El principal riesgo para el medioambiente no radica en la emisión de gases de efecto invernadero ni en la contaminación de las aguas y de nuestros mares y océanos. Tampoco en la deforestación ni en la pérdida acelerada de biodiversidad. La inmensa mayoría de la población está concienciada sobre estos problemas y hay poca discusión al respecto, sobre todo entre la gente joven. El principal peligro es la estafa, la mentira y la impostura de quienes teniendo que trabajar en pos del medioambiente, nos engañan —y más que lo harán— haciéndonos creer que son los mejores y que se esmeran en su cometido, cuando en realidad no hacen nada de nada, que es como empeorar las cosas a cada día.
Compadezco a aquellos bienintencionados que creyeron que la Ecotasa iba a servir para reducir la pisada ecológica del turismo en el territorio de Balears; que con ella se financiarían proyectos ecosostenibles de recuperación de espacios naturales, de reducción del consumo de combustibles fósiles, de limpieza de montes y litoral, etc.
Más pena me dan aún aquellos ilusos que pensaron que únicamente pagarían la Ecotasa (que mejor sería llamar Ecoestafa) los turistas que nos visitaran. La hemos acabado pagando todos aquellos que por una causa u otra, debemos pernoctar fuera de casa, algo que en un territorio insular como el nuestro es mucho más frecuente de lo deseable. Pagamos por dormir en un hotel o en un refugio de montaña, hagas o no turismo, que eso da igual. Y pagamos el doble porque los proyectos financiados con el Impuesto de Turismo Sostenible (otra mentira) los pagamos dos veces: con nuestros impuestos y con la ecotasa que también pagamos los residentes.
El dinero que se recauda en las Pitiusas se va a donde decide una comisión descaradamente manejada por el Govern
Además, el dinero que se recauda en las Pitiusas se va donde decide una comisión descaradamente manejada por el Govern. Cuando dijeron que sería la sociedad en su conjunto la que decidiría qué se hace con los fondos recaudados, también mentían. Es el Govern balear quien finalmente tiene la sartén por el mango y hace ir el dinero donde más le conviene. Y desde 2020, año de inicio de la pandemia del Covid-19, ni siquiera se guardan las formas y ya no se convoca la comisión de marras.
El colmo de los colmos ha sido enterarnos de que los premios de LOS40 Music Awards 2021 fueron regados con dinero de la Ecoestafa por decisión del Govern del Pacte de Bellver, estrellas del ecologismo y de la lucha contra el cambio climático. No cabe mayor tongo ni mayor decepción. Si esto lo hacen los más comprometidos con la Agenda 2030, qué no harán los negacionistas…
El conseller de Turismo y portavoz del Govern, Iago Negueruela, saca balones fuera soltándonos el rollo del “retorno” publicitario de la inversión, que si se pretendía lanzar el mensaje a todo el mundo de que “estamos abiertos” en noviembre. Negueruela a veces parece un vendedor de crecepelos que no se cree nada de lo que suelta por su boca.
Es increíble que el Consell d’Eivissa, gobernado por el PP y Cs, haya colaborado en este indecente mangoneo publicitario para complacer al Grupo Prisa
Riza el rizo al involucrar a todos los consells insulars (con la destacada y dignísima excepción del Consell de Formentera, que no picó el anzuelo y se negó a participar de tan burda pantomima para malgastar fondos que deben ser para proyectos medioambientales) y de los ayuntamientos de Palma y Eivissa. Es increíble que el Consell d’Eivissa, gobernado por el PP y Cs, y presidido por Vicent Marí, haya colaborado en este indecente mangoneo publicitario para complacer al Grupo Prisa.
La próxima vez que veamos a Francina Armengol en El País o en La Ser, pensaremos que los fondos de la Ecoestafa financiaron esas entrevistas. Al menos removerán el café con palitos de madera.