Joan Miquel Perpinyà / El concejal de Hacienda del Ajuntament de Sant Antoni, Xico Cardona (PP), ha sido pillado in fraganti. Se construyó ilegalmente una piscina en una casa ilegalmente construida (originariamente un almacén agrícola). Trató de legalizar la casa pero su solicitud fue denegada en 2016 y nuevamente en 2019, cuando era regidor de la oposición durante el mandato del alcalde Josep Tur ‘Cires’ (PSOE).
Al ser descubierto, Cardona presentó su dimisión al alcalde Marcos Serra (PP) que inexplicablemente, no la aceptó. No solo eso, sino que justificó lo injustificable con argumentos peregrinos como que “pecó de exceso de confianza, porque pensó que se podría regularizar la situación de la casa y que posteriormente podría hacer la piscina”.
Un alcalde en ejercicio no puede soltar semejante disparate y salir indemne»
Un alcalde en ejercicio no puede soltar semejante disparate y salir indemne. Además, añadió: “Todos hemos cometido errores en el pasado, pero las responsabilidades políticas se tienen que pedir por la actividad política y en ese aspecto estoy satisfecho con el trabajo de Xico”. Igual el primer edil también se ha construido una piscina sin permiso municipal, pero si no lo ha hecho, justificar que la infracción del aún regidor de Hacienda quede sin consecuencias políticas, es un delirio que la ciudadanía no puede aceptar.
La defensa que ahora hace Marcos Serra de su compañero de corporación recuerda extraordinariamente al caso de Alfonso Molina (PSOE). Cuando se supo que el SOIB reclamaba al entonces regidor de Hacienda del Ajuntament d’Eivissa más de 27.000 euros por no justificar debidamente una subvención para dos cursos de formación a parados concedida en 2010 a su empresa, el alcalde Rafa Ruiz (PSOE) salió en su defensa restando importancia al asunto y días más tarde, además, cargó contra el conseller de Treball, Iago Negueruela, de su propio partido, al que acusó de filtrar el informe del SOIB a la prensa.
Ruiz y otros compañeros del equipo de gobierno municipal, como Elena López (PSOE) y Joan Ribas (Guanyem) defendieron la inocencia y honradez de Molina ante la evidencia de que su comportamiento, por más que previo a asumir ninguna responsabilidad como concejal, se apartaba de lo legal y éticamente exigible a todo cargo público.
Pues bien, ahora Marcos Serra emula a Rafa Ruiz, resta importancia al tema de la piscina ilegal, dice que se actuará como se haría con cualquier otro vecino —obviando que no estamos hablando de cualquier vecino, sino del concejal de Hacienda—»
Pues bien, ahora Marcos Serra emula a Rafa Ruiz, resta importancia al tema de la piscina ilegal, dice que se actuará como se haría con cualquier otro vecino —obviando que no estamos hablando de cualquier vecino, sino del concejal de Hacienda— y pretende que el escándalo no acarree ningún tipo de responsabilidad política con el absurdo y peregrino argumento de que Xico Cardona no estaba en el equipo de gobierno cuando se construyó la piscina sin los permisos correspondientes.
Cardona ya era concejal, de la oposición, pero concejal. Sabía que aquello que supuestamente hacía, no podía hacerse. Y pretender que siga al frente de la Hacienda de Sant Antoni es tan descabellado y absurdo como en su día lo fue que el PSOE pretendiera que Alfonso Molina no tuviera que dimitir por las subvenciones del SOIB.
Pretender que siga al frente de la Hacienda de Sant Antoni es tan descabellado y absurdo como en su día lo fue que el PSOE pretendiera que Alfonso Molina no tuviera que dimitir por las subvenciones del SOIB»
Cuanto menos tarde Marcos Serra en entenderlo, menos daño le hará al Ajuntament y a su propio liderazgo al frente de la corporación municipal. Además, Ciudadanos ya ha dictado sentencia por más que se reserva hacerla pública en el pleno extraordinario solicitado por PSOE y Unidas Podemos. Y es fácil prever el veredicto. De no actuar pronto y con contundencia, Serra estará alimentando la moción de censura que a sus socios de gobierno, José Ramón Martín (Cs) y Joan Torres (PI) les viene rondando por la cabeza desde hace algunas semanas. Su torpeza y su condescendencia tendrán consecuencias para la ciudadanía de Portmany.
Conviene que deje de chapotear en las arenas movedizas de la piscina de Cardona y haga lo que debe hacer. Un alcalde no puede tener en la picota a su edil de Hacienda por una piscina ilegal. Y menos cuando este ya le ha presentado la dimisión. O la acepta o caerá él. Pregúntele a su amigo Rafa Ruiz.