Laura Ferrer Arambarri / Su simpatía y elegancia le preceden y hacen que se gane a casi todo aquel que le trata. Nacido en Sant Josep en 1952 en el seno de la conocida familia Botja, Vicent Marí Tur se atrevió publicar su primer libro en 2009, Dones de pagesa: els treballs i els dies, con un título que hace un guiño al poema didáctico de Hesíodo Los trabajos y los días. Se convirtió inmediatamente en un súperventas local que ahora aspira, en la traducción al castellano en la que ya trabaja, a alcanzar más lectores.
En 2011 publicó su segundo libro, un trabajo mucho más personal, centrado en sus experiencias como ibicenco y josepí titulado Patrimonio Personal.
Ahora, Volando tiempos. Estampas desde Köln, también de Balàfia Postals y editado este año, podría entenderse como una continuación, con la particularidad de que el lector transita esta vez entre los recuerdos de su Ibiza natal y su Köln (Colonia) de adopción, en Alemania, ya que de allí es su pareja, Horst, y desde hace unos años vive a caballo entre estos territorios a la vez antitéticos y complementarios.
Aunque su primer libro data de hace solo once años, me imagino que el gusanillo de la escritura le viene de más lejos…
De niño era buen estudiante porque en Primaria tuve a un muy buen maestro, Pedro Planells, don Pedro, al que le dedico un capítulo en mi segundo libro. Él, cada día, nos pedía una redacción de inventiva y también un dictado, con lo cual aprendíamos a trabajar la imaginación y a dominar y respetar la gramática.
¡Cómo nos marcan algunos maestros!
Desde luego. En Bachillerato tuve muy buenos profesores como don Pascual García Molina, que era el profesor de Latín; o Llanos Lozano, de Filosofía… Profesores magníficos, aunque yo fui un pésimo estudiante. Pero, como me rio de mí mismo y me tomo la vida con humor, en el libro anterior decía que en primero de Bachillerato me había colgado una asignatura; en segundo, dos; en tercero, tres y en cuarto, cuatro y en quinto… fui más original y repetí curso [ríe].
Fui un estudiante bastante malo. En la Universidad siento no haber hecho mejor la carrera, pero estoy contento de cómo viví aquellos años de juventud, de tratarte con otra gente… Lo de estar en pisos entonces no estaba a la orden del día y la gente iba al colegio mayor. Si volviera a estudiar la carrera, volvería al colegio mayor porque creo que la Universidad es vivir todo lo que comporta ser universitario. Viví más aquellos años en la calle, en el mundo de la cultura fuera de las aulas, que en la facultad.
¿Cómo surgió escribir y publicar su primer libro?
Dones de pagesa: els treballs i els dies fue producto de una beca pero, aunque era un trabajo de investigación, procuré, en la medida en la que yo pudiera, darle un cariz literario y que no fueran meras entrevistas a pagesas sino que, en conjunto, tuviera su parte creativa, su hilo.
Cuando me decidí a escribir fue para demostrarme a mí mismo que, a pesar de lo mal estudiante que fui, de que no he sido un lector empedernido, de que me gustaría ser mucho más leído y culto de lo que soy, podía hacerlo. Que era capaz de hacerlo. Fui capaz y saqué incluso un segundo libro y ahora un tercero.
Parecer ser que gustó y que la gente se siente a gusto leyéndome. No intento ser otro. No puedo ser Villángomez ni Fajarnés, así que intento ser yo.
Precisamente el subtítulo de su libro es Estampas desde Köln, con lo que hace un guiño a L’any en estampes de Marià Villangómez.
Para mí es la vaca sagrada en lengua catalana de nuestra literatura y, en castellano, Enrique Fajarnés. Si pudiera escribir en catalán como uno y en castellano como el otro sería el más feliz del mundo. Pero tengo mis límites y mis humildes posibilidades.
Desde hace unos años tiene establecido casi un puente aéreo entre Ibiza y Colonia. ¿Ha sido duro no poder viajar a Alemania? ¿Cómo ha pasado el confinamiento?
La presentación de mi libro, que fue el 28 de febrero, fue de los últimos actos culturales que se celebraron con normalidad en Ibiza. Unos días después se inauguraba la exposición de Joan Albert Ribas en Sa Nostra Sala del Consel y le mandé un Whatsapp diciéndole que ya estaba preocupado por las noticias que estaban saliendo sobre el tema y me disculpé por no asistir. A las pocas horas vi que se había suspendido el acto. Justamente mi pareja había venido diez días antes para la presentación del libro y, menos mal que se fue al día siguiente, porque le habría pillado el confinamiento en Ibiza y él tiene su trabajo en Alemania.
Lo he pasado aquí, lo he pasado bien. No sé si por mi carácter o porque soy un poco inconsciente no me afectó en mi vida cotidiana. Vivo en Puig des Molins con una terraza desde la que veo el mar. Soy muy cinéfilo y estoy retomando lecturas de cuando era joven para revisitarlas. No se me hizo en absoluto [enfatiza] cuesta arriba.
Es un hombre con un notable don de gentes y capacidad de relaciones públicas, aunque en el libro ofrece una faceta en la que descubrimos un lado más introvertido y observador de lo que pudiera parecer.
Así es. De la misma forma que haces esta observación, cuando yo le digo a mi gente, a mis amigos, que yo soy una persona un punto tímida no me creen. Pero yo creo que sí y que intento vencer esta timidez con esta verborrea y con lo aparentemente comunicativo que soy. Con los libros posiblemente pase lo mismo. Mi placer es mayor a la hora de plasmar mis sentimientos que luego al recibir los comentarios de la gente. Pero la crítica la acepto muy bien para aprender y para corregir.
Cuando yo le digo a mi gente, a mis amigos, que yo soy una persona un punto tímida no me creen. Pero yo creo que sí y que intento vencer esta timidez con esta verborrea y con lo aparentemente comunicativo que soy.
Las presentaciones de sus libros están siempre llenas a rebosar y es llamativo, no solo por el número sino por lo variado de los presentes, en todos los sentidos.
Conozco a mucha gente y muy variada por mi familia, por mi pasado, por mi restaurante, por mi época de profesor… Sí que es cierto que en las presentaciones hay un gentío impresionante y sería falsa humildad no reconocerlo y, en lo que respecta a la clase política, vienen derechas, izquierdas, de centro… todo el mundo. Desde el presidente del Consell, Vicent Marí, a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer o el de Sant Josep, Josep Marí Ribas. Vienen consellers, regidores, Pilar Costa, Fanny Tur o Abel Matutes… Agradezco mucho el cariño que me demuestra la gente. Dicen que algo tiene el agua cuando la bendicen. No sé qué tendré pero algo sí, provocaré curiosidad o cariño.
Sí que es cierto que en las presentaciones hay un gentío impresionante y sería falsa humildad no reconocerlo y, en lo que respecta a la clase política, vienen derechas, izquierdas, de centro… todo el mundo.
Lo cierto es que todos los que le conocemos destacamos que tiene un evidente don de gentes, un saber estar y una elegancia. ¿De dónde le viene?
Te pasas, te pasas [ríe] En casa dicen que soy un pesado y un metomentodo.
Creo que influyen varios factores. Los primeros años de Bachillerato estuve cuatro años de internado en La Salle de Berga, Barcelona. Fueron los peores años de mi vida pero, como soy positivo y siempre procuro ver la parte buena de las cosas, de las situaciones y de lo que te trae la vida, me quedo con la parte positiva de una cierta educación y disciplina que recibí allí. Nos enseñaban cómo había que comer, qué cubiertos emplear… una educación completa que creo que te queda.
Los primeros años de Bachillerato estuve cuatro años de internado en La Salle de Berga, Barcelona. Fueron los peores años de mi vida pero, como soy positivo […] me quedo con la parte positiva de una cierta educación y disciplina que recibí allí.
Mis padres, además, eran gente correcta y nos intentaron inculcar la mejor educación que es la del respeto a uno mismo, al otro y a la familia. El respeto al diferente. Supongo que haber viajado un poco y conocido a gentes diversas me puede haber dado un poco de cultura… un poco, un poquito, al menos. Si eres un poco esponja luego lo destilas.
Siempre ha hablado con naturalidad y abiertamente de su pareja, Horst, y no siempre sucede entre hombres de su generación en Ibiza, a pesar de que la isla se vanagloria de su tolerancia desde hace décadas hacia el turismo gay.
Por la edad que tengo, 68 años años, mi juventud pasó en la época franquista, en la que había otras ideas y otra cultura, por más que Ibiza, a partir de los años 60, fuera una isla abierta, con los hippies que trajeron unas novedades y una forma de vida a la que no estábamos acostumbrados. Yo siempre fui como fui pero siempre procuré llevar mi vida discretamente. En la época en la que yo tenía a mis padres, que naturalmente eran de otra generación y de otra formación con unas bases religiosas, y por respeto hacia a ellos, fui una persona discreta en la vida pública.
Cuando pasamos de la dictadura a la democracia, cuando mis padres ya habían fallecido y cuando yo tenía mucha vida por delante me pareció absolutamente natural comentar con mi familia cómo me sentía yo a gusto y cómo me sentía yo feliz. Para mí es muy importante la opinión de mi familia porque tú sabes que somos muy clan y estamos muy unidos. Después lo compartí con ellos y fue todo bien, sin nada de objetar. Nunca me escondí de nada aunque soy una persona discreta en este aspecto. En mi segundo y en mi tercer libro está muy presente mi pareja. El segundo incluso se lo dediqué. Mi timidez la contrarresto con muchísimo arrojo, por eso me pareció natural dedicarlo a mi pareja y, en la presentación, decir públicamente que estoy muy agradecido a mis estudios, a mi pasado, a mi familia, a mis profesores, y también a mi pareja.
¿Cree que Ibiza va a dar un giro tras esta crisis, que tomará alguna lección o volverá a las andadas de la falta de mesura?
La primera lección es que no pensábamos que pudiera ocurrir algo así. Vivíamos en una sociedad más o menos hedonista y más o menos dedicada a los negocios y los problemas de epidemias o de enfermedades o la pobreza nos tomaban muy lejos. Tratas de ayudar, de colaborar con ONGs pero siempre planea la idea de que este tipo de problemas nos caen lejos. Cuando te encuentras con algo así te das cuenta de que somos muy vulnerables y de que no estábamos preparados para esto. Pero intento ver lo positivo dentro de lo negativo. La Ibiza que hemos vivido los días a partir de que hemos podido salir de la cárcel doméstica, poder ir a la playa sin hamacas balinesas, sin esas tonterías que nos han venido de fuera, sin la música, era como recuperar la Ibiza de mi infancia.
La otra lectura es la económica. Ibiza depende del turismo pero creo que lo que ha pasado nos tiene que hacer reflexionar sobre si en lo que habíamos convertido a la isla es en lo que queremos seguir o si hay que aprovechar este bache para recoser la isla que se ha deshilachado de esta manera. Yo creo que, más que reconstruirla, hay que matarla y hacerla renacer. Claro, esto queda muy bien decirlo pero llevarlo a la práctica es muy difícil. Todo el mundo tiene derecho a vivir y a llevar sus negocios mientras estén dentro de la legalidad, pero creo que en Ibiza más que añadir hay que desembarazarse quizás de un tipo de turismo y de un tipo de ocio que se ofrece al turista.
Hay que aprovechar este bache para recoser la isla que se ha deshilachado de esta manera. Yo creo que, más que reconstruirla, hay que matarla y hacerla renacer. Claro, esto queda muy bien decirlo pero llevarlo a la práctica es muy difícil».
¿En Colonia ha encontrado el complemento perfecto para Ibiza?
A los isleños que estamos muy apegados al terruño nos va bien tomar distancia y vivir otras circunstancias diferentes. Yo me fui a Colonia por amor. El aliciente de estar allí es estar con mi pareja, pero aprovecho todo lo que me da Colonia y que no me da Ibiza. Procuro irme de Ibiza en verano. Es más, ahora me voy en breve y no volveré hasta septiembre. Es un lujo irme de Ibiza en verano porque a mí la Ibiza que me gusta es la tranquila que disfruto en invierno. En Alemania aprovecho para visitar museos, ir a conciertos… Colonia es una ciudad que tiene cantidad de museos, está llena de parques. Allí tengo mi bicicleta. Hay costumbres que aquí no están enraizadas como tomar el té por la tarde o ir a un concierto a mediodía.
Destaco la gran presencia femenina en el libro, más notable que la masculina. ¿Obedece algo?
Es más válida la pregunta que mi contestación. Agradezco mucho que me hagas esta observación. El porqué no lo sé, pero es cierto que ha habido mujeres que han sido importantes en mi vida como Maria de Can Xanxo, a la que siempre consideré como una segunda madre. Los recuerdos de la niñez pesan mucho a medida que te vas haciendo mayor.
Pero también dedica capítulos propios a Toni Roca, Adrián Rosa y a los creadores de Paula’s Ibiza: Armin Heinemann y Stuart Rudnick.
Son personas a las que aprecio, respeto y de las que he aprendido y tienen mucho en común aunque a la vez son muy diferentes. Todos son artistas. Uno de la poesía, otro de la pintura y Armin y Stuart de un amplísimo espectro. En uno de mis libros digo que sin Paula’s Ibiza la isla no sería la misma. Sería más pobre porque han aportado mucho a Ibiza en la moda, en la cultura, en la ópera, en espectáculos de calle…
Lo poco que sé de pintura me lo ha enseñado Adrián Rosa y con Toni Roca me une una amistad de años.
Los tres libros están muy apoyados en fotos.
Como en todo me gustaría ser mejor fotógrafo pero me gusta mucho apoyar los textos con imágenes. Las fotografías no dejan de ser estampas, aunque para mí la estampa es la imagen metafórica de la palabra escrita. Procuro trabajar el pie de foto, que tenga también algo que decir.
Me imagino que los Botja tienen que tener unas reuniones familiares muy animadas. En sus ‘filas’ está ex conseller Joan Marí Tur, el ex alcalde de Sant Antoni Antoni Marí Tur…
Este espíritu de clan que tenemos ya nos viene de padre y madre. Mi padre estuvo muchos años en Argentina, vivió otro mundo y otra cultura. Al volver siempre nos contó historias de aquello y eso nos hacía vivir otros mundos y otras experiencias. En casa… pues imagínate cuatro hermanos, dos hermanas, nuestros padres… pues claro, bullía más la mesa que el perol en el fuego.
Es verdad que los hermanos hemos tenido una vida más pública por la política y nuestras respectivas ocupaciones, mientras que las hermanas han estado más en un segundo plano. Tal vez por ese motivo yo les doy más protagonismo en el libro. A mis hermanos puede que les cite pero con mis hermanas me recreo más y es un homenaje que yo les debía. Creo que somos todos gente muy normal, que hemos tratado de materializar lo que nos inculcaron en casa: no hacer distingos, comunicarnos igual con los de arriba que con los de abajo, volar pero sin perder nuestras raíces. Espero que por encima de todo, se nos quiera porque somos gente de bien.