@Mila Garo / La proliferación de los llamados party boats, barcos donde los turistas pagan entrada y que se convierten en discotecas navegantes, es una problemática que ha crecido exponencialmente durante los dos últimos años. Tanto el Consell de Formentera como el de Eivissa han pedido que se tomen medidas para acotar un fenómeno incontrolable ya que se han topado ante un vacío legal en esta cuestión. ¿Cómo son realmente estas fiestas? ¿Qué tipo de turista paga y sube al barco? ¿Cuánto duran? ¿Cómo acaban? Ante todas estas preguntas, decido autoinvitarme a una Party Boat.
70 euros y barra libre
De entre toda la gran oferta que existe en Internet, me decanto por una excursión que se vende así: “Vamos bailando a Formentera, paraíso de aguas turquesas, donde nos quedamos hasta el atardecer.
Navegamos en un enorme catamarán/velero: 50% chicas / 50% chicos. Disfrutaremos del sol y el mar fondeando en el parque natural de Ses Illetes, larga playa de fina arena. Bailamos toda la tarde al ritmo de DJs, nos bañamos en aguas cristalinas, disfrutando de refrescantes bebidas”. Precio: 70 euros con barra libre y cena. Miércoles, 15.30 hoas. La cita es en uno de los muelles de Botafoc. Mi primer contacto es con el relaciones públicas de la empresa, quien me comenta que este verano las autoridades les están poniendo más trabas y que ahora ya no pueden cobrar a los pasajeros en tierra. No obstante, esto no ha afectado lo más mínimo al negocio: “Tendremos que cobrar ya en el mar o directamente hacerlo a escondidas”, afirma.
Cae un sol de justícia, de esos que te seca las neuronas. Cuando pienso que me esperan cinco horas de sol mientras suenan a todo volumen las «últimas tendencias» en música electrónica, tiemblo de miedo, y justo entonces caigo en que me he olvidado el bikini en el coche. Vale, voy a ser la única vestida en esta fiesta.
A las 15.45 horas nos convocan enfrente del catamarán porque hay un cambio de pasajeros. El barco, en el turno de la mañana, realiza excursiones para familias y parejas tranquilas. Por la tarde y la noche, el negocio cambia y el público es muy diferente: chicas guapas, con la mínima expresión de ropa y enormes gafas de sol; chicos engominados a lo Cristiano Ronaldo, muchos luciendo cuerpos trabajados durante el año en el gimnasio. La mayoría totalmente bronceados. Algunos con la piel roja como un tomate.
La fiesta promete, o al menos eso parece viendo la alegría que desprenden sus rostros. Me cuelo en uno de los grupos que se ha formado en la cubierta superior. Saco la grabadora y empiezo a lanzar preguntas ¿Por qué os habéis apuntado a esta fiesta? “Barra libre”, contestan a la vez. La mayoría son italianos aunque también hay españoles y algunos ingleses y franceses. Edad: entre 18 a 30 años, un universo exclusivamente joven.
16horas. El catamarán se pone en marcha y los altavoces también: punchi-punchi-punchi… tum-tum-pá tum-tum-pá… a todo trapo. Queda inaugurada la barra libre: mojitos por doquier, cubatas, cervezas… El resumen de las cinco horas que dura la “excursión” sería éste: alcohol, alcohol, más alcohol, bailoteos, ligues, algún que otro chapuzón, y más alcohol y música que aumenta el volumen a medida que pasan las horas.
Bajan los decibelios al llegar al Parque Natural
Llegamos al parque natural de Ses Illetes. El mánager del barco coge el micro y anuncia: “chicos, esto es un parque natural, vamos a bajar la música y no serviremos alcohol durante esta hora”. Está prohibido. Tal cual. El barco se para, el DJ baja el volumen y durante una hora los chicos se limitan a beber cerveza. ¿Con qué criterio se està aplicando esta restricción? El requisito principal para que un barco con ánimo de lucro pueda acceder a un Parque Natural es la «difusión de los valores naturales del parque», y es obvio que el único valor que se está «difundiendo» es el de los cuerpos esculturales tostados al sol, por mucho que hayan bajado el volumen de la música. Es mi opinión.
Con la cabeza a punto de estallar después de varias horas de travesía, busco acomodo para descansar un rato. En este momento, el segundo patrón del barco me aborda y directamente me lanza: “¿Eres periodista, verdad?”. “Sí, lo soy”, le contesto. No he pasado desapercibida. Soy la única que, en lugar de bikini, llevo puestos unos tejanos. Es mi turno y le pregunto: “¿Cómo se organizan estas fiestas?»
“El barco y los miembros de la tripulación van por un lado, y la empresa promotora de las fiestas por el otro: eso incluye relaciones públicas, Dj, camareros, party cordinator”. El negocio funciona y da beneficios, pero el hombre confiesa que está hasta el gorro de aguantar a jóvenes, de controlar lo que hacen, de ejercer de poli de seguridad. “Aquí les venden lo que ellos quieran”, me dice el patrón. “Que si el chaval quiere ver delfines, pues le dirán que bailará con delfines en medio del mar. Que si quieres ir a Formentera, pues eso, que fondearemos en Illetes y tres horas en la playa de arena blanca”.
Los decibelios aumentan y la temperatura también. Los primeros efectos del alcohol se empiezan a notar, es lo que tiene la barra libre y navegar, que la cabeza da vueltas. La tripulación, mientras, mantiene una vigilancia estricta sobre todo lo que sucede a bordo: hay que estár pendientes por si alguien en popa se quiere tirar, o si otro se cuelga de la barandilla, vigilar al grupo de chicas saltando como locas, atender a otro encerrado en el baño vomitando…
En resumen: una fiesta con barra libre llena de jóvenes hormonados y luciendo palmito -quizá es que me pilla ya un poco mayor-. A las ocho estoy deseando volver a tierra. A las nueve pisamos tierra, los chavales se visten y ya preparan sus planes para seguir la fiesta. Algunos de ellos han ingerido más de 20 copas a 30 grados centígrados. Si me hubieran quedado fuerzas les seguiría sólo para saber cómo acaba la noche.
Todo se resume en la absoluta falta de respeto por todo aquel que alrededor tiene que soportar el volumen. Le amargan la vida al 99% restante de gente que quiere disfrutar en su barco o en la playa de un rato relajado. Y todo esto para que un tío se forre obligando a los demás a escuchar en un sitio público lo que no quieren oír, ¿De verdad ninguna autoridad tiene intención de hacer nada?
la periodista deberia haber visitado un party boat britanico en san antonio . Si tiene valor !!!
Despues nos lo cuenta…..
Eso es la autoregulación que mencionan, no está mal para empezar. ¿cuando tengan problemas con alguna sustancia dura y se les vaya de las manos que llamarán al 112 y les mandarán una ambulancia? Llevan médicos a bordo para controlar comas etílicos o sobredosis?. Tiempo al tiempo ya que la combinación Sol, alcohol y derivados puede traer consecuencias fatales.
A mi me gustaría hacer unas preguntas a la periodista como introducción:
1-¿Cuantas entrevistas o autoinvitaciones ha realizado para hablar de los Party Boat?
2- Estos eventos llevan existiendo desde hace más de cuatro años (puede que más pero digo cuatro porque sólo voy hablar de lo que se y de datos objetivos), ¿Porque no se ha puesto manos a la obra con un reportaje y una autoinvitación hace cuatro años? ¿No le preocupaban los clientes de estos eventos hace cuatro años o quizás no era lo suficientemente importante para escribir un artículo hasta el día de hoy?
Finalizado con mi introducción de preguntas a la periodista, voy a profundizar un poco en el tema de los llamados Party Boat como promotor de una de ellas que soy.
Para empezar a mi personalmente no me gusta el concepto Party Boat sino desde mi punto de vista se trata de una excursión marítima que por supuesto no voy a negarlo va dirigido más al público joven.
Dicho esto me gustaría aclarar que no todos los eventos de este tipo no son iguales. Me entristece que por culpa de otros a todos nos meten en el mismo saco, por lo que personalmente todo el esfuerzo y tiempo que esta invirtiendo mi empresa para mejorar el sector se puede ver debilitado por un artículo incompleto o una opinión pública mal informada.
En nuestro caso contamos con la colaboración de una empresa naviera que cuida hasta el último detalle de la seguridad del barco, así como, el cumplimiento exhaustivo de la normativa en vigor en cuanto al aforo máximo, cantidad de marineros por pasajeros, permisos en regla, etc…
Además nuestra empresa tiene firmado un contrato con una empresa externa de seguridad, la cual nos proporciona personal de seguridad que estarán presentes desde el primer momento que es el embargue hasta finalizar la excursión con el desembargue. Tenemos personal abordo con titulación de socorristas y se esta tramitando con una empresa de formación puntera el sector la realización de cursos específicos por parte de nuestro personal, para que así podamos dar la máxima calidad, profesionalidad y seguridad a nuestros clientes.
Quiero dejar bien claro que estas iniciativas no son impuestas por ninguna normativa sino que las realizo por propia decisión como promotor y empresario que soy. Siendo mi meta la de mejorar este sector para que los clientes se vayan contentos, haciendo su estancia agradable para que finalmente todos los sectores de Ibiza se vean beneficiados.
Les agradezco su tiempo dedicado a leer mi comentario y recuerden no todos somos iguales ni todo es lo que parece.
Embargue y desembargue?? Toma ya! Eso si que es tener experiencia en barcos!!! Es Embarque y desembarQue Sr. Joan!!
sr Josep !
Me alegro que a la segunda ha podido leer mi nombre correctamente. Menos mal que no es complicado que sino….
Es lo que tiene ser empresario en agosto, que te tocan hacer varias cosas al mismo tiempo y puedes tener algún fallo que otro.
De todas maneras intente leer el comentario una vez más ya que hay otros fallos. Así seguramente después de varias lecturas entenderá el contenido del texto que es lo importante.