Especial Día Internacional del Trabajador / El Ayuntamiento de Sant Josep destaca el trabajo de todos los servicios municipales durante este confinamiento, pero ha querido poner el acento en un nuevo servicio que han puesto en marcha para estar más cerca de sus mayores.
La concejala de Benestar Social, Ana María Ribas Alonso, propuso la creación de este servicio, muy discreto y a la vez efectivo, de llamadas a las personas mayores del municipio para mantener un canal de comunicación y conocer de primera mano qué necesidades tienen en este momento.
Lo presta personal de las instalaciones deportivas municipales que permanecen cerradas.
Decenas de llamadas y conversaciones cada día, cada una con sus particularidades, pero todas hechas con discreción y con el objetivo de lanzar un mensaje: «Estamos aquí para lo que necesitéis», relata una de las personas dedicada a este servicio. «Es algo tan sencillo y a la vez tan importante como llamarles y preguntarles si están bien y si necesitan que les ayudemos en algo», añade.
«Hemos constatado que tiene una gran acogida y eso nos hace sentirnos muy agradecidas de poder ofrecerlo», relata. Y es que la soledad que sienten algunos mayores no tiene tanto que ver con no poder salir de casa sino con la falta de comunicación. Como le pasa a gran parte de la población, en general, en estos momentos de incertidumbre.
Un servicio que se ha ido ampliando
Comenzaron llamando a las personas mayores usuarias de Servicios Sociales pero, poco a poco, el listado se ha ido ampliando hasta alcanzar también personas que están apuntados a los talleres que ofrece el Ayuntamiento de Sant Josep o que han participado en alguna de las comidas que se organizan para este colectivo.
«Desde luego, hay todo tipo de casos, pero para nada hay que pensar que la realidad de estas personas es triste en estos momentos».
Más bien al contrario, «muchas de las personas mayores que están solas no están mal en absoluto. Viven en el campo, tranquilas, no son dependientes y están muy contentas de poder valerse por sí mismas y de tener su rutina diaria, de seguir en contacto con la tierra. Todo eso les hace muy felices», relata.
Otros muchos no viven solos sino con sus familiares y están muy acompañados en estos momentos.
Algunas personas son breves en sus respuestas a la llamada municipal y siempre agradeciendo en detalle, mientras que otras pasan «un ratito más largo» conversando.
«A veces te das cuenta de que las personas mayores no están tan preocupadas por sí mismas como por sus hijos y sus nietos. Por sus familiares, en suma. Especialmente aquellos que tienen familia trabajando en los supermercados, en el hospital; casos que a veces tienen cerca y que les hacen estar muy pendientes de su salud y de su día a día. También están preocupados por sus amigos, a los que no pueden ver estos días, y que están muy presentes en sus pensamientos», explica una de las personas que está al cargo de las llamadas.
No es raro tampoco que manifiesten su preocupación por el futuro laboral de los jóvenes en una situación como la actual.
Las personas al cargo de este servicio esperan que, una vez hayan completado la primera vuelta de contactos, haya una segunda oportunidad para llamar a aquellos que lo han pedido. «Incluso cuando ya haya terminado todo, para que sepan que estamos aquí», relata la trabajadora, que tiene una lista de 150 personas, de las que ya había contactado con 60 el miércoles pasado. Todas ellas tienen entre 65 y 94 años.
«No emocionarse proporcionando este servicio es imposible porque hay personas que lo agradecen mucho e incluso piden volver a recibir una llamada, porque ese rato les ha servido de mucho», asegura.
«Realmente recibimos más de ellos de lo que nosotros les ofrecemos», afirma y subraya que lo que más le gusta de este trabajo «es escuchar cómo valoran lo más simple y lo más esencial, lo que verdaderamente importa de la vida», concluye.