@D.V./ La paciencia de los taxistas del aeropuerto des Codolar está a punto de rebosar. La sensación generalizada es que la presencia de ‘taxis pirata’ en el aeropuerto se ha incrementado y de que actúan con total impunidad. La unanimidad de taxistas consultados aseguran que su proliferación es una cuestión de falta de voluntad política y que atajar este fenómeno podría ser muy sencillo: “Bastaría con poner a un policía local en la puerta de Salidas para disuadir a esta gente”, asegura el taxista Pep Ribas.
A la caza del británico
El modus operandi de los taxistas pirata es muy sencillo. Los ganchos se sitúan en el interior de la terminal junto la puerta de salida y, antes de que los turistas salgan a la calle, los abordan y les ofrecen taxi, asegurando que su precio es mucho más barato que los legales, lo que no es cierto. Una vez los han convencido, los conduce hastan el interior del parquing, donde les espera un vehículo.
Estos ganchos son unas caras conocidas por los taxistas, que señalan también a una mujer rumana como la cabecilla de todos ellos: “Los agarran [a los turistas] y se los llevan delante de nuestras narices” afirma José Luís Barba, un taxista que considera que el fenómeno va “de mal en peor”.
Los taxistas pirata también tienen claro su objetivo: turistas ingleses que van a Sant Antoni y que, por tanto, hacen carreras más caras. “Los que van a Platja d’en Bossa nos los dejan a nosotros”, comenta Francisco, un taxista que no quiere dar su apellido porque asegura que ‘”los taxistas pirata se quedan con la cara y el nombre de todo el mundo”. La hora punta de los piratas se produce entre medianoche y las tres de la madrugada, cuando llegan vuelos de Easyjet y Monarch, todos ellos cargados de turistas británicos. Este año, además, es habitual que los piratas utilicen furgonetas para llevar a grupos numerosos de seis o siete turistas: «Cuando hay un grupo de más de cuatro turistas que no caben en un solo taxi, es más sencillo que piquen el anzuelo si les ofrecen una furgoneta para llevarlos».
Esta situación provoca que los taxistas se sientan desamparados: “La pasividad es total. Algunas veces han venido un par de agentes de la Guardia Civil, pero nos dicen que les han enviado a prevenir robos, pero que no tienen ninguna orden sobre taxis pirata” lamenta el taxista José Ribas.
Denunciar es complicado
Para intentar atajar esta situación, la consellera de Movilidad, Pepa Costa, se ha reunido este martes con representantes de los diversos ayuntamientos de la isla y de las respectivas policías locales, con el objetivo de tratar el tema del intrusismo en materia de transporte de viajeros, tanto de los taxis pirata como de los vehículos que, simulando trabajar para clientes de empresas, en realidad realizan transportes irregulares.
Todas las partes han acordado intensificar la lucha contra estas ilegalidades durante los meses de temporada alta, y han constatado que resulta muy complicado para los cuerpos policiales formular denuncias ya que los clientes nunca reconocen haber pagado una cantidad por los traslados. A pesar de esto, durante el mes de junio se han realizado 28 denuncias que han supuesto la inmovilización de 16 vehículos.