Joan Miquel Perpinyà / “Errare humanum est, perseverare autem diabolicum”. En Ibiza hay muy poca gente que no admita que la matanza de las cabras de es Vedrà en febrero de 2016 fue un error político que indignó a buena parte de la sociedad ibicenca.
La Conselleria de Medi Ambient del Govern de les Illes Balears repitió el error en 2018 para exterminar a los ejemplares supervivientes de la primera balacera que, además, se habían reproducido. Y ahora hemos sabido que hubo una tercera partida de caza en el mes de mayo de este aciago 2020, en pleno estado de alarma, aprovechando que la gente estaba confinada en sus hogares.
Solo desde el desprecio más absoluto por los ibicencos y por sus instituciones se puede entender que el conseller de Medi Ambient, Miquel Mir, persevere con semejante tenacidad en los errores de su antecesor, Vicenç Vidal.
El hecho de que ambos políticos pertenecen a Més per Mallorca, formación que no tiene presencia en Ibiza, explica muy a las claras que lo que opinen los ibicencos sobre los métodos utilizados para librar a la flora endémica del islote de la voracidad caprina, a los mallorquines se la trae al pairo.
De todas las reacciones, la que se lleva la palma por su nivel de cinismo es la de la secretaria general de Podem Eivissa, Viviana de Sans. La exvicepresidenta del Consell d’Eivissa ha acusado al actual equipo de gobierno insular (PP y Cs) de “no haber hecho nada por evitarlo”. ¿Acaso ella hizo algo para evitar las dos matanzas precedentes? Al menos ahora no ha salido el conseller insular de Medi Ambient a defender los métodos del Govern, cosa que sí hizo Miquel Vericad en 2016.
Pero es que además Podemos forma parte ahora del Govern responsable del tercer tiroteo. ¿No estaba enterada del asunto la consellera de Agricultura, Mae de la Concha, que además es la líder de la formación morada en Balears?
Que encima De Sans se jacte de que su partido se preocupa del bienestar animal, resulta un escarnio muy difícil de soportar. Y si bien es cierto que Podemos encargó un estudio a la Universidad Autónoma de Barcelona para sacar a las cabras de es Vedrà vivas y sin causarles daño, no es menos cierto que es el Govern balear integrado por Podemos, el responsable político de la reiteración en la fechoría.
Al menos en abril del año pasado, Viviana de Sans exigió la dimisión del entonces director general de Biodiversidad, Miquel Mir, por “deslealtad institucional y su abierto desprecio hacia el Consell d’Eivissa, así como a toda la ciudadanía de la isla, además de una falta absoluta de sensibilidad hacia los animales que se encuentran en el islote”. La antaño combativa política se ha convertido en un borreguito dócil.
Había otras formas de proteger la flora de es Vedrà sin matar a las cabras y dejarlas allí para que se pudran. Las cosas no se hacen así y menos aún sabiendo que tales métodos indignaron a la ciudadanía ibicenca. De modo que no venga ahora Podemos a presumir de sensibilidad con los animales porque es su Govern el que ha repetido el exterminio.