Joan Miquel Perpinyà / La situación en las Pitiusas desde el punto de vista socioeconómico no puede ser más dramática y desalentadora. Sin la actividad turística, prácticamente la única fuente de ingresos de la que sobreviven —algunos muy bien aunque otros lo hacen en el sentido literal del término—, los habitantes de Ibiza y Formentera no tendrán de qué vivir, con suerte hasta la temporada 2021. La de este año, aunque pocos lo digan públicamente, todo el mundo la da por perdida. Irremisiblemente. Sin turismo no hay ingresos con los que hacer frente a los gastos ordinarios. Ya no digo los extraordinarios.
La de este año, aunque pocos lo digan públicamente, todo el mundo la da por perdida. Irremisiblemente.
Ya hemos hablado aquí antes de los que están felices y no pueden ocultar su alegría por habernos librado durante una buena temporada de esos incómodos visitantes que tantos perjuicios ocasionan, al margen de permitirnos vivir dignamente y sostener unos servicios públicos que veremos ahora cómo van a garantizar los gobiernos de PSOE y Podemos, tanto en Balears como en el conjunto del país. De todos modos, no hay mal que por bien no venga. Gracias a nuestro confinamiento y a haber parado en seco toda actividad humana, observamos una magnífica mejora de la calidad del aire y también de las aguas. ¿No es genial? No, no lo es.
Gracias a nuestro confinamiento y a haber parado en seco toda actividad humana, observamos una magnífica mejora de la calidad del aire y también de las aguas. ¿No es genial? No, no lo es.
En la actual coyuntura sanitaria y
económica, debemos asumir que muchas empresas cerrarán y sus
trabajadores serán despedidos. La recesión económica es inminente
y la ruina se cierne sobre nosotros. Que una empresa emblemática
como Grupo Pacha, ahora en manos de un fondo internacional de
inversión, estudie encadenar un ERTE por fuerza mayor con un ERTE
por causas organizativas/productivas, es un dato suficientemente
explícito y más que alarmante.
Nuestras penurias son motivo de alegría para algunos irresponsables. Pero a quienes se regocijan en la calamidad, ya sea por motivos políticos, ya sea por egoísmo, no están a salvo. De hecho, nadie lo está. Creen algunos que por ser funcionarios con una plaza fija, su sueldo está garantizado; o su pensión. Pero en absoluto lo está porque el dinero no cae del cielo. Si una sociedad no genera riqueza, no puede sostener el estado del bienestar. Es increíble que algo tan básico y tan elemental deba ser recordado.
Creen algunos que por ser funcionarios con una plaza fija, su sueldo está garantizado; o su pensión. Pero en absoluto lo está porque el dinero no cae del cielo.
Hay que hacer de la necesidad, virtud. Pero no conviene tomar a la ciudadanía por estúpida.
Que ahora, rápido y corriendo, el Consell d’Eivissa con la bendición del Consell d’Alcaldes, anuncie la instalación provisional de un centro de baja exigencia junto al Recinto Ferial de Vila, es la demostración palpable del fracaso colectivo de quienes año tras año han sido incapaces de levantar una instalación permanente digna y moderna, que dé respuesta a la gente sin hogar. Que no lo anuncien como un triunfo, sino como un jarro de agua fría. ¿Ni eso tan esencial somos capaces de sacar adelante en un plazo razonable en Ibiza? ¡Caray! Que no es una depuradora, ni un talud para consolidar un acantilado, ni el desdoblamiento de una carretera… Si fuera un hotel de lujo, ya hace años que estaría hecho y en funcionamiento.