EFE / El curso escolar comenzará en Baleares el 10 de septiembre adaptándose a la realidad poscovid, con grupos «burbuja» estables de alumnos, patio por turnos, obligatoriedad de las mascarillas a los 9 años y posibilidad de educación a distancia en el Bachillerato y los últimos cursos de Secundaria.
El conseller de Educación, Universidad e Investigación, Martí March, ha presentado este martes las instrucciones que ha elaborado el Govern para los centros de cara al próximo curso 2020/21, en las que tendrán que basarse para presentar, a finales de julio o principios de agosto, sus planes de contingencia, detallando cómo organizarán los espacios y tiempos.
En estos planes, que deberán ser aprobados luego por el Govern, cada centro establecerá sus necesidades para cumplir con las medidas de seguridad sanitarias, de tal modo que, en caso de no tener suficiente espacio en sus instalaciones la Consellería podría habilitar otros espacios públicos de refuerzo, ha detallado el conseller.
March ha asegurado que el Govern tiene previsto un incremento «importante» en el número de docentes en los centros públicos y privados de cara al próximo curso, aunque no ha dado cifras de ese aumento. «Queremos tener mas docentes, mas seguridad, más ayudas de comedor y más digitalización», ha dicho, una materia esta última en la que el Govern invertirá 2 millones de euros.
Para luchar contra la propagación del virus, los centros tendrán que crear lo que March ha llamado «grupos burbujas «o «grupos de convivencia» formados siempre por los mismos alumnos y que no se mezclarán con otros, y podrán también organizar las clases en bloques temáticos para que tengan contacto con menos profesores.
Estos grupos, ha indicado el conseller, son especialmente importantes desde la Educación Infantil hasta cuarto de Primaria, que es el curso a partir del cual los niños tendrán que llevar mascarillas si no pueden mantener la distancia de seguridad de un metro y medio.
En el caso de que los niños no lleven de casa las mascarillas por motivos económicos o de otro tipo, el centro tendrá que facilitárselas y se las podrán quitar cuando sean capaces de mantener la distancia de seguridad. En el caso de que en el aula no haya espacio suficiente, deberán llevarlas puestas.
En cuanto a los horarios, la salida al patio tendrá que ser escalonada, al igual que la entrada y salida del centro, lo que puede causar variaciones en las duraciones de las clases, ha informado el conseller.
El Govern, ha continuado, permite que los centros planteen establecer turnos de mañana o de tarde, pero en todo caso tienen que ser aceptados por los profesores y los padres, ya que esos cambios horarios pueden causarles perjuicios inasumibles.
En cuanto a la educación a distancia, es una posibilidad que la Conselleria contempla en Bachillerato o en los últimos cursos de Secundaria, pero se combinará con la educación presencial y siempre con el visto bueno de la Inspección Educativa del Govern.
No se podrá hacer, salvo el caso de que haya otro confinamiento, en Infantil y Primaria, ni tampoco en la educación especial, porque, según el conseller, en estos ámbitos educativos «es casi imposible» llevarla a cabo. «La presencialidad para nosotros es clave», ha dicho.
Además, los centros tendrán que tener una sala de aislamiento por si hay casos sobrevenidos de COVID-19 y los alumnos deberán viajar con la mascarilla puesta en los autobuses de transporte escolar, así como guardar la distancia de seguridad en los comedores, que tendrán que funcionar por turnos dependiendo del aforo y respetar los grupos «burbuja».
La Conselleria de Educación trabaja un protocolo con tres escenarios posibles en función a la evolución de la pandemia: la máxima normalidad, una normalidad con restricciones y un nuevo confinamiento. Y también baraja la posibilidad de que se cierren centros puntuales sometidos a cuarentena en caso de detectarse casos de la COVID-19.
«Sabemos que será un curso complejo, que habrá muchas incertidumbres, nadie niega que pueda haber rebrotes y de ahí la respuesta en el protocolo que estamos haciendo», ha dicho March al respecto.
La idea, en todo caso, es comenzar el curso «con la máxima seguridad» para que las familias puedan estar tranquilas desde le punto de vista sanitario en un momento en que, ha avisado el responsable de Educación, «no existe el riesgo cero».