Insiders, el primer reality de Netflix España, se estrenó en octubre con un concursante ibicenco, Iván Míguez, algo que la plataforma avanzó días antes del lanzamiento. Sin embargo, ha sido toda una sorpresa encontrar otra cara de Ibiza en el concurso. Se trata de Rubén Tejerina, escritor, guionista y actor sevillano criado en la isla, que se hace pasar por un miembro del equipo llamado Rubén, que vigila de cerca a los concursantes y les comunica si se quedan o no en el concurso. Su cara de póker y su gesto serio e implacable con los participantes ya forma parte de este histórico reality que ha marcado un punto de inflexión, ya que los concursantes no saben que les graban y piensan que están en la fase final de un casting. Tejerina avanza a Noudiari que Insiders seguirá dando sorpresas.
Está implicado en múltiples proyectos como actor y guionista, aunque en Ibiza comenzó a ser conocido como escritor. ¿Continúa escribiendo también?
Sí. Es más, mi décimo libro de poemas, Pelea, editado por Copelia Ediciones, saldrá a principios de año. Durante la pandemia, que nos dejó sin trabajo a los actores, me puse a escribir varios proyectos de ficción con Andreu Casanova, un colega monologuista, humorista y guionista. Ha ido muy bien y hemos vendido dos películas en México y, además, rodamos aquí para el canal FDF Fuera de serie, con Pablo Chiapella. Tenemos varias cosas más a punto de confirmarse en España. No hemos parado.
Y tampoco ha parado como actor…
Ha sido mi formación y experiencia en improvisación la que me ha llevado a ser fichado por Netflix. Haber trabajado con las mejores compañías teatrales de improvisación como jamming, Improclan o Corta el cable rojo te dan esa experiencia para que no te tiemble el labio. Eso… unido a haber trabajado en varios programas de televisión de bromas con cámara oculta.
Me imagino que su ‘misión’ era improvisar y reaccionar con naturalidad a lo que decían los concursantes, en tiempo real y sin levantar sospechas…
Netflix estaba muy preocupada porque un reality es imprevisible y no sabes cómo va a reaccionar la gente, por lo que necesitaba personal formado en la improvisación. Te daban unas líneas de acción pero, en la interacción con los concursantes, no sabes qué va a pasar. Era muy importante que no se desvelase lo que finalmente se ha sabido y es que los concursantes estaban siendo grabados desde el primer momento. Mi compañera Marina y yo actuábamos como un comité seleccionador. Casi como si fuésemos directivos de Netflix y necesitábamos que esa careta no se cayese en ningún momento.
Su personaje se llama Rubén, su propio nombre, en el reality.
Sí, decidimos hacerlo así para que no hubiese ninguna grieta, para que cuando te llamasen por ese nombre nunca titubeases. Por lo demás, la biografía del personaje era totalmente inventada. Los propios participantes me conocieron desde el casting. Yo estaba sentado en la mesa como si fuese una de las personas que decidían y así fuimos creado el estatus necesario para que cuando me vieran, tres semanas después, y expulsase a alguien pensasen que quien le estaba expulsando no era un actor sino alguien con ese poder de decisión.
Pero había un concursante ibicenco que podía reconocerle.
¡Imagínate! Cuando de repente supimos que estaba Iván Míguez, que era de Ibiza, lo primero que hice fue dirigirme a él directamente. Le dije que veraneaba por Ibiza, que tenía un barco allí y que iba mucho… y así pude comprobar que yo no le sonaba de nada, no me conocía.
El secretismo del proyecto le habrá llevado a firmar todo tipo de cláusulas de confidencialidad y no habrá podido comentar nada ni al entorno más cercano…
Efectivamente, es un proyecto del que no hemos podido contar nada. Además, ten en cuenta que tres semanas antes de la propia grabación empezó un confinamiento, una burbuja, por el tema de la Covid, tanto para el equipo como para los concursantes. Durante todo ese tiempo estuve en un proyecto del que no podía contar nada… hasta que terminó.
¿Pasar por un proyecto de Netflix tiene esa proyección que parece que tiene, te cambia la vida?
La plataforma tiene muchísimo calado y un aura de calidad que acaba tocándonos a los actores. Trabajar para Netflix supone no solo hacerlo en unas condiciones muy cuidadas y con una exquisita profesionalidad sino que para el curriculum de los actores siempre funciona. Lo que he hecho ha sido un poco peculiar, porque no estoy encarnando a un personaje como tal sino representando una identidad oculta. Veremos si para futuros trabajos da el resultado que parece que va a tener.
Ha estado entre los contenidos top de la plataforma desde su estreno y ya sabemos lo que eso significa. ¿Habrá una segunda entrega, más contenidos relacionados?
Solo puedo decirte que todo van a ser sorpresas con Insiders.
Ha tenido que mantener un rictus serio y la compostura ante unos concursantes con mucho carácter. ¿Cómo lo ha vivido?
En este reality los concursantes no sabían que se les estaba grabando, de modo que ha sido como vivir la vida en estado puro. Las pasiones son las que son y afloran las envidias, los engaños, la bondad, el amor… todo se vive en su estado puro y máximo, creo. Cada vez que entraba el comité evaluador, del que yo formaba parte, el aire se podía cortar con un cuchillo. Ellos no tenían muy claro qué era lo que se estaba evaluando en cada momento en ese supuesto casting. Se regía, aparentemente, por los patrones que aparecían en el tótem de parámetros de su personalidad. Ellos trabajaban en función de subir o bajar esos parámetros para acercarse a lo que sería el candidato perfecto. Así que han estado haciendo un ejercicio de autoconocimiento…
¿Han intentado seducirle o pelotearle para hacer así más puntos?
Nuestro rol fue siempre mantener cierta distancia con ellos, porque después íbamos a tener que tomar decisiones que suponen su expulsión. Pero en ciertas ocasiones ellos te piden un abrazo, que les des la mano o un beso… pero no. Les apoyamos de todas las maneras que podíamos pero sí que manteníamos esa distancia para no incurrir en un falso colegueo o un acercamiento emocional.
¿La persona ganadora era su apuesta o tenía otras favoritas?
Era muy complicado saber cómo iba a terminar. Cada uno hizo sus apuestas pero el programa se reservaba sorpresas, así que las estrategias que ellos pudieran tener se desmoronaban porque, finalmente, todo se basaba en las relaciones que tuvieran entre ellos. Siempre cabía la posibilidad de que todo se diese la vuelta y el desenlace fuese inesperado… como realmente fue.
Uno de los momentos más controvertidos es la secuencia de los conejos. Parece indiscutible que había mucha tensión pero, por otra parte, parece de perogrullo que Netflix no va a emitir un programa donde se dispara a un conejo.
Los conejos no se enteraron ni media de lo que estaba pasando [ríe]. Estaban dentro de unos cubículos y con una mampara delante de manera que no escuchaban ni los disparos. De hecho varios se quedaron dormidos en su cuna hecha de paja. Por el bienestar de los conejos que nadie se preocupe. Respecto a que se lo creyeran o no los concursantes… hay que pensar una cosa: son tantos los estímulos y tan rápidos y es tanta la presión que para ellos era realmente difícil que se parasen a pensar si era o no verdad lo que les estábamos pidiendo. Muchos de ellos han dicho después que ya se lo olían o que ya lo sabían, pero te aseguro que allí les temblaba la mano. No les dábamos tiempo de pensar. El plató donde se grababan las pruebas era anexo a la casa, así que escuchaban los disparos y todo era cuestión de minutos. Ten en cuenta, además, de que repente veían 20 cámaras grabando y 45 personas del equipo… y, para quien no está acostumbrado a eso, es abrumador.
¿Hay un antes y un después de Insiders, realmente ha revolucionado los realities?
Creo que sí. Todos los realities, hasta el momento, tenían la premisa inicial de que están grabando a los concursantes todo el rato. A partir de ahí uno se mostraba de una manera o de otra. En este caso la dinámica se llevó tan bien que cuando llegaron a la casa pensaban que no se les estaba grabando. Que se estaban preparando para entrar en un reality que sería quince o veinte días después. Ellos creían que no eran los únicos; de hecho pensaban que había gente en otras casas o en otros sitios que iban a competir también para entrar.
Se ha rumoreado que los concursantes son actores.
Con rotundidad: No lo son. Menos Tatiana, que era la infiltrada. El resto te doy todas las garantías de que no eran actores.
La actriz que sí tiene un papel protagonista es Nawja Nimri, ¿le da un punch con su presencia?
Nawja tiene ese halo de misterio, incluso como de rebeldía, que encaja perfectamente con el espíritu de Insiders porque de ella te puedes esperar cualquier cosa.
El rodaje en Ibiza de otro reality de Netflix, que precisamente se está emitiendo ahora, Amor con fianza, ha generado rechazo por parte de varios sectores de la isla.
Al final Ibiza es un plató incomparable para rodar, con enormes posibilidades por su luz y su paisaje. Puede ser el escenario de cualquier producción. Todos los ibicencos sabemos que Ibiza es mucho más que fiesta, desenfreno y sexo y que hay muchísimos valores propios de la isla que no tienen nada que ver con lo que se pueda rodar aquí. Al final es un plató apetecible para superproducciones. Todo lo que sea ver Ibiza de una manera u otra: desde una villa, desde una playa o desde Dalt Vila es positivo porque convierte a la isla en un escaparate para que vengan más producciones. Hay una Ibiza Film Comission también que se encarga de todo eso.
¿Y ahora ya con la vista puesta en su nuevo proyecto, El corazón del imperio, que está a punto de estrenarse para Movistar este 25 de noviembre?
Así es, he trabajado bajo las órdenes de Israel del Santo, que es el director de Lola, el documental de Movistar, y de El Palmar del Troya. Ya había trabajado con él en Conquistadores. Es un capo y sabe cómo rodar un material tan sensible como son las docuficciones, yendo de la mano de la historia pero recreando capítulos con ficción. Es un proyecto muy interesante porque cuenta la historia del Imperio Romano a través de los ojos de las mujeres y hasta ahora poco sabíamos de esto.