@H.E./ Rajoy debería irse. Hace más de un año que debió irse, pero no se quiere ir. No hay manera de que se vaya. Está agarrado al poder como una garrapata. Debe irse pero no quiere, no hay manera. No se quiere dar por aludido y todo lo que lleva de legislatura ha hecho del cinismo su piedra angular, excusando acciones y políticas lamentables. Un discurso casi mesiánico «Lo hago porque toca, por el bien de los españoles», pero accedió al poder mintiendo y puso sus promesas electorales en un espejo e hizo lo contrario de lo que prometió. Mientras tanto seguimos siendo un país puntero en el humor: Somos muy graciosos, pero cobardes y mansos.
Rajoy debe irse. Ya no da más de sí, nunca ha dado más de si. Es Paco Martínez Soria en «Abuelo made in Spain». Este traje que le hemos dado no es que le vaya grande, es que ni siquiera ha sabido ponérselo. Lo que más puede llegar a aterrar es que este gobierno lo puso el pueblo, le votó el pueblo y por mucho que mintiese, ya se sabe el dicho: «Si te engaño una vez es por mi culpa, pero si te engaño más veces es por tu culpa, por tonto.
El caso Bárcenas ni siquiera es la gota que colmó el vaso. El vaso ya está roto desde hace tiempo y el agua emana a borbotones, sin fontanero que se atreva a cerrar la llave de paso; y usan el poder que les hemos otorgado para no dar ninguna explicación hasta septiembre Los mensajitos que se enviaban Rajoy y Bárcenas recuerdan al libro de misivas «Wanted Lovers: las cartas de amor de Bonny and Clyde» de la editorial Alpha Decay, dónde Bonny escribe cartas de amor a Clyde mientras está preso. Y mientras sucedetodo esto, seguimos haciendo alarde de nuestro sentido del humor sin darnos cuenta de la gravedad del asunto o sin poder asimilar tantos casos de corrupción de golpe, como si le lanzasen 10.000 pelotas a la vez a un portero.
Entiendo la ilusión que puede llegar a tener una persona por gobernar, pero uno ha de saber reconocer sus limitaciones. La ilusión de una persona por gobernar está llevando a un país entero a la miseria. Un país que al parecer ser se ha creído que la culpa es de ellos por vivir encima de sus posibilidades y que aunque Rajoy mintiese, está haciendo lo correcto sin pararse a pensar la arrogancia que conlleva obligar a la población a pasar por un camino que no ha elegido y que tal vez no lleve a ninguna parte o quizás sólo lleve al matadero como confiados van los corderos.
Rajoy debe irse, aunque se aferre al poder, debe irse. Su quimioterapia agresiva nos está matando aún más. Su filosofía básica de «si te duele la rodilla, rómpete un brazo para que se vaya el dolor a esa parte» Nos está destrozando, succionando hasta el tuétano. Aunque luego la gente vuelva a votar a su partido, Rajoy debe irse; pero, si él no se quiere ir ¿Quien va a echar a Rajoy a la calle? Nadie.