Los jefes de una red de trata de personas que captaban mujeres, muchas de ellas menores, en África con falsas promesas de trabajo y que terminaban siendo obligadas a prostituirse en Ibiza consiguieron escapar de la justicia aprovechando la parálisis que sufrieron muchos procesos durante la pandemia. Así lo revela hoy El Confidencial, que centra un reportaje en los casos de dos mujeres que eran menores cuando llegaron a Europa desde Nigeria y que acabaron prostituidas en Ibiza en un piso de la calle Pablo Picasso de Platja d’en Bossa y en unos apartamentos de la misma zona, respectivamente. El título de la información de Alejandro Requeijo es demoledor: “Viaje al infierno de menores nigerianas: del campo de refugiados a la prostitución de Ibiza” y deja bien claro el horror que sufren estas mujeres menores de 18 años obligadas a ejercer la prostitución en la isla.
Uno de los casos explica que la chica tenía apenas 15 años cuando logró llegar a Libia tras cruzar el desierto desde Nigeria. Hacinada en una barca con 150 personas llegó a Europa, donde pasó por un campo de refugiados. Su padre recibió una oferta de trabajo que parecía buena para ella y, entonces, unas personas la contactaron en el campo, le pidieron el dinero que llevaba encima a cambio de un pasaporte falso y acabó en Ibiza obligada a prostituirse, tal y como reza la sentencia de la Audiencia Provincial a la que ha tenido acceso el medio. “Sin embargo, los máximos responsables de la red no se sabe dónde están o aprovecharon el parón de la Justicia durante el covid para salir de la cárcel y fugarse”, añade El Confidencial.
“El piso estaba en el número 20 de la calle Pablo Picasso. Al llegar allí, le informaron de que su destino era ser amable con los señores que la visitaran y no negarse a nada. Todo el dinero que ganase se lo tenía que dar a una mujer [que] tenía carta blanca para agredir a la menor si consideraba que no había recaudado lo que se esperaba de ella”, explica el artículo que añade que este infierno terminó para ella cuando una operación de la Policía Nacional desarticuló la red. El medio hace referencia a las graves secuelas psicológicas que presentaba esta chica.
Otra de las chicas, que tenía 16 años cuando la captaron, fue sometida a un rito vudú, le cortaron el pelo y le hicieron cortes por todo el cuerpo. Las condiciones del viaje en patera fueron tan duras que hasta murió un migrante en la barca de la que fue rescatada por autoridades italianas. Acabó en Lampedusa, un hombre la sacó del campo y se la llevó a Barcelona hasta que en el verano de 2016 la mandaron a Ibiza a forzarla a prostituirse.
En enero de este año, cuando comenzó el juicio, varios de los 24 acusados se habían fugado.