@Noudiari / Las investigaciones relacionadas con la muerte de un joven británico de 19 años en la piscina de una casa de campo de Sant Josep, Ibiza, en julio del año pasado, han revelado nuevos datos desconocidos hasta fecha y que arrojan luz sobre lo ocurrido.
La familia de la víctima, un jugador de rugby llamado Ben Crawford, se había mostrado escéptica con las investigaciones que se habían levado a cabo en un primer momento en la Isla, pero el caso ha dado un giro importante al conocerse que, tanto el fallecido como sus amigos, había gastado alrededor de 3.000 euros en la compra de diferentes drogas solo unas horas antes del fatal desenlace.
Además, la autopsia reveló la presencia de cocaína y ketamina en el cuerpo del fallecido, a quien encontraron inconsciente boca abajo en la piscina y por el que nada pudieron hacer para salvarle la vida los servicios de emergencias desplazados a la villa que habían alquilado, puesto que solo pudieron certificar su defunción.
Representantes de la familia, a pesar de estas pruebas, siguen creyendo que los agentes de policía de Ibiza que acudieron al lugar de los hechos no hicieron bien su trabajo. «Por ejemplo, no hay ninguna evidencia de que los policías hubieran registrado la casa tras la muerte», han señalado en los medios de comunicación británicos.
La investigación sigue abierta en el Reino Unido a fin de que la familia poda conocer con precisión qué ocurrió exactamente en la casa de campo ibicenco antes de la muerte de su hijo.