EMPRESAS / Estamos viviendo una etapa de reaparición alarmante de viejas enfermedades de transmisión sexual que ya dábamos por erradicadas, como son el caso de la sífilis o la gonorrea. Hay un importante crecimiento de la hepatitis B y hepatitis C y otras como la cándida, microplasma, etc.
La situación es casi de epidemia, no solo en Ibiza (que además en esta fecha crece muchísimo) sino a nivel europeo. Sin duda, algo estamos haciendo mal.
A día de hoy, el viejo concepto de Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) está siendo cambiado por el de Infección de Transmisión Sexual (ITS). Es decir, no toda infección desarrolla la enfermedad, pero sigue siendo un grave problema de salud.
Entre las causas hay varias:
Los grandes avances de la medicina y las nuevas terapias existentes han provocado un exceso de confianza entre la población. Un ejemplo son las nuevas terapias para el VIH, como el PREP, algo que se pensó para una cosa y se terminó usando para otras.
El PREP es la medicación pre-exposición que se dirige a evitar nuevas infecciones de VIH. Si bien en un principio fue pensado para tratamiento de parejas en las que uno es seropositivo, con el fin de evitar el contagio, erróneamente se terminó usando como una forma de sustituir el preservativo en todas las relaciones sexuales. Pero el PREP solo previene la infección de VIH, no de la hepatitis B y la hepatitis C, tampoco de la sífilis y la gonorrea.
El hecho de que el VIH haya dejado de ser una enfermedad mortal y realmente angustiosa, sino una enfermedad crónica más ha influido en el exceso de confianza. Y hay más, la falsa seguridad de muchos heterosexuales que aún piensan que el VIH afecta solo al colectivo gay ha hecho que las cifras se hayan invertido, y hoy en día hay más heterosexuales portadores de VIH que gays. Pero, por otro lado, en la comunidad LGTB el mal uso del PREP está provocando más casos de hepatitis B y C, así como sífilis y gonorrea.
Y por supuesto, el déficit en la educación es otra causa más de este descuido, aunque hemos observado que gente joven y con poca experiencia se protege más que las generaciones de entre 30-50 años.
Los peores pronósticos.
La hepatitis C se relaciona en un altísimo porcentaje con la evolución a un cáncer de hígado, es lo peor que tiene esta patología. Tiene un elevado porcentaje de mortalidad. En el caso de la hepatitis B no es tan alta esta relación, pero también implica altas probabilidades de desarrollar otras patologías hepáticas.
Además, en la hepatitis C, si bien actualmente existen terapias antirretrovirales similares a la del VIH, no se está difundiendo claramente como en ese las características de la infección y las enfermedades, así como sus posibles pasos evolutivos, secuelas y consecuencias o formas de contraer la infección. Sucede lo mismo en el caso de la hepatitis B.
El problema que nos estamos encontrando con la gonorrea es que estamos viendo casos muy resistentes a los antibióticos que administramos, que no curan y están dejando secuelas que no veíamos desde hace decenios, como son la infertilidad masculina y femenina.
Ante este panorama sin duda hemos dado pasos agigantados hacia atrás a pesar de los avances de la medicina. Como médicos, nuestro deber no es solo intentar ayudar al paciente a recuperarse de su enfermedad sino también transmitir la información necesaria para que en el futuro adopten medidas para prevenir todas estas patologías. Pero no es suficiente, quizá los gobiernos deberían plantearse volver a las viejas campañas publicitarias del uso del preservativo, no fundadas en el miedo como se hacía en los años 80-90, pero sí en la educación y concienciación de este asunto.