EFE / El vertido al mar de agua con alta concentración de sal procedente de las desaladoras pone el riesgo las praderas de posidonia del Mediterráneo, según demuestra un estudio de la Universidad de las Islas Baleares (UIB).
La posidonia oceánica, una planta endémica abundante en el entorno de Baleares y esencial para los ecosistemas marinos del Mediterráneo, es muy sensible a las condiciones del agua y se desarrolla con concentraciones de sal de entre 35 y 38 gramos por litro, ha explicado la UIB en un comunicado.
A partir de los 39 gramos por litro la planta no se desarrolla, por lo que los vertidos de aguas hipersalinas procedentes de las desaladoras, con concentraciones de hasta 70 grampos por litro, suponen una amenaza para su supervivencia.
El grupo de Ecología Interdisciplinar de la Universidad balear ha llevado a cabo un estudio en colaboración con el equipo de Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo que ha probado que la posidonia «se ve severamente afectada» por las aguas residuales de las desaladoras.
En el trabajo, publicado por la revista «Science of the Total Environment», se han empleado técnicas bioquímicas y biomarcadores para establecer el estado fisiológico de las plantas y la respuesta de sus células a la alta salinidad.
«Los resultados muestran que los marcadores de estrés oxidativo y daño celular se incrementan en los puntos en que la salinidad del agua del mar es más elevada», donde las hojas crecen hasta un 75 % menos.
Las praderas de posidonia oceánica, que solo se desarrollan en áreas marinas mediterráneas con buena calidad ambiental, crecen a un ritmo lento por su baja capacidad de producción de semillas, lo que las hace especialmente vulnerables.
«En muchos casos, las pérdidas de biomasa pueden convertirse en irreversibles y únicamente recuperables a muy largo plazo», alertan los impulsores del estudio.