La AMIPA de Can Misses, asociación de madres y padres de este colegio público del municipio de Ibiza, lleva desde el curso 2007-2008 reclamando para este centro un comedor escolar en condiciones.
Durante estos quince años, niños y niñas, además de monitores y personal de cocina se han tenido que apañar en un barracón aunque les dijeron en su día que era una solución provisional. Tres lustros después, hablar de provisionalidad «es ridículo», afirman los padres y madres afectados.
«En todos estos años ni los niños y niñas ni el personal ha trabajado con comodidad en estas condiciones, unas instalaciones, además, que carecían de hornos donde calentar la comida, así que a veces sucedía que la comida llegada a las doce y hasta las dos se enfriaba sin posibilidad de calentarla», explica a Noudiari el presidente de la AMIPA, Salvador Sanchís.
La demanda de un comedor en condiciones se vio, al menos, escuchada con el inicio de las reuniones en diciembre de 2020 con representantes del centro y de los padres con la Conselleria de Educación.
Les aseguraron que trabajarían para dotar al centro de un comedor en un emplazamiento estable y digno.
Finalmente, las promesas se han quedado muy lejos de lo esperado, ya que el nuevo comedor se va a instalar en lo que era un aula de psicomotricidad que no se va a acondicionar, al menos por el momento, y es completamente inadecuada para este uso, según denuncia la AMIPA y la dirección del centro.
Un espacio que no solo es muy caluroso (estos días la temperatura en su interior oscila entre los 30 y 35 grados) sino que tiene una acústica terrible (por los techos altos y las ventanas), de manera que enseguida se crea ruido y hay que elevar la voz.
El resultado es que, si hay varias personas hablando, el ruido va in crescendo hacia un caos sonoro total. «Imaginaos cómo será esto con un centenar de niños y niñas pequeños aquí hablando y comiendo, el problema que va generar a los monitores y maestros», explica Sanchís.
Así, en lugar de ser un espacio donde compartir un momento de descanso mientras los niños disfrutan de la comida, «se va a generar una situación de estrés evidente entre el calor y los gritos».
Así, lo único que va a aportar la Conselleria de Educación a este aula reconvertida en comedor son electrodomésticos, como los hornos para calentar la comida y otros, además de mesas y sillas, pero la intervención no irá acompañada de más acondicionamientos «muy necesarios», a juicio de madres, padres y directiva.
La directiva del centro educativo, encabezada por su directora, Marian Pou, apoya, da la razón y está al frente también de las reivindicaciones y deficiencias que expone la AMIPA y añade al problema del calor y de la acústica, «que el suelo es completamente inadecuado para un uso de comedor», ya que el material es tipo caucho y está pensado para un gimnasio y no para soportar derrames de líquidos o comida.
«Obviamente no presenta la misma higiene que un suelo de baldosa», añade la directora del centro. «Por lo que sabemos esta sala simplemente se va a convertir en un office instalando unos electrodomésticos, pero hace falta más para garantizar unas condiciones dignas de salud e higiene», añade.
Con respecto al calor aporta una prueba irrefutable: un termómetro que marca hoy miércoles más de 32 grados «y eso que el sol no pega de lleno porque está un poco nublado, «hay días en los que ha marcado 35 grados», añaden los representantes de padres y madres.
La sala sí tiene calefacción pero no aire acondicionado ni ventiladores, un problema al que se suma que las ventanas no se pueden abrir del todo para ventilar ya que solo permiten una apertura de 20 centímetros.
Para que los representantes del Govern (la competencia en este caso la tiene el Ibisec y la dirección general de Ordenación y Planificación de centros) y del Ayuntamiento (que apoya al centro en sus reivindicaciones) supiesen cuál es la realidad de este aula, les convocaron a una reunión en este emplazamiento. La gente se tuvo que abanicar durante toda reunión y más de uno acabó «con la camiseta empapada en sudor». Además, en cuando hablaban dos personas a la vez, se creaba una especie de reverberación acústica tremendamente molesta. «Insistimos en que se imaginaran a cien alumnos y alumnas en el comedor», añade Sanchís por su parte.
«Este no es el comedor que se merecen los alumnos y alumnas del centro; no es el comedor que merece esta AMIPA y este centro después de nada menos que 15 años reivindicando un comedor decente», recalca el presidente y portavoz del colectivo de madres y padres.
Ahora les dicen que este es solo un primer paso; una manera de tener un comedor listo para este curso y que, poco a poco, se irán implementando mejoras. «Después de 15 años de espera no nos lo creemos», indica la AMIPA. Algo en lo que coincide la dirección del centro: «queremos compromisos por escrito porque esta es una demanda histórica», afirma.
El centro sí tiene presupuestado para un gimnasio nuevo que copa la mayor parte de los 420.000 euros que recibirá el CP Can Misses de la Conselleria de Educación, pero progenitores y centro insisten en que la prioridad para ellos es tener un comedor decente.