@LauraFArambarri / Ibiza se ha convertido en un destino turístico nupcial de primer nivel en los últimos años. Si las parejas ibicencas escogen marzo, abril o mayo para casarse, es a partir de junio cuando los novios extranjeros copan las reservas para enlaces. Y este 2020 llegaba cargado de reservas de bodas.
Centenares de enlaces que han sido, en su mayoría, aplazados a octubre e incluso a noviembre, cuando no anulados directamente por la crisis sanitaria o desplazados a 2021.
Los ayuntamientos confirman las cancelaciones de los días pasados y de próximas bodas en abril y mayo, mientras que los Juzgados de Ibiza no han celebrado bodas desde que se decretó el estado de alarma, según informan a Noudiari fuentes del TSJB, que apuntan que, desde el confinamiento, se han contabilizado seis registros de nacimientos y seis defunciones.
Marina Amorós, al frente de la empresa de organización de bodas The Ibiza Wedding Planner y miembro de la dirección de la feria Ibiza Bridal Show, explica a Noudiari el panorama de «incertidumbre» al que se enfrenta este sector, pero subrayando un mensaje de esperanza: «se están posponiendo, no cancelando».
«Las bodas previstas para marzo, abril, mayo e incluso junio y julio se han pospuesto a septiembre, octubre y noviembre», relata. También tienen casos de bodas aplazadas a 2021.
Esto, por una parte, supone una debacle económica para todas las empresas que se dedican a este sector, «ya que dejarán de ingresar dinero durante probablemente cinco meses», pero, por otra parte, también significa que, en los meses de temporada baja, «cada boda de extranjeros pospuesta (ella trabaja especialmente con americanos y australianos) traerá a la isla entre 100 o 120 personas cada semana», eso «por cada enlace» y «serán muchos», destaca.
«Eso va a ayudar mucho y a todos los sectores, al igual que el aplazamiento de acontecimientos deportivos, porque nos estamos enfrentando a un año horroroso que puede acabar mejor si todas estas personas vienen y descubren Ibiza durante esos meses de temporada baja», subraya Amorós.
«Convencemos a las parejas para que ayuden a Ibiza»
Es más, explica que a muchas parejas las están convenciendo de que no pospongan la fecha a 2021 sino a finales de este año, porque, de ese modo, «están ayudando a que la isla no se derrumbe».
Muchas están respondiendo muy bien «porque este es un momento en el que también hemos de mostrarnos solidarios con los demás. Les pedimos que sean solidarios con Ibiza y sus empresas», valora Amorós.
«Vamos a intentar ser positivos y ver esto como una oportunidad de lograr eso de lo que hablamos siempre; la desestacionalización», destaca la empresaria del sector.
«En mi caso, con tantas fechas pospuestas, no empezaré a trabajar hasta el 28 de agosto», relata Amorós. Esto significa que, a las bodas que ya tenía previstas para los meses de final de temporada, ahora va a tener que sumar las aplazadas. «Me encuentro ahora con que tengo 35 bodas para septiembre, octubre y noviembre, una cantidad que mi empresa no puede gestionar, con lo que he de subcontratar a otras empresas para que me apoyen», relata.
Y es que las bodas no solo dan trabajo a wedding planners o a restaurantes, también dan trabajo a fotógrafos, maquilladoras, cáterings y oferta complementaria que se va a quedar si esos ingresos durante varios meses.
Helher Escribano, directora de fotografía y fotógrafa de eventos, confirma que las facturas se van acumulando y sin ningún evento en perspectiva. «De momento he perdido ya más de 3.600 euros en los eventos de estos días pasados que se han cancelado…. y los que vendrán», admite.
«Las bodas se reprogramarán en su mayoría, pero, si se posponen a 2021 o a finales de 2020, tampoco nos ayudan a solventar el problema económico al que nos enfrentamos ahora mismo», explica Escribano y es que, como tantas personas autónomas, sigue teniendo que pagar «la cuota de autónomos, mi estudio de trabajo y los gastos fijos y sin poder salir a trabajar ni acercarme, por los controles», lamenta.
La boda que no pudo ser, pero será
Bodas religiosas y civiles se están cancelando o posponiendo y, con ellas, los convites, reservas de alojamientos hoteleros para invitados de fuera de la isla y actividades complementarias asociadas a este tipo de eventos.
Uno de los casos es el de Pepe y Sonia, que se iban a casar en el Ayuntamiento de Ibiza el pasado 21 de marzo, en pleno estado de alarma, con lo que, lógicamente, han aplazado la fecha.
«En principio hemos puesto fecha para el 30 de mayo, pero, vista como está la situación, la vamos a posponer a septiembre o octubre», relata Pepe a Noudiari.
La posibilidad de casarse, pero a puerta cerrada, no les convencía y mucho menos teniendo en cuenta que los familiares de la novia, que son de Alicante, «no se podían desplazar a Ibiza».
David y Sonia tenían previsto casarse el 23 de mayo en Can Rafal, una casa que han alquilado para el evento que reunirá a 160 personas. «No la hemos cancelado todavía porque estamos pendientes de lo que suceda, pero sí que durante estos días estamos tratando de organizar un plan B. Hemos pensando en octubre de este año», nos explica David.
El problema es que, para esa fecha, pueden contar con la casa y con el chef del cátering pero no con el fotógrafo y el cámara para el vídeo porque ya tienen bodas para esas fechas. «Se están acumulando los eventos en octubre», explica.
Es más, a la vista de esas dificultades, incluso piensan en posponerla a 2021.
«Nos consta que hay gente que ya está pidiendo días poco habituales, como viernes o domingos para casarse, porque todo el mundo quiere los sábados y es imposible ubicarnos a todos en septiembre, octubre o noviembre», relata David.
En su caso solo vendrían de fuera unos amigos de Mallorca, con lo que el tema de los desplazamientos no lo tienen muy complicado.
Un revés para la pareja que hasta ahora estaba organizando todo con calma y sin estrés pero que, a pesar de todo, se enfrenta a la situación con buen humor y sin perder los nervios.
Lo mismo les sucede a María y Juan (nombres ficticios ya que prefieren mantener el anonimato), que tienen su boda programada para unos días antes: el 16 de mayo. «Hemos puesto en marcha un plan B y le hemos pedido al sitio donde la celebrábamos otra fecha. Nos han dado para julio», relata María, que se muestra tranquila porque lleva muchos años con su pareja y no va a perder los nervios por algo que ha de ser bonito: «todo esto tiene que ser una fiesta». «Y si no puede ser este año será el que viene», remarca.
En su caso ven imposible que la fecha de mayo se mantenga, sobre todo porque tienen invitados que vienen de Madrid y, por el momento, no hay garantías de que haya vuelos para esos días de mayo.
«Es una boda pequeña, de unos cien invitados y, cuando la hagamos, sea cuando sea, la celebraremos con más ganas si cabe», relata María, que es jefa de estudios en un instituto y confiesa que estos días está más pendiente de sus alumnos y alumnas que de los detalles de la boda. «Estamos haciendo cosas impensables gracias a la teleeducación, estamos trabajando muy bien y estoy muy orgullosa de los profesores y alumnos», aplaude.
También un cargo político local de Ibiza tenía pensado celebrar un discreto enlace durante los próximos días, que finalmente no se podrá llevar a cabo.
Enlaces anulados y/o cancelados en los ayuntamientos
El Ayuntamiento de Santa Eulària celebró la última boda el 14 de marzo, antes de que se decretase oficialmente el Estado de Alarma, y no fue en el Consistorio sino que un concejal se desplazó al lugar del enlace.
«Para el resto de marzo sólo teníamos una boda, para el día 31, que ha sido anulada. En abril teníamos cinco fechas reservas y dos de los enlaces ya han sido anulados. En mayo teníamos otras cinco, pero tres se han aplazado», explican desde el Ayuntamiento de Santa Eularia.
El Ayuntamiento de Sant Josep confirma que la boda prevista para el 4 de abril se suspenderá y que las cuatro siguientes (para los meses de abril y mayo) «están ya fuera de la cuarentena y de momento no se sabe nada».
Por su parte, desde que se decretó el estado de Alarma y durante los meses de abril y mayo, había previstas en el Ayuntamiento de Ibiza un total de 7 bodas.
«Las cuatro bodas que se iban a celebrar en el mes de marzo se han anulado. En un caso, los contrayentes venían de fuera de la isla», relatan fuentes municipales.
Para el mes de abril se había previsto celebrar una boda que, de momento no se ha cancelado, «estamos esperando al 15 de abril para dar o no la conformidad» explican.
Las dos bodas previstas para mayo se han aplazado para los meses de octubre y noviembre.
«Todas se iban a celebrar en la Sala de Plenos del Ayuntamiento, excepto una prevista para mayo, para la que habían solicitado el Claustro. La última boda que se celebró en el Ayuntamiento fue el dia 14 de marzo», relatan, una fecha en la que coinciden con otros consistorios como la última en la que se celebraron enlaces.
En Sant Antoni no tenían bodas previstas en marzo, mientras que en abril tienen cuatro que probablemente se verán afectadas; otras cinco en mayo, dos en junio y una en julio, según informan fuentes del Consistorio.
El 91,3% de las parejas opta por posponer
Una encuesta efectuada a parejas de España, Italia y Francia, usuarias del portal Bodas.net (con más de 2600 respuestas recibidas) señala que el 91.3% de las parejas opta por posponer y solo un 8,7% cancelará su boda, al menos por el momento.
En el periodo afectado (tomando a priori desde la semana del 16 de marzo y hasta finales de abril), se celebran un 10% de las bodas de todo el año, por lo que podrían resultar afectadas entre 16.000 y 17.000 bodas en España.
«Las parejas tardan unos 12 meses de media en organizar su gran día, según datos del Libro Imprescindible de las Bodas, y un parón de unos meses no tiene por qué echar al traste toda esa ilusión», señalan.
«La mayoría de las nuevas fechas que fijan son para la segunda mitad del año y únicamente el 8% opta por mover la fecha de su boda hasta el 2021. Podría decirse que las bodas de “primavera” se están moviendo a otoño, periodo en el que ya muchas parejas millennials prefieren casarse», explican.
Las costureras de Pronovias fabrican mascarillas
Como anécdota, las costureras de Pronovias Group, marca española de lujo líder mundial del sector nupcial, están fabricando voluntariamente 2.000 mascarillas para proveer a diferentes hospitales para proteger al personal sanitario frente al COVID-19.