En Baleares y también en las Pitiusas, todo lo hacemos tan bien que nos morimos de éxito. Tenemos las plantillas de los servicios públicos tiritando, escuálidas. Nos faltan policías nacionales, policías portuarios, médicos, enfermeras… Y ya no sólo los servicios públicos se ven afectados por la falta de personal.
También las empresas privadas ven comprometida su actividad ordinaria. No hay suficientes cocineros, camareros, recepcionistas, conductores, taxis. Hasta los maleteros de Iberia traemos de Mallorca en temporada alta, porque aquí no quiere venir nadie a hacer la temporada. No sale a cuenta. Y eso que ahora los empresarios, tras la aprobación de la reforma laboral, te hacen fijo discontinuo a las primeras de cambio.
Turistas no nos van a faltar, pero personal para atenderles está claro que sí. Ni taxis en número bastante hay ya, que aún no ha comenzado lo peor. Nada nuevo en el horizonte, aunque quizás la situación sea más grave ahora que en las temporadas anteriores a la pandemia.
Entre las hordas de visitantes que llegarán a Ibiza, también los habrá que, como siempre, andarán buscando hacer lo que no hacen en sus países. Ibiza es Ibiza, nos guste o no nos guste. Y aunque muchos no recuerden que en enero de 2020 el Parlament aprobó una Ley contra el turismo de excesos, sería inútil tener una legislación que prohíbe determinadas cosas y no darla a conocer a los visitantes y también a quienes les acogen aquí.
Eso es lo que pretende el Govern, en colaboración con la embajada del Reino Unido, con su campaña Keep it together! Y ya puede ponerse el Consell d’Eivissa y la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera (FEHIF) como quieran, que no se trata de promocionar la imagen idílica de Ibiza, sino de evitar que los borrachos británicos se tiren desde el balcón de su hotel a la piscina.
Pero sigamos en nuestra realidad paralela, haciendo como si no pasa nada, como si a Ibiza vinieran los turistas masivamente a visitar la necrópolis de Puig des Molins. Bien atendidos, con alto poder adquisitivo, comportándose adecuadamente. No es real y aquí lo sabemos todos. Pero no se trata de cambiar la realidad, sino de disfrazarla. Como siempre.
Estic preocupat d’estar totalment d’acord amb un article d’opinió d’en Perpinyà, però és així.