Laura Ferrer Arambarri / Los medios de comunicación hemos llenado páginas y páginas de contenido, minutos y más minutos de radio y televisión, sobre el Plan Piloto de turismo alemán en Baleares.
Un plan que, en principio, ponía a las islas en la vanguardia de la apertura turística del país al abrir sus fronteras con la UE hoy, 15 de junio, en lugar de la fecha prevista por el Gobierno central: 1 de julio.
Al margen de si es o no es buena idea abrir ya las fronteras a visitantes extranjeros, con el riesgo evidente de casos importados de coronavirus que eso supone y sin más medida de prevención que una toma de temperatura y un cuestionario, el Plan Piloto parecía una buena idea para lanzar una imagen de normalidad a los mercados y comenzar a reactivar la maltrecha economía balear, turístico-dependiente hasta límites insostenibles.
Dos semanas de ventaja que constituían una buena publicidad para Baleares.
Sin embargo, en cuanto se conocieron los detalles, se vio claramente que era un plan hecho a la medida de Mallorca.
Nunca se habló con claridad sobre el reparto de esas 10.900 plazas entre las cuatro islas y quedó patente, desde el primer momento, que la gran beneficada era Mallorca, una isla en la que el turismo alemán es mayoritario.
Ayer (apenas seis días después del anuncio del Plan Piloto), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desvela que la apertura de fronteras se adelanta al 21 de junio, es decir, al domingo que viene, con lo que, de facto, el tan cacareado Plan Piloto queda reducido a seis días que solo van a servir para hacer una gigantesca campaña publicitaria a Mallorca y para que los ricos alemanes que tienen sus possessions en Mallorca puedan regresar a tomar el buen sol del sur en sus segundas residencias una semana antes.
No olvidemos un hecho importantísimo: a finales del pasado mes de abril, cerca de 200 cartas de inversores alemanes exigían a la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, que facilitase el regreso inmediato a Mallorca de los ciudadanos de Alemania que tienen sus segundas residencias en la isla.
Las cartas tenían un claro contenido amenazante, por no hablar de tono chantajista, ya que aseguraban que las inversiones inmobiliarias de este país en Mallorca, millonarias, se iban a desviar a otros lugares si se mantenían las dificultades de sus compatriotas para regresar a la isla.
Pues básicamente ya lo han conseguido. Ya pueden venir, antes de lo que se preveía, a gozar de sus pertenencias en el 17 länder de Alemania. En total libertad y sin cuarentena de por medio.
Según explicaron Armegol y Negueruela en la rueda de prensa, en este Plan piloto han estado involucradas las conselleries de Turismo, Salud y Movilidad; la ministra de Turismo, Reyes Maroto; Bel Oliver, secretaria de Estado del ramo; los cuatro consells insulares (el Consell de Ibiza lo ha negado) y las entidades empresariales y sindicales de la isla.
Un enorme despliegue que, finalmente, ha servido para preservar los intereses económicos de Mallorca, única y exclusivamente.
Una simple y llana semana de adelanto con respecto al resto del país. Pero ha sido un cebo muy jugoso en el que hemos caído todos los medios de comunicación y en el que la presa ha sido decepcionante.
¿La prueba? Hoy Ibiza no tiene ningún vuelo con Alemania, mientras que Mallorca tiene seis: dos con Düsseldorf, otro con Munich, además de con Colonia, Frankfurt y Hamburgo y uno con Suiza (Zurich) cuyos pasajeros se supone que deben viajar con justificación y pasar la cuarentena, ya que no entran en el plan piloto de sus vecinos alemanes.
Mallorca va a conseguir lo que quería, la foto de turistas llegando a la isla hoy, antes que cualquier otro destino nacional, sin cuarentena ni restricciones.