R. B./ Se tomaron en serio su nombre y no hicieron como Edith, la mujer de Lot, a quien le picó la curiosidad y al girar la vista atrás fue convertida en estatua de sal. David Serra (voz y bajo), Omar Gisbert (guitarra), Joan Barbé (bajo, guitarra y percusión), Fernando Hormigo (piano, teclados) y Juanma Redondo (batería y percusión) siempre han dado pasos hacia delante, tanto en su carrera profesional en la música como en algo mucho más difícil y, por ello, admirable: la reivindicación del rock en la isla de la música electrónica.
Statuas d Sal nació en 1992 como una escisión de otro grupo local, Falsa Alarma. David Serra y Omar Gisbert decidieron emprender un nuevo camino musical junto con Chris Langley y Guachi, dos componentes que cayeron de la formación al pasar los años. En esta primera época, los Statuas d Sal se abrieron paso en el panorama musical a golpe de guitarreo duro, con un rock de garaje, letras contundentes y melodías que clamaban al cielo por ser escuchadas a todo volumen.
Sobre los escenarios de Eivissa crearon el primer ‘fenómeno fan’ de la isla. Sus seguidores acudían a todos sus conciertos y tanto en verano como en el largo invierno llenaban allí donde tocaran, tanto bares con aforos modestos como en conciertos al aire libre con una entrada más generosa. En 1995 los Statuas d Sal inauguraron su palmarés con el Premio ImaginaRock, una distinción otorgada or la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (AIE), que supuso un espaldarazo para la trayectoria musical de un grupo que apenas acababa de nacer.
Los Statuas d Sal afianzaron así el ritmo que llevaría su carrera por siempre jamás. Pasos firmes, controlados y siempre hacia delante. El pilar de su éxito han sido siempre los directos: contundentes, con potencia, dándolo todo cada vez que se subían al escenario y haciendo gala de una solidez que los situaba en una dimensión muy superior a la de otros grupos locales. Ellos afirman que componen «melodías pop sobre una base de rock», una fórmula que al tocar ante el público se escoraba hacia el rock’n’roll gracias a la calidad de los músicos del grupo y al vozarrón de David Serra. Y eso es lo que buscaban sus seguidores cada vez que acudían a uno de sus conciertos, disfrutar de un grupo rotundo que se tomaba la música muy en serio.
El quinteto consiguió otro hito al convertirse en el primer grupo español que grabó un álbum exclusivamente en formato digital, ‘Pies dulces’, cuando se hicieron con el primer premio del I Concurso Nacional de Maquetas organizado por Sony BMG, Vodafone y Cadena 100. Statuas d Sal se sobrepuso a los más de 2.000 grupos que participaron en esta convocatoria y, a parte del disco, otro de los premios que se llevaron fue la confirmación de la confianza que tiene en ellos el público ibicenco, ya que las votaciones se realizaban por sms y la isla se volcó en apoyar a su grupo insignia.
Este fue el último lanzamiento de un grupo que ha conseguido lo que todo buen rockero debería aspirar a alcanzar: que sus sucesores quieran parecerse a ellos. Con cinco discos en el mercado (‘Estatuas de sal’ en 1995, ‘La onda inestable’ en 2000, ‘Fácil’ en 2004, ‘Siempre que ocurre lo mismo sucede igual, pero de distinta manera’ en 2006 y el último, ‘Pies dulces’ en 2007) Statuas d Sal pondrán el punto y final a su carrera el próximo 27 de julio en el Recinto Ferial, en un concierto que repasará sus dos décadas de rock a contracorriente y que recogerá a varias generaciones de ibicencos que los han seguido y perseguido por los escenarios de media España. Dicen que los artistas nunca mueren mientras alguien recuerde su obra. Si es así, a los Statuas de Sal les queda por delante una larga vida.