EFE / La Alianza para la excelencia turística, Exceltur, prevé que la actividad turística (PIB Turístico) en España caiga este año un 69,6 %, hasta 46.431 millones de euros, frente a los 152.590 de 2019, y retrocede hasta lo que aportaba hace 25 años.
Además, hay que tener en cuenta que la oferta y capacidad del sector turístico español era menor en 1995, por lo que el impacto de esta caída «es muchísimo más dolorosa y grave», ha explicado este miércoles el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, en una rueda de prensa.
De esta forma, se perderán este año 106.159 millones de euros respecto al ejercicio anterior, lo que supone el 67 % del total de la caída del PIB que estima el Banco de España para el conjunto de la economía española.
Se trata de una cifra revisada al alza, en 7.500 millones de euros adicionales a los 99.000 millones estimados por Exceltur en agosto, debido al deterioro e involución de la reactivación del sector ante los rebrotes y segunda ola en Europa de la covid-19.
La caída de actividad turística se concentra en Baleares, con un descenso del 82,6 %, Cataluña (74,8 %), Madrid (72 %), Comunidad Valenciana (67,2 %), Andalucía (66,2 %), Canarias (65,8 %) y el resto de comunidades autónomas, con el 62,5 %.
Las ciudades (Madrid -88,2% y Barcelona -93,7%), los destinos insulares (la isla de Mallorca -85,0%, Tenerife -82,8%, Lanzarote -81,5% o Ibiza -77,6%) registran las caídas más pronunciadas, mientras que en la costa norte (-7,6% en la Costa Verde de Asturias o -24,5% la Costa da Morte en Galicia) y en las zonas del litoral de Cádiz (-42,0%) y de Huelva (-48,9%) las caídas han sido más moderadas.
Empleo de más lenta recuperación
Este desplome de la actividad anticipa el inicio de un proceso de destrucción masiva de empleo, poniendo en juego 750.000 puestos de trabajo a finales del ejercicio, ha advertido Zoreda.
El empleo en el sector es «el más dañado y el de más lenta recuperación», con todavía 595.000 trabajadores afectados hasta septiembre (un 51 % del total en España).
Esa cantidad corresponde a 281.000 afiliados menos a la Seguridad Social y 315.000 afectados aún por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), y supone una pérdida de empleo del 28,5 % respecto a hace un año, muy por encima de la caída del resto de la economía (3,6 %).
La dificultad de volver a los niveles de actividad turística de 2019, previstos para no antes de la segunda mitad de 2022, apunta a la necesidad de arbitrar esquemas que incorporen no sólo la extensión de los ERTE hasta al menos el inicio del próximo verano, sino también que permitan su ajuste estructural, ha apuntado Zoreda.
Tras una primavera sin actividad turística y una temporada de verano floja -con una «tímida» reactivación en julio y primeras semanas de agosto-, el sector acumula desde el inicio de la pandemia hasta septiembre una caída de 84.000 millones de actividad económica, un 78,4 % menos respecto a los registros de 2019.
Desplome total de la demanda extranjera
Después de la reapertura de la oferta turística a finales de junio y a pesar de la libertad de movimiento, la demanda nacional se situó en verano en torno a los dos tercios de sus niveles de 2019, mientras la extranjera se desplomó totalmente, frenada por las restricciones iniciadas los últimos días de julio.
En conjunto, se prevé una caída de la demanda extranjera del 76 % en 2020, por lo que la aportación en divisas por ingresos del turismo internacional se limitará a 17.000 millones de euros frente a una media anual de 50.000 millones en los últimos 20 años.
Tras la frustrada reactivación del turismo en verano, las expectativas empresariales de recuperación en sus niveles de ventas en el último trimestre empeoran de manera relevante y auguran un descenso interanual del 78 % de su facturación, lo que supone 16 puntos de caída adicional a la prevista a mediados de agosto.
Reclaman un plan de rescate
Ante estas «dramáticas» perspectivas es urgente el diseño y sobre todo la rápida implementación, «sin más dilación», de un gran plan de rescate y consolidación competitiva de las empresas turísticas viables, que a su vez facilite la salida gradual de las no viables.
Este plan debe contemplar «medidas realmente específicas y ayudas directas» para el sector, frente a las generales para toda la economía que ha impulsado hasta el momento el Gobierno y de las que el turismo se ha favorecido básicamente en la parte alícuota, según su peso en el PIB, ha indicado.