@D.V./ En el último mes, tres residentes de Can Blai han sufrido caídas provocadas directamente por la avería de dos de llos ascensores de la residencia. Es una denuncia formulada por un representante del departamento de enfermería de Can Blai, que quiere destacar que “los problemas materiales por los impagos a proveedores tienen una repercusión directa en la calidad asistencial y la calidad de vida de los residentes”.
Así, este representante de los trabajadores argumenta que “centrarse sólo en los problemas materiales como la falta de horno, de ascensores o de vajilla, no tiene sentido si no se incide también en las consecuencias que tienen sobre el día a día y la salud de los residentes”.
Las consecuencias de no tener sábanas suaves
¿Cual sería la relación entre las caídas y el hecho de que dos ascensores estén estropeados? Muy sencillo. Cuando es la hora de bajar al comedor, en el ascensor operativo se produce una larga cola de espera, por lo que muchos ancianos prefieren bajar por las escaleras, lo que provoca que se produzcan caídas, como así ha sido. Otro problema derivado de la falta de ascensores es que tanto los carros de comida como los de basura se tienen que subir y bajar por el mismo espacio, “incumpliendo todas las medidas de asepsia y aumentando el riesgo de contaminación cruzada”.
Otro ejemplo de esta degradación del servicio se produce a consecuencia de la falta de lavadoras industriales y del uso exhaustivo de sábanas y cubrecamas envejecidas, lo que han provocado un aumento de úlceras en la piel de los residentes con problemas de movilidad: “Unos de los estándares de calidad por los que se mide un centro de atención a ancianos es por la ratio de úlceras en los pacientes. No poder cambiar de postura con regularidad a los residentes, o usar sábanas viejas, que no son suaves, repercute en un aumento de úlceras”, asegura el representante de los trabajadores de enfermería, que prefiere mantener el anonimato para evitar represalias por parte de la dirección del centro. Este trabajador también denuncia que, con el recorte de personal, en el turno nocturno sólo habrá un auxiliar de enfermería por planta, por lo que una sola persona deberá asistir a 36 usuarios.
Los residentes diabéticos, por su parte, son los principales perjudicados por la avería que ha dejado a Can Blai sin horno: “Es conveniente que los diabéticos y los residentes que siguen dietas hipograsas coman alimentos cocinados al horno, algo que ahora es imposible”. Que no se puedan preparar manzanas al horno, no es un problema frívolo: “Es la única manera que pueden comer manzanas los pacientes con problemas de masticación”.
Ninguno de estos problemas, en cambio, podrá ser registrado en la memoria anual del centro ya que el servidor informático de la residencia, el Reciplus, también está estropeado. El servicio de enfermería de Can Blai tampoco tiene ninguna impresora útil, lo que también provoca perjuicios en los pacientes: “Cuando enviamos a algún residente a urgencias de Can Misses no podemos imprimir un informe con las alergias del paciente. ¡No tenemos impresora!”.
Martes, reunión con el Consell para aclarar el futuro
El futuro de la gestión de las residencias y de la dependencia en Eivissa bajo el nuevo Consorcio Sociosanitario balear es todavía una incógnita para los trabajadores, que esperan obtener información y respuestas en la reunión que este martes tendrán con el presidente del Consell Insular, Vicent Serra, y la consellera insular de Benestar Social, Mercedes Prats.
Según los representantes de los trabajadores de Can Blai, lo que esperan por parte del Consell es “transparencia” para que se les “explique con el mayor detalle y claridad posible en qué consistirá la gestión del hospital de Cas Serres y las residencias de Can Blai y Reina Sofía, si se mantendrán los puestos de trabajo y si la gestión pasará a manos privadas”.
Otro aspecto de la reunión será el futuro de Can Raspalls, que no entró en la firma del convenio de 4 millones de euros para atender la dependencia en Eivissa, ya que Can Raspalls está especializado en pacientes con problemas de salud mental, algo que, técnicamente, no se considera ‘dependencia’.