El Federico García Lorca de Baleària estrena el nuevo muelle de Botafoc

@D.V./ Este lunes, a las 11h15 de la mañana, el Federico García Lorca de Baleària ha entrado en la bocana del puerto de Eivissa, ha realizado la maniobra de acercamiento y ha atracado por primera vez en el nuevo muelle de Botafoc. No es exagerado afirmar que ha sido un momento histórico: se abre una nueva era en el puerto de Eivissa, en la que ya se materializa el traslado del transporte de pasajeros y mercancías.

Algunas quejas de los usuarios 
Será un día histórico, pero a la mayoría de pasajeros que esperaban la llegada del ferry con destino a Dènia en la estación marítima provisional del muelle de Botafoc, la jornada histórica le daba exactamente igual. De hecho, el sentimiento más general entre los turistas ha sido una mezcla de hastío y irritación por el retraso del barco y la «escasa» información que han recibido. En su mayoría son turistas que finalizan sus vacaciones en las Pitiüses, que esperan el barco hacia la península y a quienes la reorganización del puerto de Eivissa les trae al pairo. Las quejas sobre las molestias ocasionadas por el traslado, la mala señalización de la zona, la poca información que han recibido y la picaresca de los taxistas que les han traído hasta aquí, han sido generalizadas.

“Hemos venido con nuestro coche particular y nos ha costado encontrar este sitio porque no hay ninguna indicación, no hay ningún cartel que ponga ‘Muelle de Botafoc’ ni nada que informe que aquí embarca Baleària” se lamenta el madrileño Fernando García, que lamenta cierta “improvisación” en el traslado.

Una opinión parecida es la de Mariló Barrades, que hoy retorna a Valencia después de sus vacaciones en Formentera. Se queja que el SMS de información que ha recibido de Baleària es demasiado escueto, y que se limita a un ‘A partir del 1 de julio Baleària operará sus salidas hacia Denia desde el muelle de Botafoch. Rogamos disculpen las molestias‘ . “Es muy poca cosa. Nos podrían haber dicho, por ejemplo, que Botafoc es el muelle que hay después del hotel el Corso, o darnos alguna pista más para orientarnos”, comenta la turista, quien ha llegado al nuevo muelle en taxi y “la taxista se ha perdido”.

Juana e Íñigo, una pareja de Valencia, también están enfadados. Además de que el barco ha llegado con una hora de retraso, insisten en la falta de información: “Le hemos preguntado a un Policía Local y no tenía ni idea”, y lamentan la mala suerte de haber caído en las garras de un taxista desaprensivo: “Le hemos pedido que nos llevara al nuevo muelle y el tipo nos ha hecho una vuelta turística por toda Eivissa y nos ha cobrado un ojo de la cara”.

Las quejas se han reproducido posteriormente cuando los pasajeros han tenido que realizar la cola de espera para embarcar bajo un sol de justicia y sin una triste sombra que produjera un mínimo de alivio.

Llega el primer barco
La llegada del Federico García Lorca ha producido un sentimiento de alivio en los turistas. La operación de atraque del barco se ha desarrollado sin problemas y todo ha funcionado a la perfección, dando por estrenado un muelle que se convierte en la nueva puerta de entrada por mar de la isla.

El desembarco en Botafoc ha provocado algunas escenas de desconcierto entre los pasajeros que ya conocían Eivissa y que pensaban que arribarían en la Marina, pero todo el mundo se ha orientado rápidamente. Las principales quejas se han centrado en el precio del autobús que les ha llevado del muelle hasta el centro de la ciudad, y que cobra 2’50 euros el trayecto. Los pasajeros también han lamentado la falta de taxis -que han llegado en cuentagotas- y de sombra. El desembarco del pasaje y de los camiones de mercancías también ha provocado un pequeño atasco a la salida del puerto, frente al hotel El Corso. No obstante, la mayoría de opiniones recabadas han sido positivas y ha podido más la ilusión de llegar a Eivissa que los inconvenientes. “Faltan cosas, hay un poco de desorden, pero es que es el primer día… ¡Que más quieres!” ha asegurado Antonio López, que se ha mostrado encantado con la nueva infraestructura.

Todavía se tienen que ajustar las piezas para que el nuevo puerto funcione como un reloj. Ha sido el primer día, el primero de muchos que hay por delante.