorem per ón sortim…
I also concur. I’d like to add that if these assholes cared they would also have abandoned the mass of stinky, fossil fuel guzzling, poorly maintained smoke issuing ferries buzzing back and forth every day, all day, through winter in favour of one bridge with excellent, electric public transport for tourists and a low key roadway for local residents, winter traffic and cycles (even walkers). The sea would be safer, less churned up and cleaner and the port of Evissa would become a peaceful idyllic harbour free of hoards of waiting ferry passengers and the noise of the stinking unnecessary ferries.