EFE / El primer día de restricciones para la zona del Eixample de Ibiza y para el núcleo de Sant Antoni ha comenzado con mucha menos afluencia de gente que un sábado normal y con críticas de vecinos y comerciantes hacia las medidas acordadas por el Govern balear para el control de la pandemia.
En el núcleo de Sant Antoni, el vicepresidente de la Asociación de Comerciantes, Marcos Páez Roselló, ha lamentado la imagen “desértica” de las calles del área con restricciones que están afectando, sobre todo, a la oferta complementaria. “Está todo paradísimo, es desolador”, ha añadido Páez, a la vez que ha cuestionado las medidas, que están provocando una situación “ruinosa” entre los comerciantes.
En el Eixample de Ibiza, a las terrazas, comercios y calles con menos público del habitual, se ha añadido este sábado la imagen de los escasos clientes del Mercat Nou, en el que sólo se permite comprar a los vecinos de las calles confinadas, medida que también afecta al resto de los comercios de la zona.
En el mercado se han instalado controladores en las puertas para asegurarse de que los clientes llevan mascarillas y que se desinfectan las manos con hidrogel.
“Estamos para irnos ya”, se lamentaba una vendedora por la mañana ante la falta de clientes. “Normalmente tenemos cola y hoy no hay nadie”, aseguraba otra comerciante.
En la misma línea, el responsable de un bar de la avenida Isidor Macabich, que ha preferido mantener el anonimato, ha criticado que se haya “dividido el municipio” en lo que “parece que es la zona de ricos y los pobres”.
Según el empresario, son medidas “tomadas a la ligera”. “Hemos reducido al 50% el aforo y sin barra, y nos ha afectado bastante. En la calle no circula nadie. La soga más en el cuello ya no la pueden poner”, se lamentaba el responsable del bar.
“Estas medidas me parecen ridículas”, ha asegurado por su parte Ana Rus, una vecina que se encontraba haciendo recados como “en un día normal”.
Para esta vecina, además de ser “difíciles de controlar”, las medidas deberían afectar “a todos o ninguno”. Rus ha puesto como ejemplo que un bar de la zona confinada tuvo que cerrar anoche a las 22.00 horas mientras que el de enfrente pudo seguir trabajando hasta las 00.00 horas. “Y es una calle de diferencia”, ha señalado.
En otro comercio, Sara Asencio, trabajadora de Cafés Ibiza, también ha notado que el barrio está “más tranquilo” que otros días, pero en su opinión es porque la gente “se ha preparado bastante” con las compras tras el anuncio de las restricciones.
También ha advertido de que la gente está “confusa” con las normas, que además considera “difíciles de controlar”.