FdCATS/ Pedimos la colaboración de los medios, las instituciones, entidades y la sociedad para evitar la realización y difusión de afirmaciones contra la gestión ética de colonias felinas. De la lectura del comunicado emitido recientemente por la Sociedad de Cazadores de Sant Josep en la Isla de Ibiza entendemos que hay varios elementos de confusión que deben ser despejados:
No todos los gatos tienen las mismas necesidades, pero sí todos los gatos están amparados por la ley. No hay ninguna normativa en Baleares, ni en el resto de España, que exima a nadie, y mucho menos a un ayuntamiento rural o urbano, del cumplimiento del Convenio Europeo de Protección Animal ratificado en 2017. Ninguna legislación puede penalizar una práctica ética. Eventualmente, dicha herramienta técnica puede no estar explicitada en el texto legal durante el periodo previo a la trasposición de una norma superior más nueva. Que la ley balear de protección animal (La normativa vigente es de 1992 y hace ya tiempo que anuncia reformas que no sólo tendrá en cuenta todas las mejoras en la materia introducidas ya en las leyes nacionales si no que se adaptará a la más progresista mentalidad europea), de momento, no contemple expresamente el CER – el método de captura, esterilización y retorno de los gatos callejeros o ferales- no significa que no pueda aplicarse. Ni que la ciudadanía insular no pueda disfrutar de sus múltiples beneficios. Centenares de poblaciones a lo largo y ancho del territorio practican con éxito el método CER y gozan de un estándar mayor de convivencia y concordia.
El coste de la esterilización de los gatos de la calle revierte en el mantenimiento de las clínicas veterinarias locales, significa la participación de profesionales formados en el cuidado y bienestar animal y la colaboración de estos con población civil altruista y con la administración. El CER transforma la arcaica, carísima e inútil política de la muerte y sacrificio, por la contribución transversal y constructiva del respeto a la naturaleza y a la vida que debe guiar toda política medioambiental.
Es importante que se sepa que hay, a grandes rasgos, dos tipos de gatos: los caseros y los callejeros. Ambos tipos de gatos se diferencian en su grado de socialización con los humanos y capacidad de supervivencia en el medio. Las necesidades de unos y de otros no son intercambiables. Es maltrato y, por tanto, cruel, abandonar un gato casero en la vía pública y también lo es confinar o retener en un espacio cerrado o alejado de su territorio natal a un gato callejero. El abandono de gatos caseros está contemplado por el código penal en su artículo 337 y 337 bis junto a otras formas de maltrato. El retorno de gatos callejeros a su área nativa y reencuentro con su grupo de convivencia no es abandono. Las cuidadoras de colonias conocen a los gatos, hacen su seguimiento y pueden distinguir unos de otros, proporcionando los cuidados oportunos de manera individualizada.
La tarea de estas personas debe ser respetada y apoyada de diversas formas por que contribuyen de modo desinteresado al bien común. La labor del colectivo que cuida de las colonias, fue considerada actividad esencial hace un año por el entonces Ministro de Sanidad Salvador Illa en una ampliación del decreto de declaración del estado de Alarma por la pandemia.
Los gatos nacidos en la vía pública no tienen propietario y es el consistorio quien debe velar por que no se reproduzcan, completen su ciclo vital de manera segura y sean respetados como parte de la biodiversidad a la que pertenecen y de la que no son una amenaza, sobre todo si se les gestiona de manera ética. La mejor manera que un ayuntamiento supervise qué pasa con los gatos que nacieron en las calles es mediante el reconocimiento de las colonias felinas, la supervisión del método CER la identificación y el registro de los mismos.
Es cierto que en el medio rural se da un tercer tipo de gatos: los gatos mixtos. Colaboradores tradicionales en el control de los roedores domésticos. Dichos gatos cuentan con un propietario y deambulan también por las calles a su antojo regresando para comer, descansar o relacionarse con la familia. Todos los gatos, caseros, mixtos o callejeros se benefician con la esterilización, la identificación y los cuidados veterinarios pertinentes.
Las asociaciones animalistas expertas en gatos, formadas y comprometidas con los avances científicos, apuestan por el CER- siempre retorno nunca suelta- como la única herramienta aceptable desde el punto de vista de eficacia, económico y ético. Así lo avala el prestigioso Grupo Especialista en Medicina Felina de España GEMFE. El CER permite la reducción progresiva del número de individuos vinculados a un área y se complementa con la alimentación, hidratación, limpieza y supervisión de los adultos nativos. Mediante la captura, retención o exterminio de los gatos se activa el fenómeno del “efecto vacío” (Descrito por primera vez en Londres por Tabor en 1973. También llamado vacuum effect) que explica la repoblación cíclica de ciertas áreas evacuadas artificialmente.
La mejor manera de que no haya gatos es que el territorio lo ocupe una colonia estable de adultos bien atendidos. Los gatos caseros abandonados sí deben ser realojados en hogares familiares tras su recuperación y revisión veterinaria municipal o convenida con una protectora.
Las políticas públicas de tenencia responsable disuadirán de la cría particular y fomentarán la adopción de aquellos animales aptos para la convivencia, o sea, gatos caseros sin hogar.
Desgraciadamente aún hay muchos gatos nacidos en el seno de una familia que dependen de otra distinta para tener una buena vida. Los gatos callejeros, que tienen en la vía pública su morada, bien atendidos y esterilizados carecen de conductas peri reproductivas, así como de posibles zoonosis, vocalizaciones o comportamientos predatorios.
Finalmente recordar a los cazadores que los gatos no son una especie cinegética ni podrán cumplirse sus deseos de equipar a los gatos con otras especies como las que relaciona en su comunicado (cabras, caballos,…). Resulta preocupante la implicación de algunas entidades de todo tipo, cargos y particulares que pueden no tener claros los conceptos que hemos compartido. Invitamos a todos ellos a consultar la página de FdCats.com o contactarnos. De todo lo dicho puede desprenderse que estamos ante una situación compleja pero soluble. En el pasado se ha abordado satisfactoriamente en otros lugares con menos potencial del que tradicionalmente han demostrado las pitiusas. Se puede pasar del titular alarmante a la ejemplaridad si se quieren hacer las cosas bien.
Promover las prácticas éticas de gestión de las colonias felinas es la mejor estrategia sanitaria y medioambiental, fomenta la concordia, implica una mejor inversión de los tributos ciudadanos y se ajusta como un aguante a las políticas públicas progresistas y de bienestar. Implicar a las entidades, los profesionales, la administración y la sociedad en el cuidado y respeto por los animales significa un avance global que pueda pesar a una minoría arraigada a otros tiempos.