Joan Escandell Salvador / La situación de confinamiento ha alterado la vida sexual de muchas parejas, y también la de aquellas personas que no teniendo pareja con la que convivan, no pueden optar a conocer gente como lo podían hacer habitualmente, con la lógica reducción de la posibilidad de encontrase sexualmente con otras personas.
El sexo es una parte esencial de la vida, que tal vez en esta situación se está resintiendo mucho. Lógicamente, la preocupación y la situación de angustia y estrés por diversos factores minan la posibilidad de disfrutar de la sexualidad en plenitud, aun teniendo una pareja dispuesta y cerca.
Tal vez en una situación socialmente excepcional como esta, sea interesante también plantearse que otras posibilidades nuevas y alternativas tenemos para mantener nuestra vida sexual en marcha como sujetos que desean y se desean, siempre que implique cuerpos que se encuentran desde el respeto y establecen sus propias normas para ese encuentro, sea virtual, real…
Nuevas alternativas a nivel sexual pueden suponer encontrar alicientes en una situación de excepción y alarma y abrir nuevas puertas diferentes de las que podemos usar de manera habitual, en una situación en la que es difícil expresarse a nivel sexual.
Muchas personas afrontan un stand by, una paralización de muchos componentes habituales e importantes de sus vidas, por lo que es necesario encontrar nuevas fuentes que relancen nuestro deseo como personas, y por ende,que relancen el deseo sexual, una vida regida por el deseo en sus diferentes dimensiones es sin duda una de las mejores maneras que tenemos para afrontar la vida. Una situación excepcional puede requerir de respuestas diferentes en los diferentes ámbitos, que tal vez no consideraríamos de encontrarnos en nuestra situación habitual.
Opciones como los juguetes sexuales, el sexo virtual, las páginas de contactos, innovar en las prácticas sexuales entre aquellos amantes que conviven juntos… pueden abrir la puerta a que este sea un estímulo para atravesar una etapa como esta, marcada por la incertidumbre.
Todo ello para no claudicar en nuestro compromiso como seres deseantes -del que la sexualidad es un parte importante- como manera de reivindicar una posición ética marcada por el compromiso con lo que realmente queremos -incluso en situaciones excepcionales- huyendo del estereotipo de lo políticamente correcto y según la moral particular que los amantes compartan. El sexo, cuando no es autoerótico, es un acuerdo privado entre dos o más donde nadie tiene porque meterse mientras se haga desde la consideración y el respeto. El ser humano es absolutamente libre para determinar aquello que le satisface ya que el objeto de la sexualidad humana no está predeterminado, como sucede con los animales. La búsqueda de la propia satisfacción y deseo no puede estar amortajada por una moral rígida, pero siempre debe tener en cuenta los derechos de los demás, aunque también se vea modificada por los devenires sociales y su impacto.
Joan Escandell Salvador.
Psicólogo colegiado B-01894
Autor del blog http://www.psicoeivissa.blogspot.com