Roberto Algaba / Desde hace varias semanas nos levantamos cada día con la esperanza de escuchar al encender la televisión o la radio, que un grupo de científicos ha encontrado una vacuna contra el coronavirus. Espero que cuando hayamos superado esta pandemia nos quede en la memoria el gran trabajo y labor de nuestros científicos y quedemos absolutamente convencidos de que la ciencia es un bien imprescindible para nuestro Estado del Bienestar.
En 1960, el científico americano Thomas D. Brock encontró, en una investigación básica en el parque nacional de Yellowstone, una bacteria llamada Thermus aquaticus que no moría a temperaturas altas. Estoy seguro de que muchos de sus contemporáneos pensaron al leer la noticia que qué hacía un ‘pirado’ gastándose el dinero de sus impuestos observando bacterias en Yellowstone. Afortunadamente y gracias a un hallazgo de hace más de medio siglo se pueden hacer hoy los tan famosos y de tanta actualidad test PCR. Quién podría imaginar que un descubrimiento aparentemente sin importancia fuese, 60 años después, la base fundamental sobre la que intentamos frenar una pandemia. Esta es una mínima muestra de la importancia de la investigación y la ciencia para nuestra sociedad y de cómo, un descubrimiento aparentemente poco útil de hoy puede significar un cambio revolucionario en las próximas décadas.
Según los datos de Eurostat, España ocupa la decimoctava posición en inversión en Investigación y Desarrollo en porcentaje del PIB en el conjunto de países de la Unión Europea. Nos superan países como Portugal, Italia, Estonia y Hungría. Nuestros científicos e investigadores, muchos de ellos dentro del grupo de mileuristas, tienen dos opciones para desarrollar su excelente trabajo: mendigar para conseguir financiación para sus proyectos o, lo más lamentable y que significa nuestra derrota como país, emigrar. No nos podemos permitir el lujo de que nuestros mejores científicos desarrollen sus proyectos fuera de nuestras fronteras.
Espero que los Pactos de Estado de los que tanto se está hablando tengan, como uno de sus objetivos prioritarios, que nuestro país sea el número uno en inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) dentro de la Unión Europea. Si conseguimos este reto, muy probablemente el gran descubrimiento futuro sobre el que se desarrolle una solución eficaz para un problema global lo encuentre un grupo de científicos de un proyecto desarrollado en nuestro país.
Después de todo el esfuerzo que la sociedad está haciendo y hará en el futuro para superar esta crisis sin precedentes, una de las ideas fundamentales que se nos tiene que quedar grabada a fuego a las personas que, de una manera u otra, gestionamos los recursos públicos es: la investigación no es un gasto, es una inversión.
Roberto Algaba
Concejal del Grupo Municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Ibiza y director insular de Transportes del Consell de Ibiza.