“¡Contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido” (Bertolt Brecht).
En toda mi vida como empresario, jamás he asistido a una historia de injusticia e impunidad más insólita que la del Hotel Ushuaïa. Aunque algunos pretendan ignorarlo y hacer como si no existiera, es algo que por su magnitud no se puede obviar. Me refiero especialmente a todos estos políticos que hace una década deberían haber actuado y parado esta iniciativa, que se estaba desarrollando sobre la arena de la playa, acotando y privatizando espacio público para desarrollar una actividad clandestina durante tres veranos. Así la define el Ayuntamiento de Sant Josep en su clausura de dicha actividad, el día 28 de febrero de 2011: “La paralización de la actividad desarrollada se mantendrá mientras persista la situación clandestina”.
El siguiente paso por parte de Fiesta Hotels & Resorts, empresa titular de esta actividad clandestina, consiste en desarrollar una serie de actuaciones que dan lugar a los primeros pasos de una estructura de corte mafioso, enraizándola con la administración para la consolidación de una actuación ilegal. Con ese objetivo, se traslada la misma actividad de la arena al interior del hotel, que adopta el mismo nombre: “Ushuaïa”.
Esta situación tan irregular y absurda de complicidades, que cabalga desde el año 2011 hasta la actualidad, dará lugar más pronto que tarde a que la Justicia tome interés en esclarecer una inquietante trama de voluptuosidad administrativa.
De las fiestas ilegales y su clandestinidad celebradas en Platja d’en Bossa en 2011, a controlar en este 2022 todo el ocio diurno y nocturno que se celebra en la isla, el “Ocio de Ibiza”. Un paso de gigante que merece la reprobación social a esta empresa y también que los políticos y funcionarios que hayan intervenido en las decisiones adoptadas den cuenta de ello.
El último episodio de este sainete político-empresarial lo hemos conocido estos días, cuando se ha hecho público que el Tribunal Superior de Justicia de Balears ha tumbado el recurso de apelación presentado por el Ayuntamiento de Sant Josep, contra una sentencia de los juzgados de Palma que instaba al consistorio a tomar medidas frente a los excesivos niveles sonoros en Platja d’en Bossa. Los vecinos, pese a reunir abundantes sonometrías que demuestran que el Ushuaïa y otros establecimientos les roban su derecho al descanso, llevan años denunciando que el Ayuntamiento de Sant Josep ignora sus denuncias y permite al Ushuaïa seguir operando impunemente.
La reacción del alcalde a la sentencia fue decir que la impunidad era cosa del pasado, de cuando gobernaba el PP, y que ahora los agentes de la Policía Local actúan con el precinto provisional del equipo musical hasta que se acredita que se cumple la normativa. En bares pequeños, que no pertenecen a poderosos empresarios, se actúa y se precinta, pero al Ushuaïa no se le ha tocado un pelo nunca.
Esta misma semana, hemos sabido por Noudiari que los vecinos de Sant Jordi han vuelto a realizar sonometrías y que el Ushuaïa sobrepasa el máximo en 23 decibelios, situándose en 83; una barbaridad. Y ahí sigue abierto. Como siempre, se le permite actuar con unos niveles de impunidad que a los demás no se les tolera.
La historia del Ushuaïa constituye un relato de injusticia desde sus orígenes. Hoy ya nadie parece acordarse que, antes de instalarse en la terraza de la piscina del hotel, era un beach club en la orilla de Platja d’en Bossa. Allí, se cerraba la arena pública con catenarias, se cobraba entrada al público y el disc jockey Luciano celebraba sesiones, a pesar de que esta actividad constituía un abuso absoluto en suelo público y además sin licencia. En febrero de 2011, el Ayuntamiento de Sant Josep definió la situación de este beach club como “clandestina” y dictó una medida cautelar para paralizar su funcionamiento. Había celebrado fiestas tres veranos seguidos sin el menor contratiempo. Cuando por fin llego el momento de paralizarlo (en invierno, por cierto, cuando estaba cerrado), se ordenó dar parte de la decisión a la Asociación de Salas de Fiestas, que era quien había estado denunciando una situación tan irregular.
¿Qué hizo entonces Fiesta Hoteles? Abrir un hotel entero bajo el nombre Ushuaïa y desplazar la actividad de la arena a la terraza de la piscina. ¿No querías caldo? Pues dos tazas.
El Ushuaïa Ibiza Beach Hotel abrió sus puertas el 28 de mayo de 2011, a bombo y platillo, como el gran invento que iba a llevar a la isla a un nuevo modelo turístico revolucionario, vinculado al lujo. La fórmula de negocio del nuevo Ushuaïa quedó clara desde el principio: copiar los opening y closing de Space, que únicamente se celebraban dos días por temporada en el parking de la discoteca, con un permiso especial del Ayuntamiento.
La ilegalidad era tan descarada y evidente que aún no me explic0 cómo el Ayuntamiento no lo paró de oficio en las primeras 24 horas. En Ibiza no se podía hacer música al aire libre como ocurría en las discotecas de los sesenta, setenta y ochenta, pues se nos había prohibido y obligado a aislarnos acústicamente, con grandes inversiones. El Ushuaïa, pese a ser solo un hotel desde el punto de vista administrativo, de pronto metía a miles y miles de personas en la terraza de la piscina, les cobraba una entrada y, desde un escenario idéntico al de cualquier sala de fiestas, les ofrecía los mismos espectáculos, pero sin paredes, ni techos y, por supuesto, sin una licencia de actividad que lo ampara y con el IVA turístico del 10% (competencia desleal).
En el verano de 2011, cuando el alcalde Agustinet estaba de vacaciones, la videalcaldesa, Paquita Ribas, dictó una medida cautelar de precinto de las instalaciones, máquinas o aparatos no amparados en la licencia de apertura y funcionamiento del Ushuaia Ibiza Beach Hotel. A los pocos días, Agustinet regresó corriendo de sus vacaciones y paralizó esta clausura musical. Dijo a la prensa que aún no había decidido si ordenaría el precinto del Ushuaia, ya que esta posibilidad era el resultado de denuncias cruzadas entre establecimientos de ocio. No podemos actuar en caliente, dijo, permitiendo a un local completamente ilegal seguir adelante y poniéndolo en la misma balanza que a las discotecas legalmente establecidas y con sus correspondientes licencias de actividad.
Con la aprobación de la Ley Turística de 2012, llevada a cabo por el conseller popular Carlos Delgado, ex alcalde de Calvià y amigo íntimo de Matutes, que ya le había permitido organizar fiestas exteriores en sus hoteles de Mallorca concediéndole permisos especiales, se estableció que los alojamientos, restaurantes, etcétera, pueden realizar actividades complementarias sin necesidad de licencia específica para dichas actividades. Esa puerta de entrada a una situación de indefinición jurídica, cuando hasta entonces estaba perfectamente claro qué se podía y no se podía hacer en materia de espectáculos musicales, dio alas al Uhsuaïa, que se ha aferrado a ella todos estos años para defender la supuesta legalidad de su competencia desleal. Ello, pese a que la actividad como sala de fiestas que realiza es claramente principal y no complementaria.
Para ello y con el objetivo de defender sus intereses y beneficiarse del caos generado por la nueva ley turística, Matutes puso en marcha la Asociación Ocio de Ibiza, incluyendo en ella a todos los establecimientos que operan sin licencia con actividades complementarias que son descaradamente principales, destrozando todo el ecosistema del ocio nocturno. El objetivo, quitar fuerza y protagonismo a la Asociación de Salas de Fiestas de Balears, que comenzó a denunciar su actividad ilegal en el beach club y posteriormente en el hotel. Así, hasta poder hacerse con la directiva de dicha asociación, a través de su socio en Mallorca, el polémico empresario Bartolomé Cursach. Desde entonces, Ushuaïa ya no recibe denuncias en nombre del sector del ocio nocturno.
Con este surtido de estratagemas y partiendo de una mera declaración responsable, Ushuaïa ha ido incrementando su aforo, elevándolo, en cifras redondas, de 4.000 personas a 8.000 en el registro de actividades del Consell Insular d’Eivissa, que también se lo ha tolerado sin poner una sola traba, gobernando unos y otros. Es decir, sin una licencia de actividad, al Sr. Matutes se le ha dejado montar una discoteca para 8.000 personas, al aire libre, aunque amargue la vida a todos los vecinos de los alrededores.
Durante el pasado verano, cuando las discotecas tenían prohibido abrir sus puertas por la pandemia, el Ushuaïa sí se puso en marcha. Al no operar con licencia de discoteca, pudo hacerlo y las autoridades se lo permitieron. Se inventó el famoso palmeral, donde se celebraban fiestas y baile cada noche con dj’s internacionales, precintando los teléfonos a los clientes para que no grabaran el desatino y subastando las mesas delanteras a 20.000 euros. Desde Space denunciamos lo sucedido ante diversas administraciones y el Ayuntamiento de Sant Josep, al que no le constaban estas fiestas a pesar de que sabía de ellas toda Ibiza, nos respondió además que Ushuaïa tiene un “título habilitante” para llevar a cabo la actividad que desarrolla. Aún sigo tratando de discernir que significa esta nueva categoría de autorización o permiso, pues el denominado “título habilitante” no existe como actividad ni aparece en el ordenamiento sectorial de actividades recreativas u otro reglamento que afecte al ocio, pero incólume a la ley del Govern Balear reguladora de las prohibiciones de actividades durante el Covid 19.
Acabamos de ver dimitir a Boris Johnson por sus fiestas ilegales en Downing Street, pero en Sant Josep no dimite nadie por las del palmeral del Ushuaïa, cuando el resto de establecimientos de ocio nocturno no pudieron trabajar.
Volviendo a la cuestión de los ruidos, que van a llevar a los vecinos a denunciar al alcalde de Sant Josep por vía penal por su inacción, queda otra cuestión por aclarar. La música, a partir de un exceso de decibelios, es nociva para la salud y el medio ambiente. Sin embargo, también es cierto que, a mayor cantidad de decibelios, más se incrementa la excitación y el ansia de consumir en el público. Esta música con un exceso de volumen, destinada a impulsar el consumo y generar mayores beneficios, solo puede calificarse como música de contrabando.
El Ushuaïa, en definitiva, ha elevado el caciquismo en Ibiza a un nuevo estatus que hay quien ya no duda en calificar de “mafia”. En todo caso, representa un vergonzoso fraude de ley y la mayor tara empresarial en la historia contemporánea de la isla.
Por Pepe Roselló
Mientras no se presente la denuncia por prevaricación contra el alcalde de San José, todo queda en NADA.
L mismo ocurre con (Amnesia )y su»discoteca «Cova Santa .Abierto l año pasado cada noche como «restaurante » pero en realidad funcionando de discoteca . Da risa. Y ahora mismo ,como cada noche ,la música chumbacbumba suena hasta Km3 .y casa llega al pueblo de San Jose .No entendemos el nulo accion de parte del ayuntamiento de San Jose .Deve ser sordos .Pobre vecinos que viven al lado ,en medio de zona rústica
PREVARICACION
Encima tenemos que estar agradecidos de la «riqueza» que generan ( no se donde ni a quien) pero que reparten en Holanda.
No es pot dir mes clar..MAFIA.
Tenemos lo que nos merecemos.
Y todo por «por cortesía» del partido socialista de de ibiza pq al PP y lo tienen
Si es ilegal, en Sant Josep es normal!
Los pequeños empresarios, bares y restaurantes en ruina por el cambio de horario que ha propiciado el Ushuaia…, y ahora resulta que es ilegal. Vaya tela.
Muy bueno el artículo. Pepe, estas que te sales.
El que le quitaba las cámaras a sus clientes, obligándolos además a pagar por ello, hablando de cámaras de teléfonos precintadas . El que habla de ruidos de Ushuaia y molestias a vecinos no se acuerda ya de su terraza , de los muertos en el parking por sobredosis -LO HE VISTO YO CON MIS PROPIOS OJOS- , o de sus clientes haciéndose rayas de farlopa en los capós de los coches aparcados en plena calle junto a Space. Pepe es patético, pero los palmeros que leo en los comentarios no os quedáis atrás.
El Puerto de ibiza (y media isla) en ruïna, Los pequenos empresarios no sobreviven des-de que Ushuaia Le dio la vuelta al horario. Y ahora resulta que no tienen licencia de apertura y es ilegal. Flipante..,., hagan algo por favor.!!
Si fuera ilegal ya estaría cerrado hace años. Otra cosa es que haya encontrado una grieta en el sistema para permanecer abierto. El Puerto está en la ruína gracias al estrangulamiento del tráfico y de las plazas de aparcamiento propugnadas por el PSOE y los podemitas , y por la destrucción de Vara de Rey como centro social de Vila . Ahí no hay quien entre como no sea en helicóptero , te pongas como te pongas…y eso no es culpa de Ushuaïa. Por lo que yo veo, y soy empresario con relaciones con múltiples empresarios, eso de que media isla está en la ruína lo dirás por los que no sois capaces de ganaros la vida por vosotros mismos. La isla está llena; demasiado.
no entiendo tan odio para matutes llevaste space para anos abierto 24/24 con todos tipo de drogas y flipados y ahora todos los dias acusas a tu companero de ser illegal, porque no te miras al espejo?