Los tejemanejes, remiendos y artimañas conjugados estos últimos años por el infausto triángulo que conforman Matutes, el Ayuntamiento de Sant Josep y el Consell Insular d’Eivissa, con el colectivo Ocio de Ibiza ejerciendo de pegamento, dejan tras de sí un panorama desolador, con el ocio nocturno arrasado por la competencia desleal del diurno. Y ahora que se avecina la temporada 2022, el triunvirato vuelve a las andadas rompiendo una nueva norma no escrita pero establecida a través de la tradición.
A lo largo de esta lamentable etapa, Ocio de Ibiza ha maniobrado para unificar el ocio nocturno con el diurno y que todo parezca lo mismo. Han vuelto a sacar la música al exterior, al aire libre, después de que a muchos nos obligaran a cerrar nuestros establecimientos para aislarlos acústicamente, hace ya mucho tiempo. Ahora, tras el parón impuesto por el covid y con las aperturas que ya se van anunciando, el ocio nocturno despertará lleno de legañas, para descubrir la nueva realidad que deja la pandemia.
La Administración, y en concreto el Consell Insular, sumido en sus divagaciones, no ha tomado ninguna decisión que pudiera establecer una franja horaria entre las actividades recreativas diurnas y las nocturnas, cuando ambas consumen y ofrecen el mismo producto: la música. Ello, pese a que el propio presidente del Consell empeñó su palabra en hacerlo, cuando el Ayuntamiento de Sant Antoni, hace casi dos años, le exigió que regulara el ocio diurno, que es de su competencia.
El título habilitante que el Ayuntamiento de Sant Josep ha expuesto flamantemente en su respuesta a una denuncia sobre las actividades que se han realizado en el Hotel Ushuaia durante el verano pasado, en el que hubo fiesta diaria durante los meses de julio y agosto, en el palmeral, pese a estar prohibido por las autoridades sanitarias, no parece alterar los nervios de nadie. Incluidos los del propio Ayuntamiento, la policía municipal y el Consell Insular, con sus servicios de inspección, precisamente organizados a bombo y platillo para gestionar las fiestas ilegales que tanto preocupan a las instituciones. Muy especialmente a Ocio de Ibiza, que puede perder su selecta clientela en estas “rave” particulares.
El “título habilitante” inicia su lamentable andadura el 18 de julio de 2011, con la medida cautelar de precinto de instalaciones, máquinas o aparatos que no están amparados por la licencia de apertura y funcionamiento del establecimiento denominado Ushuaia Ibiza Beach Hotel.
Aparte del problema del escenario del Ushuaïa, cuyos destellos motivaron una protesta por parte de los pilotos porque les deslumbraban en la fase de aproximación al aeropuerto, tenemos este expediente presentado mediante declaración responsable, que ya distribuía el movimiento del público y el aforo: 3.748 personas en la zona de espectadores de pie, a razón de 0,25 metros cuadrados por persona; 520 personas (260 metros de zona de espectadores sentados), a razón de 1 persona por cada medio metro cuadrado; 142 personas (71 metros cuadrados de zona de espectadores sin asientos definidos), a razón de 1 persona cada medio metro cuadrado, y 234 personas (547 metros de zona de público en bares, cafeterías, etcétera). 4.644 personas en total, en el interior del Ushuaïa.
El expediente, dado que el Ushuaïa no disponía de licencia para actuar en la terraza de la piscina como discoteca (obvio, pues estaba prohibido para todos los demás), fue desestimado por el Ayuntamiento de Sant Josep y, por tanto, se ordenó el precinto de instalaciones, con 48 horas de ejecución forzosa, asistido por la fuerza pública.
El consistorio dio orden de informar a la policía local de la resolución adoptada y la obligatoriedad de precintar las instalaciones y clausura de la actividad. También dictaminó dar cuenta a la infractora de acudir al juzgado de instrucción y al ministerio fiscal para determinar la responsabilidades penales a las que hubiera lugar, como dispone el artículo 123.6 de la ley 16/2006. Y notificar la presente resolución a la Asociación de Empresarios de Salas de Fiestas, Discotecas y Similares de Baleares, para su conocimiento y efectos. Lo mandó la alcaldesa accidental de Sant Josep de sa Talaia, Paquita Ribas, el 14 de julio de 2011, con la firma de la secretaria, María Domingo García.
Sin embargo, no pasó nada; el Ushuaïa no cerró un solo día. El alcalde Agustinet regresó justo a tiempo de desautorizar a su concejala e insuflar oxígeno para que la fiesta continuara. Lo hizo para no perjudicar a las empresas en plena temporada, dijo, tratando de justificar así su vergonzosa e injusta decisión.
A partir de este momento, se declaró una guerra sostenida por los empresarios del ocio nocturno, en defensa de sus intereses, contra el ocio diurno del hotel que nos ocupa. Dado que los empresarios de salas de fiestas y discotecas habían hecho valer sus derechos ante la Administración, el señor Matutes entendió que para continuar la actividad en el Ushuaïa necesitaba una cobertura de asociados con intereses en playas y establecimientos cerca del mar, que con la música como producto y bandera representarán su propia actividad en el hotel. Así nace la asociación Ocio de Ibiza, concebida para derribar y anular la influencia de los empresarios del ocio nocturno.
Ocio de Ibiza, en definitiva, es una empresa más del señor Matutes, para dar cobertura y patente de corso a las actividades diurnas, con las que el Ayuntamiento de Sant Josep se ha mostrado tan complaciente. Entre todos han fortalecido y dado identidad a unos hechos consumados, mediante abogados y profesionales de la Justicia, ignorando que se han producido unos hechos abusivos y permitiendo al señor Matutes encastillarse en su obstinación de conseguir, a toda costa, instalarse en la legalidad. Y en el transcurso de todos estos acontecimientos, los documentos legales que nos gobernaban con equidad y equilibrio, han adquirido una pátina verdosa por humedad y falta de uso, que los ha dejado inservibles.
De aquellos polvos, estos lodos. El título habilitante que inicialmente daba respuesta a una declaración responsable también se ha ido modificando progresivamente, de institución en institución, y aquí no pasa nada. Un huevo, un gusano, un capullo, una mariposa… Hasta llegar a un nuevo aforo del Ushuaïa, que, según el registro de actividades del Consell, donde está registrado como “actividades recreativas”, se elevó a 70 personas en barra, cero personas en sala y 7.796 personas en terraza. En plena pandemia, además, ha irrumpido el acomodador otra vez en el registro de actividades, y con fecha 28 de enero de 2021, ha redistribuido el personal y ahora tenemos 7.886 plazas en un solo lugar, sin más especificaciones.
Suponemos que todo este público se encuentra en la sala de fiestas que consta en el registro, a pesar de que la sala no existe y la fiesta sí. Ahora, para colmo, se anuncia la apertura, con los carteles proclamando la buena nueva e inundando las redes, para el sábado 30 de abril de 2022, en horario de 12:00 a 23:59.
Dicha apertura no es compatible con el régimen de horarios para las salas de fiestas y discotecas, que solo pueden empezar a partir de las 16,30 horas. En Space nos multaron con 30.000 € por empezar media hora antes, siendo alcaldesa accidental la señora Ribas.
Ahora el Ushuaïa plantea su cierre a las 11,59, rozando la medianoche. 12 horas de actividad, solapándose con Hï Ibiza, que abrirá desde las 23 horas hasta el cierre. Que se preparen el puerto de Ibiza y sus comerciantes y hosteleros. La gente joven que ha dado vida y color durante la pandemia tiene cláusula de caducidad. Gracias también a la indolencia de nuestra clase política, que no sabe ni quiere saber de estos asuntos, aunque les competan, de una forma tan cansina que nos aboca a la desesperanza.
La fiscalía anticorrupción tiene que dar respuesta a esta situación, iniciar una investigación que descubra y reviente este juego de trileros de lujo y extra lujo, que se ha erigido impunemente, pasando por encima de las normas y leyes que se aplican a la ciudadanía en general y también sobre el bien común, entendido como protección y garantía para las empresas y empresarios que ostentan unos títulos (las licencias que otorga la Administración), que garantizan el ejercicio de su profesión y condición, contra la oferta ilegal y la competencia desleal.
En las opening y closing, los ayuntamientos tienen potestad para prolongar los horarios de cierre. Sin embargo, hasta ahora, nunca se había otorgado una autorización para anticipar una apertura como la que ahora se anuncia. Lo más probable es que esta nueva fórmula de apertura a las 12 del mediodía, cuatro horas y media antes de lo que dicta la ley, se quede ya establecida de forma fija para esta temporada, con las consecuencias que entraña instalar una rave de 24 horas, como ocurrirá en Platja d’en Bossa al fusionarse, aún más si cabe, el ocio diurno y el nocturno.
Podemos Ibiza es la única formación política que se ha manifestado públicamente para poner coto a los beach clubs y hoteles discoteca a través de la nueva ley turística que tramita el Parlament balear. Pero puede ser también una cortina de humo para disipar su responsabilidad y pasividad ante la situación actual.
Lo que ha ocurrido con el Ushuaïa y los que han venido detrás representa el mayor escándalo de corrupción que ha vivido Ibiza en el siglo XXI. Lo mínimo sería que, tras los tiempos de crisis vividos, nadie parta con ventaja y las actividades complementarias que amparan este despropósito estén limitados a los aforos establecidos para la actividad principal; el alojamiento, en el caso del Ushuaïa.
Por Pepe Roselló