El alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, y el conseller balear de Movilidad y Vivienda, Josep Marí Ribas, han celebrado esta mañana una reunión de trabajo para avanzar en el proyecto de enlazar Sant Jordi con Platja d’en Bossa a través de una pasarela para peatones y bicicletas. Por el momento no se ha concretado el punto exacto de la ubicación de esta pasarela porque hay varias opciones sobre la mesa.
Esta inversión se ejecutará a través de un convenio de colaboración que ambas administraciones que también incluirá la cesión de Can Pere Casetes, donde el Consistorio promoverá un centro cultural y casal de entidades.
En la reunión, en la que también han participado la teniente de alcalde de Gobernación y Contratación, Pilar Ribas, el teniente de alcalde de Obras Públicas, Pere Ribas, y la regidora Angels Marí, además del director general de Movilidad del Govern, Jaume Mateu, la conselleria se ha comprometido a presentar un anteproyecto de toda la intervención prevista en un plazo de unos tres meses, después de visitar la zona para analizar las posibles alternativas para atravesar la autovía del aeropuerto sobre el terreno.
Guerrero ha valorado «la prioridad que da el Govern a esta inversión».
El alcalde también ha valorado que el convenio incluya la cesión de la antigua casa pagesa de Can Pere Casetes, porque permitirá «unas instalaciones dignas donde dinamizar la vida cultural y cívica de Sant Jordi».
Por su parte, Marí Ribas ha destacado «la oportunidad de poner remedio a una anomalía histórica y recoser la herida abierta que sufría Sant Jordi».
El anteproyecto que se conocerá en unos meses analizará las diversas opciones para conectar Sant Jordi con la costa, el ‘esponjamiento’ del entorno y la posible ubicación de zonas de descanso y ocio a lo largo del nuevo vial hasta la zona de playa.
El proyecto que se ejecutará también busca «valorizar los hallazgos arqueológicos que se han hecho en esta zona».
El conseller ha recordado, precisamente, que en la construcción hace unos años del depósito de tormentas próximo al hipódromo de Sant Jordi ya se incluía un proyecto de intervención arqueológica a raíz del hallazgo de elementos como zanjas de cultivo de viñas de época púnica y romana, además del hipocausto (un sistema de calefacción que hace circular aire caliente por debajo del suelo) excavado a las inmediaciones.
En cuanto a la antigua casa de Can Pere Casetes, se trata de una vivienda rural tradicional de grandes dimensiones que fue expropiada por las obras del nuevo acceso al aeropuerto y que todavía se encuentra en muy buen estado. Por sus dimensiones y características «es un espacio ideal para acoger las entidades de Sant Jordi, que a día de hoy no disponen de muchas instalaciones públicas donde poder desarrollar su actividad», ha comentado Guerrero.