@Noudiari / El Ayuntamiento de Sant Antoni ha presentado para la convocatoria del Plan Anual de Impulso de Turismo Sostenible de 2019 un proyecto integral de adaptación y adecuación del Centro de Recuperación de Especies Marinas (CREM) y la playa de Cala Salada para poder acoger visitantes por vía marítima de una manera accesible y sostenible.
El proyecto contempla tres actuaciones principales que consisten en la rehabilitación del CREM, la instalación de un muelle desmontable en Cala Salada y la instalación de un sistema de fondeo de bajo impacto (boyas ecológicas) en esta misma playa.
La recuperación y rehabilitación del CREM, conocido como sa Cova de ses Llagostes y situado en el Cap Blanc, pasa por convertirlo en un espacio accesible y adaptado a las necesidades que exige la atención de las especies marinas, especialmente de las tortugas marinas, sobre todo después de la nidificación de tortugas que ha habido en este 2019 en las playas de Ibiza. El CREM se abrió al público hace 25 años como un acuario donde se podían visitar un centenar de ejemplares de 30 especies marinas del Mediterráneo. Actualmente, el centro recibe más de 10.000 visitas anuales, principalmente de turistas y escolares convirtiéndose en un centro de recuperación de especies marinas, «lo que hace necesario adecuar y modernizar las instalaciones para cumplir con la normativa vigente en cuanto a accesibilidad, salubridad, seguridad contra incendios o mejora de las condiciones de conservación de las especies expuestas. Para ello, se necesitan varias obras que tienen un presupuesto estimado de 304.350,60 euros», informa la institución.
El acondicionamiento de un punto de atraque mediante un muelle desmontable en Cala Salada permitirá el embarco y desembarco de pasajeros en condiciones de comodidad y seguridad, así como el traslado de visitantes con limitaciones de movilidad. «Actualmente el punto existente se encuentra sobre una zona rocosa entre Cala Salada y Cala Saladeta y presenta un estado de conservación insuficiente y obliga a habilitar un canal de navegación que divide la zona de baño en dos, lo que supone un problema de seguridad tanto para los bañistas como para las embarcaciones que operan en esta zona·, explican. La actuación consistirá en la instalación de una plataforma desmontable de 12 metros de longitud por 3,5 metros de ancho en el antiguo embarcadero para derivar el tráfico marítimo a un lado de la playa de Cala Salada. El presupuesto estimado es de 46.225,31 euros.
Por último, el proyecto contempla la instalación de un sistema de fondeo de bajo impacto que garantice la mínima afección al fondo marino y, en consecuencia, a las praderas de posidonia. Cala Salada ha sido tradicionalmente un punto de fondeo de embarcaciones durante los meses de verano y «con la reciente limitación del tráfico terrestre muchas personas acceden a la playa por vía marítima», especifican. «Además, el decreto 25/2018 sobre la conservación de la posidonia oceánica de Balears prohíbe el fondeo si no es mediante un sistema de bajo impacto, necesario para acoger embarcaciones en esta playa. El presupuesto estimado de esta parte del proyecto es de 152.022,78 euros», finalizan.