Antonio Soto / Argentina, subcampeona mundial en Indianápolis 2002, y España, campeona del mundo cuatro años después, constituyen dos claros ejemplos de selecciones que supieron renovarse, manteniendo los éxitos de sus generaciones más doradas hasta llegar este año a la final de la Copa del Mundo de China (domingo, 14 horas TV Cuatro).
En uno y otro caso el proceso de relevo en sus respectivos equipos nacionales ha seguido una evolución natural, nada traumática, y las medallas en competiciones internacionales han seguido llegando en menos años de los previstos por los analistas.
Solo Luis Scola se mantiene del equipo argentino que se proclamó subcampeón del mundo en Indianápolis 2002. A sus 39 años, atraviesa una segunda juventud y no solo está siendo el enlace generacional del equipo sino que, además, se ha convertido en el faro de la joven selección albiceleste en China.
«Es muy complejo traspasar de generación a generación este nivel de éxito y eso solo lo hacen las potencias como Estados Unidos, Serbia o España» recordó a Efe el que fuera subcampeón mundial y medalla de oro olímpica con la albiceleste Juan Ignacio ‘Pepe’ Sánchez.
En el caso de España, pese a la lesión de Pau Gasol -aún en activo- mantiene a dos de los jugadores que se proclamaron campeones del mundo en Japón 2006, Rudy Fernández y Marc Gasol, que también están brillando en el torneo.
El segundo de ellos es, junto a Ricky Rubio, el referente del equipo español y fue clave este viernes para que España sacase el billete para la final con sus 33 puntos, 29 de ellos anotados tras el descanso.
Solo cinco de los españoles que están disputando el Mundial de China participaron en la última edición, celebrada en Madrid en 2014. Los otros siete debutan en la competición, lo que no ha impedido al equipo que entrena Sergio Scariolo rendir a gran nivel hasta plantarse en la final.
Otras selecciones tardan décadas en recuperar el prestigio perdido y hacer olvidar a las generaciones de su país que, por uno u otro motivo, pasaron a la historia. No es el caso de argentinos y españoles, que este domingo jugarán por segunda vez la final de un Mundial.
Los primeros buscan su primera medalla de oro y los segundos repetir el éxito cosechado en la edición de Japón 2006. Para ambos, el mero hecho de llegar a la final y de haberse garantizado una medalla y su presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio ya supone todo un acontecimiento y una garantía de éxito de cara a futuras competiciones.