EFE / La semana que hoy acaba ha dejado cuatro mujeres asesinadas víctimas de la violencia machista -dos de ellas en presencia de los hijos- y otras dos más que, aunque no figuran en las cifras oficiales por no ser pareja del agresor, han muerto a manos de uno de los presuntos asesinos.
Valga, un municipio de Pontevedra de unos 6.000 habitantes, fue el escenario el lunes del triple crimen que perpetró José Luis Abet Lafuente, conocido como «el Moro».
Hacía apenas dos años que este hombre se había separado de Sandra B.J., española de 39 años. Ahora vivía con su madre en la localidad coruñesa de Amesle, desde la que se trasladó hasta Valga para matar a tiros a su exmujer, a la hermana de esta, Alba B.J., de 27 años, y a la madre de ambas, María Elena J.F., de 57 años.
Lo hizo en presencia de sus hijos, de 4 y 7 años, que se encontraban dentro de un coche con su madre para ir al colegio, y después se fue a Amesle. Desde allí llamó a la Guardia Civil para confesar la autoría de los hechos y fue detenido. No hay constancia de que hubiera denuncias previas de la víctima por maltrato.
Adalid V., una paraguaya de 30 años, fue la segunda víctima de la violencia machista en esta semana. El martes, y también en presencia de sus hijas de 8 y 10 años, un hombre de origen ecuatoriano, Francisco Giovanny M.C., de 42 años, apuñaló a su expareja en un domicilio del número 15 de la calle de Juan Pascual, en el distrito madrileño de Ciudad Lineal.
Fue una de las dos hijas quien llamó a los servicios de emergencia para avisar de que su padre había acuchillado a su madre en el portal. Francisco Giovanny M.C. tuvo una orden de alejamiento de la víctima por denuncias de maltrato dictada por un Juzgado de la localidad madrileña de Navalcarnero, aunque esa medida ya estaba cancelada.
Pero en octubre el año pasado, su expareja interpuso una denuncia en la Comisaría de Ciudad Lineal por vejaciones e insultos, pero no pidió protección alegando que ya tenía una orden en ese sentido. El hombre fue detenido y ya está en prisión por orden del juez. No podrá comunicarse con sus dos hijas por ningún medio y se le ha privado de la patria potestad de las menores.
Ayer, sábado, se conoció que los Mossos d’Esquadra habían detenido el miércoles a un hombre de 49 años y nacionalidad argentina acusado de un delito de homicidio y otro de malos tratos por dejar morir a su pareja cuando esta sufrió una hipoglucemia y grabar con el móvil su sufrimiento mientras la mujer agonizaba. Los hechos sucedieron el pasado 18 de junio en Viladecans (Barcelona), donde residía la pareja y donde murió la mujer.
Los Mossos iniciaron una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte, que, según la autopsia, se produjo por una hipoglucemia, es decir, una bajada del azúcar en sangre. Reveló también que el cuerpo presentaba golpes y contusiones.
Pero los investigadores sospecharon que podrías haberse cometido cometer un delito de omisión de socorro y descubrieron en el teléfono móvil del hombre un video grabado por él mismo en el que filmó la agonía de su pareja, lo que evidenció, según la policía, que no había ayudado a la víctima cuando sufrió la crisis y la habría dejado morir.
Y esta misma mañana, Ika Hoffmann, una mujer de 59 años de nacionalidad alemana, ha muerto asesinada por su pareja, un hombre español que le ha clavado un cuchillo en el tórax y el abdomen en la Colònia de Sant Jordi, en el municipio mallorquín de Ses Salines.
Desde 2003, año en el que comenzaron a registrarse los crímenes machistas, 1.017 mujeres han sido asesinadas en agresiones de este tipo, cifra que se elevará a 1.019 de confirmarse estos dos últimos casos conocidos el fin de semana