Laura Ferrer Arambarri / Profundamente local y profundamente universal. Así es la buena literatura y así es Emprendadas, la primera novela de la escritora ibicenca Oti Corona Bonet. Un libro que logra ese difícil equilibrio entre lo ameno y lo trascendente y que aborda, desde una trama isleña, asuntos como la maternidad, las relaciones de pareja, el maltrato a las mujeres en todas sus versiones, la sororidad o los ecos de la Guerra Civil. Y todo en una trama de incógnitas y secretos que el lector va descubriendo al mismo ritmo que su joven protagonista, Virgínia, va recuperando las riendas de su vida tras conocer a Eulària, una pagesa ya anciana.
Oti Corona Bonet (Ibiza, 1972) vive en Girona, donde es maestra en una escuela rural, y es colaboradora habitual de NouDiari. Regresa a la isla siempre que puede para visitar a su familia, aunque la pandemia se lo ha puesto más difícil y tal vez por eso la añora más que nunca.
Originalmente este libro fue escrito en catalán como Emprendades y ganó el XXVI Premi de Narrativa Ciutat d’Eivissa 2018 y ahora, de la mano de Ménades Editorial, continúa su camino y llega a más lectoras y lectores, traducida al castellano por la misma autora.
Entramos en su libro a través de una portada que introduce directamente al lector en ese cruce de caminos entre Virgínia y Eulària, del que las dos van a sacar algo muy positivo. Recuerda a esas fotos de hippys y pagesas cruzándose por los caminos de Ibiza en los años 60 y 70…
Estoy muy contenta de la portada de Vanesa Duque, una ilustradora con la que pude trabajar directamente. Creo que ha hecho un trabajo muy bueno porque en ella se ve todo el mensaje de la novela: las mujeres que se cruzan, una más mayor, una chica más joven, una rural y la otra urbana…
Thelma y Louise a la ibicenca, dos mujeres que se empoderan mutuamente al conocerse…
Sí, sí, no lo había pensado así pero totalmente… además hacen un viaje juntas y toman sus riesgos. Una aún no ha vivido su historia de liberación y la otra la ha vivido, pero no la ha contado. Y, de rebote, sus historias tocan las vidas de otras mujeres, incluida la hija de la protagonista.
¿Qué supone para usted esta nueva vida del libro en castellano tras su publicación en catalán?
Estoy contentísima. Varias personas que lo han leído en castellano me han dicho que les ha gustado mucho. Eso siempre me alivia. Sabía que en Ibiza iba a interesar porque lo normal es que cuando un libro habla de tu tierra al menos te acerques a él positivamente. Pero no sabía qué iba a pasar con mis payesitas cuanto atravesasen las fronteras de la isla… y lo cierto es que les está yendo muy bien.
No sabía qué iba a pasar con mis payesitas cuanto atravesasen las fronteras de la isla… y lo cierto es que les está yendo muy bien»
Desde luego, al margen de la localización ibicenca, la trama engancha y no solo aborda temas graves sino que tiene mucho humor.
Pues se habla poco del humor de la novela, no me pregunta nunca nadie por eso. Igual es que no se nota.
Tanto que sí, por ejemplo en la escena de la cena de las tres mujeres cuando la protagonista bebe un poco de más y empieza a enarbolar los eslóganes del feminismo del #Metoo delante de las payesas.
Esa escena es el choque definitivo entre lo moderno y lo tradicional, entre la ciudad y el campo. Lo que se ve en esa escena es que las vidas de las mujeres no cambian tanto a través del tiempo. Tenemos una serie de violencias transversales y también historias de sororidad transversal. Las payesas utilizan un lenguaje y Virgínia utiliza otro, pero están diciendo lo mismo: no estás sola.
Emprendadas surgió tras un trabajo de campo que hizo al finalizar sus estudios y en el que entrevistó a muchas mujeres mayores sobre las joyas de Ibiza.
Sí, eso es lo único autobiográfico del libro. En cuanto pasas un ratito con una señora mayor te deshace muchos tópicos. Algunas apenas han salido de su finca pero te explican unas historias que, madre mía… ¡todo lo que saben y todo lo que han vivido!
Otro de los temas del libro es la profunda huella que la Guerra Civil dejó en lugares como Ibiza y también en Formentera, con esta horrible colonia penitenciaria. Historias nunca curadas, arrastradas, escondidas o secretas que dejó esa guerra.
Las payesas todavía tienen mucho miedo de hablar de este tema. Durante el trabajo de campo algunas de ellas me contaron que tuvieron sus joyas escondidas hasta los años 60. En petit comité me lo explicaron con total tranquilidad. Pero un tiempo después, me contactaron de la cadena SER por un hilo de Twitter en el que hablaba de las emprendadas y me pidieron los teléfonos de algunas de aquellas mujeres. Bueno, pues las señoras no querían hablar en la radio, no había manera. No querían hablar públicamente de este tema y, muchas de ellas, por miedo.
Con los años que han pasado…
A algunas no les hacía gracia exponerse porque en su casa, para sus maridos, no está bien visto que hablen. El miedo a los rojos, a pesar de que estuvieron en Ibiza poco tiempo, y de que tuvieron las joyas escondidas del Franquismo… porque si las escondes hasta los años 60 no las estás escondiendo de los rojos sino del bando nacional. Me han dicho cosas de las emprendadas que no he podido contar, una parte que nunca se va a saber.
Me han dicho cosas de las emprendadas que no he podido contar, una parte que nunca se va a saber»
¿Es cierto que las familias tenían que donar sus joyas y emprendadas a la causa nacional una vez acabada la guerra?
Es verdad y está documentado. Se pidió una donación pero, claro, si te piden una donación después de una guerra civil y con la represión que había… pues donabas sí o sí. Las señoras me contaron que corrían bulos de que si no dabas las emprendadas venían con un detector de metales a tu casa. Me contaron que en alguna casa no las habían querido dar y se habían llevado a algún detenido…. Después, cuando buscaba testimonios para la radio hablé con gente más joven que había estudiado el tema y me explicaron el tema de las emprendadas que se encuentran escondidas dentro de las casas. Familias de republicanos que habían tenido que salir por piernas y que las escondieron dentro de una pared o por ahí, donde pudieron. Se fueron y no volvieron más a Ibiza, fallecieron fuera de la isla. Quién compró o heredó la casa se quedó la emprendada. Y tantas historias que nunca se van a saber.
Es muy interesante cómo aborda el libro uno de los maltratos más comunes que no salen en las estadísticas: el maltrato a través del dinero, de la dependencia económica. Mujeres que ganan menos que sus maridos o que no trabajan fuera del hogar y tienen que poner la mano para recibir un dinero y han de pasar por humillaciones por hacerlo.
Cuántas veces es así y de qué forma tan natural se llega a esta situación. Muchas mujeres ganan menos dinero o han dejado de ganar un dinero a cambio de cuidar gratis a sus mayores o a los hijos… o por echar una mano en el negocio del marido o en el negocio familiar. Siempre es ganando nada o poco. En la novela se ven las implicaciones que supone que tú dejes de ganar dinero para estar al servicio de los demás.
Está socialmente asumido que las mujeres ganemos menos, que dejemos de trabajar si hay que cuidar, que estemos bajo la sombra económica de un hombre…»
Está socialmente asumido que las mujeres ganemos menos, que dejemos de trabajar si hay que cuidar, que estemos bajo la sombra económica de un hombre… Cuando te encuentras en esta situación te da vergüenza decirlo. Muchas mujeres que llegan a esto habían sido económicamente independientes previamente. Llega una edad en la que nos da vergüenza estar pidiendo con la mano, ¡imagínate si te toca hacerlo con treinta y pico y con hijos como la protagonista! Si una mujer que se encuentra en esta situación decide separarse, debe volver a casa de sus padres o vivir de una manera muy precaria… y luego viene lo que viene. Hay mujeres que se aguantan porque realmente no tienen a quién recurrir y eso a veces deriva en otro tipo de violencia.
La protagonista no es una madre perfecta sino una mujer normal con sus errores y torpezas…
Igual que hay tópicos alrededor de las señoras mayores hay muchos tópicos alrededor de las madres que nos hacen mucho daño porque son muy culpabilizadores. Digamos que eres una chica como todas: un poco alocada, tarambana, viajera… Un día te quedas embarazada y tienes un bebé y sigues siendo una persona llena de imperfecciones, con tus pequeños egoísmos y tus defectos. Todo esto de ‘la madre que siempre está dispuesta a todo’ no es cierto. No te hace querer menos a tu hija tener una afición o una pasión fuera de la maternidad que te haga perder la cabeza, como le pasa a la protagonista al encontrarse con el tema de las joyas. Es mucho más egoísta el personaje del padre. En el libro he querido expresar que, cuando una mujer es madre y a pesar de todos su defectos e imperfecciones, siempre va con la niña. Aunque no esté con ella se ha tenido que anticipar, prepararle la comida, dejarla con alguien, recogerla a tal hora…
¿La famosa carga mental de la mujer?
La carga mental no la puedes mantener 24 horas al día los siete dias a la semana. Y te equivocarás sí o sí porque la cabeza no puede con todo.
Varios personajes masculinos del libro no salen bien parados pero tenemos a ese personaje de Mateu, inteligente, amoroso, sensible, una maravilla… o a Joan.
Llevamos leídas muchísimas novelas, ¡muchísimas! en las que las mujeres son un estereotipo o que no pintan nada y no se tiene en cuenta. En esta novela las protagonistas son mujeres y los hombres, bueno, alguno queda mal parado y otros mejor parados, pero el peso de la novela está en ellas.
En esta novela las protagonistas son mujeres, los personajes que llevan el peso son mujeres»
¿Se nos caen de las manos esos libros que llevamos años leyendo con personajes femeninos estereotipados, mujeres vistas desde el punto de vista del deseo del hombre?
Exacto, los personajes de mi novela están escritos desde la óptica de una mujer y los masculinos también. Habrá que acostumbrarse a esto.
Pero todavía ocurre que los libros escritos y protagonizados por mujeres se consideran literatura para mujeres cuando las mujeres, lectoras mayoritarias, llevamos toda la vida leyendo libros escritos y protagonizados por hombres.
Esto lo vamos a romper ya porque hay escritoras que están creando unos personajes femeninos buenísimos. Súper fuertes y, sobre todo, con sus defectos porque no hay que caer en la idea de los personajes femeninos perfectos. Lectoras y escritoras ya estamos rompiendo con todo esto.
Ha traducido usted misma el libro al castellano y al leerlo es inevitable pensar que no ha debido ser nada fácil, sobre todo por el ibicenco… esas expresiones tan propias y llenas de significado. ¿Ha sido complicada la traducción?
Los fragmentos en ibicenco han sido muy difíciles de traducir, sí… los fragmentos en catalán, mejor. Yo misma me sorprendí del trabajo que supone una traducción cuando me puse a ello. Hay que darle muchas vueltas a todo y siempre hay cosas que se pierden. Me ha dado pena dejar de lado algunas palabras que no tienen traducción como arrefotre! o pastanagasu. Hay localismos que se han perdido y me sabe mal. Tengo que citar al corrector, Javier Baonza, porque ha tenido una paciencia enorme conmigo. En mi casa me crié hablando castellano, hablaba ibicenco con algunas personas concretas y no lo había escrito nunca. Cuando me puse a escribir la novela, hace ya muchos años y sin San Google, echaba mano del diccionario Alcover Moll de los dialectos porque tenía que traducir palabras del castellano al catalán y buscar matices… y diez años después me ha pasado lo mismo pero al revés [ríe].