EFE / El jurado ha declarado culpable de homicidio al hombre de 53 años acusado de matar a golpes con una barra metálica a un hombre en marzo de 2017 en el edificio abandonado del antiguo delfinario de Ses Salines, en el municipio ibicenco de Sant Josep.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, los miembros del jurado han considerado que debe aplicarse el procesado la reducción de pena prevista por la circunstancia atenuante de alteración psíquica.
Tanto la Fiscalía como la defensa han pedido 9 años de cárcel para el acusado, que ha admitido en su declaración ante el tribunal que golpeó mortalmente a su víctima, un suizo de 57 años, pero ha alegado que lo hizo aterrorizado por sus amenazas.
«Me amenazó y por eso pasó todo lo que pasó», ha señalado en su declaración el acusado, ciudadano belga, que ha insistido en que actuó bajo un «shock de terror» y que su intención no era matar al otro hombre.
La Fiscalía solicitaba inicialmente para el procesado una condena de 18 años de cárcel por asesinato, pero, tras escuchar la confesión y los testimonios de un guardia civil y dos forenses, ha cambiado su calificación por la de homicidio.
La acusación pública ha considerado que el acusado, que según una psicóloga que le examinó padece un «trastorno de personalidad esquizotípico», pudo tener alteradas sus facultades de entendimiento y volitivas, lo que debe entenderse como circunstancia atenuante del delito.
En su declaración inicial, el procesado ha explicado que durante la tarde previa a los hechos, la víctima, que había bebido, le amenazó reiteradamente y llegó a amenazarle con una maza, aunque los guardias civiles que investigaron el crimen no encontraron el arma.
Cuando por la noche se acomodaron para dormir en las antiguas instalaciones del delfinario de Ses Salines, el acusado, según su relato, se acercó al hombre que le había amenazado «para hablar con él» y, cuando el otro se le echó encima, le golpeó varias veces con una barra metálica.
Ha explicado que no supo dónde le golpeaba porque «estaba oscuro» y ha argumentado en su descargo que trató de atender a su víctima cuando estaba malherida y no huyó del lugar de los hechos.
El agredido, según ha detallado el forense que realizó el levantamiento del cadáver, tenía cuatro golpes en la cabeza, dos de los cuáles le causaron fracturas craneales, y varias contusiones severas en el tórax, de las que una le ocasionó una fractura costal que le perforó un pulmón.
Las lesiones cerebrales y del pulmón podían haber causado independientemente la muerte de la víctima y juntas aceleraron su fallecimiento, ha explicado el forense.
En su opinión, las heridas en una mano del agredido pueden ser indicativas de que intentó defenderse y la ubicación de las lesiones que le causaron la muerte denotan que el hombre estaba de pie cuando fue atacado.
Sin embargo, el guardia civil que realizó el atestado ha sostenido que la falta de «proyección de sangre» y las manchas en la colchoneta sobre la que se había tumbado la víctima le llevan a pensar que fue atacado mientras estaba dormido.
Este agente ha relatado que la primera versión de los hechos que ofreció el acusado fue que el otro hombre se había caído por una ventana y se golpeó con un depósito de agua, aunque una vez detenido confesó que le había golpeado sin intención de matarle.
La psicóloga forense que también ha declarado en la vista esta mañana ha indicado que no podía descartar que el acusado tuviera «una reacción psicótica» y ha afirmado que «es una persona más vulnerable a cualquier situación de estrés».
El juicio ha quedado visto para sentencia, que dictará en los próximos días la magistrada que ha presidido el tribunal del jurado, Eleonor Moyà.