La karateca ibicenca Cristina Ferrer ha anunciado a las tres y media de la tarde de este jueves que abandona la competición, que se retira. Lo hace después de una vida dedicada a este deporte y en la que ha acumulado una montaña de medallas al más alto nivel. Campeona de Europa Sub’21, campeona de Europa Universitaria, dos veces campeona de Europa senior por equipos, dos veces tercera de Europa sénior individual, subcampeona y medalla de bronce en el Mundial con España por equipos, un oro, tres platas y cuatro bronces en el circuito mundial, tercera en los Juegos del Mediterráneo y campeona de España de su especialidad en todas las categorías. Casi nada.
«Aunque mi cuerpo me diga que todavía quiere seguir bailando, mi cabeza y mi alma dicen que es el momento de pasar página para seguir avanzando, ya que la vida de un deportista profesional frena el resto de tus vidas, la profesional, la personal y social, y ya son muchos años» entregada al ciento por ciento a la competición, señala Ferrer.
La que fuera elegida como mejor deportista de Ibiza en 2018 ha sido un ejemplo de superación dentro del deporte local y un referente para las categorías inferiores, que han visto en ella el ejemplo de cómo el trabajo, el esfuerzo y las horas de entrenamiento tienen sus frutos. Se baja del tatami una de las grandes deportistas que ha dado de sí la isla de Ibiza. Se marcha dejando el listón muy alto, y la pena en quienes querían seguir disfrutando aún de sus dotes para la práctica de este deporte.
Sin embargo, este momento aguarda siempre a todo deportista de élite, y tras su larga y exitosa carrera como karateca, Ferrer se ha ganado con todos los honores del derecho de decir adiós al deporte al más alto nivel después de convertirse en una de las deportistas ibicencas más laureadas de todos los tiempos.
«Aparte de estos títulos, me llevo miles de experiencias que sin el karate no hubiera vivido y, además, he conocido a gente maravillosa que me ha acompañado en mi camino, en especial a mis Señoras, Cris Vizcaíno y Laura Pgrm. ¡Qué bonito ha sido a vuestro lado!». Ferrer ha tenido también palabras de cariño hacia la Federación Balear y Española por haber «confiado» siempre en ella y en sus posibilidades.
Asimismo, ha querido recordar de forma especial a una serie de personas sin las que, según dice, no hubiera llegado hasta donde lo ha hecho, entre ellos a sus mentores: A Torres Cardona Jose y Fernando, «quienes me enseñaron a amar mi deporte desde todas sus vertientes, a Anna Roig Mayans, quien me espabiló, a Jose Puertas Ferres, que me mostró que mis posibilidades eran infinitas, a Miguel Garcia Ibáñez, a mi ídola, mi referente en el tatami y en la vida, a mi pareja Daniel Pérez Guillén, desde 2014 entrenando “solos”, y desde hace unos años entrenando por mis objetivos, a Pedro, quien me hizo más fuerte y a Inma Sayagués Roig, quien me ha hecho el final del camino más fácil y más agradable».