@D.V./ La flamante estación de autobuses del Cetis tendrá que esperar. La que, a priori, era una jornada de alegría para la empresa concesionaria Cetis-Sagalés porque presentaba ante los medios de comunicación las instalaciones de la nueva estación, se ha convertido en un momento amargo y con motivo: los jueces del contencioso administrativo de Palma acababan de admitir los recursos que interpusieron el Consell Insular y las empresas de trasporte contra la decisión del Ayuntamiento de Eivissa de trasladar las líneas de autobús a la nueva estación.
Dos años esperando el traslado
“Es una auténtica lástima” ha asegurado la portavoz de la empresa concesionaria, Teresa Sagalés, “es una pena que Eivissa tenga que seguir con la situación actual, con los pasajeros esperando a los autobuses a 40 grados al sol en Isidor Macabich”, una imagen que, según Sagalés, “es tercermundista”. La portavoz ha echado mano de la ironia cuando ha comentado que “la estación marítima se traslada ahora de dique, pero los autobuses son incapaces de cambiar de lugar. ¡Sí que son importantes las empresas de autobuses en Eivissa!”.
Sagalés ha lamentado que después de dos años de negociaciones todavía se encuentren en esta situación y que se hayan paralizado dos decretos de alcaldía solicitando el traslado: uno de Lurdes Costa y otro de Marienna Sánchez-Jáuregui. No obstante, la portavoz de la empresa concesionaria ha advertido de las consecuencias que tendrá esta situación en el bolsillo de todos los ibicencos, en una frase que augura un futuro complicado: “Hemos reclamado daños y perjuicios. Esto le costará a todos los contribuyentes ibicencos un ojo de la cara”.
La empresa concesionaria también ha recordado que si la cuota de entrada de los autobuses del Cetis es de 5 euros mientras que en la península la cuota en estaciones similares és de 0’50 o 0’6o euros, es porque la construcción ha ido a cargo exclusivamente de Cetis-Sagalés: “Es una infraestructura realizada con capital privado, hemos invertido 40 millones de euros aquí”, y ha asegurado que el dinero que han dejado de ganar por no haber abierto la estación es “difícil de cuantificar”.
Una estación modélica
Al margen de las dos torres del edificio de oficinas Cetis y de su alto coste, si nos centramos en la estación de autobuses pocos peros se pueden poner a esta obra. Amplia, moderna, segura, adaptada a todas las personas con problemas de movilidad o para invidentes -que disponen de unas marcas en el suelo que les indican el camino y unos paneles informativos en braille- la estación de autobuses Cetis cuenta con catorce andenes, paneles electrónicos informativos, sistema de megafonía en tres idiomas -castellano, catalán, inglés-, y un sistema informático que lee la matrícula de los vehículos y que controla la subida y la bajada de la barrera.
La rampa es suficientemente amplia para acoger dos vehículos simultáneamente, aunque la idea es que sólo lo utilice un autobús para evitar ningún problema: “El sistema informático y el jefe de estación controlan la secuencia de entrada y salida de los autobuses. Los espejos y las pantallas garantizan la visibilidad, y el sistema de semáforos ordenan la circulación de los vehículos, que se realiza en el sentido contrario al de las agujas del reloj”, ha explicado la directora de la estación, Anna Sagalés.
La estación también está equipada con detectores de humo, extintores y salidas de emergencia muy visibles y amplias. El interior se ha pintado de color naranja y se ha optado por “tonalidades alegres”, ha comentado Teresa Sagalés. La empresa concesionaria ha invitado a asociaciones de vecinos, comerciantes y de jubilados a conocer la estación. Este viernes, además, hay una jornada de puertas abiertas de cinco a siete de la tarde para que todo el mundo pueda ver con sus propios ojos la infraestructura. Una instalación necesaria, que ha costado mucho dinero y que, tarde o temprano, inevitablemente, acabaremos pagando.