El Formentera ha logrado el objetivo del ascenso a la Segunda RFEF ante el Mallorca B al empatar a cero después de 120 minutos de prórroga, esfuerzo y sufrimiento en un choque vibrante. La mejor clasificación del cuadro formenterense en la fase regular de la competición le permitido proclamarse ganador de la eliminatoria sin necesidad de que se recurriera a la tanda de penaltis para desvelar el vencedor. Cuando el árbitro ha pitado el final, los jugadores del conjunto local se han fundido en un abrazo exultantes de alegría por la consecución del ascenso después de haber sabido padecer lo indecible ante el empuje de un correoso rival que ha llegado a la parte final mucho más fresco. La veteranía es un grado y los rojinegros han tirado de ella para llegar vivos al final de un exigente y complicadísimo encuentro.
La primera parte dio de sí un duelo igualado y después de unos primeros instantes de dominio y control del filial mallorquinista, que saltó al campo con la portería ajena entre ceja y ceja, las fuerzas se equilibraron por completo. Hubo las mismas pocas ocasiones de gol en una y otra portería. La verdadera lucha se centraba en la zona ancha, donde los centrocampistas de ambos conjuntos trataban sin fortuna imponer su juego.
La segunda parte las cosas cambiaron, al Formentera le valía el empate al final de la prórroga, por lo que el Mallorca era quien tenía que tomar más riesgos y la iniciativa y primero Montalbán (minuto 71) y después Enric (75) estuvieron a punto de batir a Óscar Santiago, que en la primera hizo una parada de mérito en el mano a mano con el delantero ibicenco del Mallorca B.
Apretaba el cuadro visitante, que alcanzó la parte final del tiempo reglamentado con la misma frescura y control del encuentro que como lo empezó, mientras que su adversario daba un paso atrás para protegerse del acoso al que estaba siendo sometido. En el 89, Llabrés, una de las grandes promesas del filial, tuvo otra clara oportunidad que podría haber resultado definitiva para poner al Mallorca B por delante en el marcador, pero se topó, de nuevo, con la solvencia del meta local, muy seguro bajo palos.
Incluso en el último segundo de los cinco minutos de tiempo añadido que dio el colegiado, Llabrés volvería a gozar de una ocasión inmejorable para marcar desde dentro del área local que no supo aprovechar para conducir a su equipo al ascenso con un disparo por encima del larguero.
El desenlace quedaba aplazado para la prórroga con muy malas perspectivas para un Formentera que daba claros síntomas de fatiga ante un rival al que se le veía mucho más fresco y entero. Aun así, el tiempo añadido comenzó con una ocasión de Górriz para el Formentera que el delantero vasco no supo transformar en gol y después una del central local Pablo en un saque de esquina que el portero desviaba por la línea de fondo con apuros.
Recobraba la chispa el Formentera, al que los minutos de descanso tras el final del partido y antes del comienzo de la prórroga le fueron de perlas para tomar aire, Pero esos signos de agotamiento no tardaron en regresar por la exigencia a la que le sometía su joven adversario. Tocaba sufrir, defender y echar el resto en las filas locales para mantener la portería cero y conseguir el ansiado ascenso de categoría.
Terminaba la primera parte de la prórroga, que daba paso a los últimos 15 minutos de batalla y de temporada con el premio cada vez más cerca o más lejos en el horizonte de los dos protagonistas, que a pesar del cansancio estaban dispuestos a vaciarse, como así demostraron. Una falta muy protestada en la frontal del área en el minuto 110 encendía la luz de alarma y encogía el corazón a la hinchada formenterense, pero el disparo de Elías se estrellaba en la barrera.
A falta de seis minutos para el final, el Formentera renunció casi por completo al ataque para centrar todos sus sentidos en defender su portería, colgado del larguero si hacía falta, y evitar que el Mallorca B, que iba a por todas, lograra arrebatarle el premio del ascenso en el último suspiro. Pudo conseguirlo el Mallorca B, pero su portero, el larguero y la falta de puntería de los delanteros del filial mallorquinista, en definitiva, lo impidieron.