Uno de los artistas más interesantes, influyentes y admirados del arte contemporáno español, Juan Muñoz, «poeta del espacio», falleció tal día como hoy hace 20 años en Ibiza.
Nacido en Madrid en 1953, tenía solo 48 años cuando una parada cardíaca provocada por un aneurisma de esófago le sorprendió durante unas vacaciones en la isla en el año 2001. Se dirigía a cenar a un restaurante con su mujer, la escultora Cristina Iglesias, y unos amigos cuando sucedió lo inesperado.
Su biografía ha quedado para siempre vinculada a la isla y lo cierto es que fue para él algo más que un lugar de vacaciones ya que con Ibiza tenía una vinculación familiar.
El filósofo y promotor cultural ibicenco Bartomeu Marí Ribas está casado con la escritora y cineasta Lourdes Iglesias, hermana de Cristina Iglesias, viuda de Muñoz. Y fue por ese vínculo familiar por el que visitó la isla por primera vez la isla en el año 2000 y luego repitió visita en 2001.
La relación entre Marí Ribas (hermano del conseller y ex alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, Agustinet) y Muñoz era estrecha y venía de largo, ya que eran amigos incluso antes de ser cuñados por la vinculación artística que les unía. Marí Ribas cuenta con una larga trayectoria en el mundo del arte, que incluye su paso por la dirección del MACBA de Barcelona entre los años 2008 y 2015 y por la más reciente dirección del Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea (MMCA), entre otros cargos.
Cuando falleció en Ibiza, Muñoz estaba en el mejor momento de una carrera fulgurante. Prueba de ello es que su muerte coincidió en fechas con una de las exposiciones más importantes de su carrera y una de las más impactantes que ha acogido la Sala de las Turbinas de la Tate Modern de Londres: Double Bind (Doble vínculo), que fue mundialmente alabada. Su propuesta, entre perturbadora y fantasmagórica y su forma de darle una vuelta al realismo y convertir el espacio en un gran truco de ilusionista encandilaron a crítica y público.
Fue, además, el primer artista español que invitado a intervenir en esta sala, famosa por ser un espacio diáfano en el que el artista tiene plena libertad para intervenir como desee (han tenido este honor Louise Bourgeois, Anish Kapoor u Olafur Eliasson, entre otros grandes nombres del arte internacional).
La obra de Muñoz tuvo, entre otros méritos, el de recuperar la representación de la figura humana dentro del arte contemporáneo y lograr una profunda conexión con el espectador, que se sentía incomodado o fascinado ante sus piezas de ojos nublados o sonrisas histriónicas. Obras conceptuales, en las que trascendían temas tan actuales como la falta de comunicación o el aislamiento del individuo.
Juan Muñoz y Cristina Iglesias componían una pareja rompedora. Se conocieron en Londres durante los estudios de Muñoz en la Central School of Art and Design y en la Croydon School of Art and Technology de Londres. Eso fue entre 1979 y 1981. Un año después Muñoz obtuvo una beca Fulbright para estudiar en Nueva York. Desde entonces y hasta su muerte su prestigio no dejó de crecer.
Su matrimonio, fruto del cual nacieron dos hijos, Lucía y Diego, conectó a Muñoz con una de las familias más creativas del panorama nacional. Si Cristina Iglesias es una escultora aplaudida en todo el mundo, su hermano, Alberto Iglesias, es uno de los compositores de bandas sonoras de películas más reconocidos. No solo en España, donde ha ganado once Goyas, sino que ha sido nominado en tres ocasiones a los Premios Óscar por sus BSO de El jardinero fiel, Cometas en el cielo y El topo. Es compositor de cabecera de directores como Pedro Almodóvar (ha compuesto la música de casi todas sus películas incluyendo la última, Madres paralelas) o Julio Medem. Además, Lourdes y Eduardo Iglesias son escritores, mientras que Pepelu es cineasta.