Especial Día Internacional del Trabajador / La actividad de Servicios Sociales de Sant Joan ha cambiado de un día para otro de forma radical. De recibir unas cinco llamadas al día para consultas y otros trámites, ahora gestionan entre 25 y 30.
La crisis sanitaria del Covid-19 ha revelado que muchas personas viven en precario y que dependían totalmente de los ingresos de la temporada o de trabajos por horas para poder subsistir. Sin temporada a la vista y sin ingresos de ningún tipo, los Servicios Sociales de Sant Joan están volcados en dar una respuesta a sus ciudadanos más vulnerables y a todos lo que necesiten apoyo.
Virgina Escandell, trabajadora social, atiende este servicio junto con una educadora social; una auxiliar de apoyo a domicilio y, a la vista de la altísima demanda de este servicio, el Consistorio va a contratar a una trabajadora social más.
¿Cómo están viviendo estos días?
Con mucho trabajo, tanto por el incremento de consultas, tan abrumador, como porque hay que tramitar diferentes tipos de ayudas institucionales con el objetivo de adelantar al máximo los convenios con instituciones como el Govern balear o el Consell d’Eivissa.
Las llamadas son constantes, pero es que también se presenta gente en la puerta. En principio no puedes atenderles pero a veces llegan tan desesperados que algo tienes que hacer, no puedes dejarlos desatendidos. Sobre todo cuando son personas mayores, o que no tienen Internet en su casa.
Desde luego todo un cambio en la manera de trabajar…
Todos los profesionales de Servicios Sociales estamos muy acostumbrados a trabajar con entrevistas personales y a recoger documentación que justifique su situación económica y social… pero siempre con entrevista. Por eso, cuando no podemos hacer una entrevista personal, como ahora sucede, es una novedad a la que nos tenemos que adaptar. Y esa adaptación requiere un tiempo.
¿Qué es lo más complicado de gestionar?
La gente llega con un nivel de ansiedad muy grande. Ya no solo es la dificultad económica del aquí y el ahora sino que sienten la angustia del qué pasará en el futuro, ante un verano incierto. Gente que depende de la temporada; principalmente muchos autónomos que viven de la temporada y que intentaban ahorrar para pasar el año entero con lo que hacían en verano.
Sant Joan tiene la peculiaridad de que hay mucha gente que vive con muy poquito, pero es que ahora les va a fallar incluso ese poquito. Los mínimos ingresos que tenían de mercadillos o relacionados con el turismo y el verano no los pueden tener y están asfixiados. Hay mucha angustia por la falta de perspectiva a medio y largo plazo. Llegan llorando algunos, más angustiados por ese futuro incierto que por la propia necesidad económica.
¿Qué casos son los más extremos?
Esta situación ha cogido de lleno a personas que llevaban poco tiempo en la isla como marroquíes, paraguayos… que se han encontrado con que la gente ya no les contrata por horas. Hay una economía de trabajo por horas, sumergida, que ha desaparecido. Hay que recordar que los extranjeros, hasta que no llevan tres años en España no pueden pedir su residencia legal y no pueden tramitar su permiso de trabajo. Trabajan en economía sumergida porque tienen que comer. Las personas sin permiso de residencia y de trabajo al día siguiente del primer día de confinamiento ya estaban sin trabajo. Son los primeros de los que se prescinde porque no existe ningún vínculo legal en esa relación laboral.
En una situación como esta, ¿es posible ver algo positivo desde Servicios Sociales?
Es complicado ver el lado positivo ahora, porque realmente nos estamos encontrando una situación extrema. Pero es verdad que creo que todo esto está sirviendo para dar a conocer el importante trabajo de los Servicios Sociales del Consistorio. La población en general es más consciente del servicio que ofrecemos en Servicios Sociales. Trabajamos siempre muy de puertas para adentro y creo que ahora la población es más consciente de nuestra utilidad, también por las noticias que aparecen en prensa de todo el trabajo que hacemos. También veo que han surgido redes de apoyo, de personas particulares que nos llaman y nos preguntan en qué pueden ayudar. Gente preocupada por los que menos tienen y ofreciendo su ayuda. Y también es bonito el agradecimiento de la mayoría de personas a las que ayudas.