Era el arquetipo de jugador de fútbol de mediados de la década del siglo pasado. Duro como el acero, estaba hecho de otra pasta, de una aleación que aunaba fortaleza, carácter y competitividad a partes iguales. El lateral derecho de la extinta SD Ibiza Armando Castro ha muerto en la isla a la edad de 90 años tras una larga y feliz vida, en la que familia y fútbol han sido desde siempre sus dos grandes pasiones.
Nacido en Gijón en 1931, se granjeó cierta fama como futbolista en clubes como el Juvencia, Gimnástica Burgalesa, Palencia o Atlético Baleares, entre otros. En 1959 llegó a la isla para firmar con la SD Ibiza junto a otros refuerzos de renombre para aquella época, como Edo o Palmer, entre otros, y su popularidad como jugador creció al mismo ritmo que la del club al que acababa de llegar y del que, en cierto modo, nunca se iría del todo.
Con él en el equipo, la SD Ibiza subió a Tercera División por primera vez en la historia en la campaña 1959-60. El balompié ibicenco irrumpía en una categoría nacional, algo nunca visto antes en la isla, y Castro y sus compañeros dieron en aquel momento una nueva dimensión y un gran impulso a este deporte a nivel insular como consecuencia sus logros.
Tras su retirada como deportista y después de más de una década enrolado en las filas de la SD Ibiza, Castro siguió vinculado al club en diferentes cargos, como el de director deportivo primero y el de miembro de la junta directiva después. Se casó con Carmen Matá en Ibiza, donde tuvo tres hijas y un hijo, y donde se quedaría a vivir para siempre. Se convirtió, además, en un destacado empresario tras fundar Citubo.
El funeral de cuerpo presente tendrá lugar el próximo martes, a las cinco de la tarde, en la iglesia de Santa Cruz, mientras que el velatorio empezará a las doce y media del mismo día en Pompas Fúnebres Ibiza.